Miércoles 30 de enero de 2002

 

Maestros de Choele darán clases en la Antártida

 

Dos docentes rionegrinos que ahora viven en Río Grande junto con sus cuatro hijos se harán cargo por un año de la escuela más austral del mundo. Blancanieves y Christian darán clases en la única escuela ubicada en la Antártida, la Nº 38, en la base Esperanza. Por un año serán los únicos civiles en todo el continente blanco. Fueron seleccionados tras una dura compulsa.

  CHOELE CHOEL (AVM).- Más allá de donde se funden los dos océanos más importantes del mundo, a fines de marzo dos rionegrinos comenzarán con una experiencia única.
En esa época Blancanieves Torrecilla (36) y Christian Rodríguez (33), dos docentes nacidos en Choele Choel, comenzarán a dictar clases en la escuela más austral del mundo, la provincial Nº 38 "Pte. Julio Argentino Roca", instalada en la base Esperanza en la Antártida. Durante un año vivirán en el continente blanco y serán los únicos civiles de todo ese vasto territorio. Irán acompañados de sus cuatro hijos: Julieta de 12 años, Manuel, 9, Joaquín, 4 y Candelaria 2 .
Pero a ellos no los asusta el desafío. Al contrario sus rostros dejan entrever cierta emoción cuando cuentan las anécdotas que han escuchado de maestros que han estado en ese lugar.
La escuela fue creada en el año 1997, con varios objetivos: reafirmar la soberanía en el lugar y dictar clases a los hijos de los militares que viven en la base.
Blanca y Christian relataron como surgió la idea de anotarse, explicando que "después de una selección se manda una pareja de docentes para que se hagan cargo de la escuela. Y nosotros veíamos como se daban las cosas, pero siempre surgía algo, o yo estaba embarazada o los chicos eran bebés. Y tenés que tener las condiciones mínimas como para que la familia pudiera ir. Ahora se dieron y nos anotamos".
Christian agrega que "teníamos compañeros de trabajo que ya habían ido y les preguntábamos cómo había sido".
En la base Esperanza, al norte de la conocida base Marambio, sólo vivirán hasta fines de este año o principios del 2003, ocho familias incluyendo la de Christian y Blanca. "Es -sostienen- la única base en toda la Antártida que tiene familias y tiene escuela".
La pareja dejó la provincia de Río Negro en el "95 y se radicó en Río Grande, donde las condiciones climáticas son también bastante crudas. Así mencionan a coro que se han acostumbrado a la nieve, al frío, a caminar por calles que parecen de hielo, al viento. Y después de meses de preparación, de estudio, ya conocen algo de cómo será la vida en la Antártida. "La escuela es un poco el eje de la comunidad. Allí los chicos tienen casi todo, una biblioteca importante, una videoteca. Hay un patio cerrado con juegos, computadoras con internet", sostiene Christian.
El trabajo no va a variar del que han venido desarrollando hasta ahora, sólo cambiará el ritmo de vida. "Creemos que es una posibilidad que se da una sola vez en la vida", indican.
Las clases en la escuela sólo se suspenden en caso que el jefe de base considere que las condiciones climáticas no permiten que los chicos vayan hasta el colegio. Pero aun a pesar de esto las clases continuan en la casa. Blanca, que estará a cargo de la dirección mencionó que "las computadoras están en red por lo que igual se dictan tareas. Pero no sólo se dan clases en la escuela, sino que cuando las condiciones del tiempo lo permiten se les va a enseñar a los chicos esquí y otras actividades".
Christian será el profesor de música. "Ya mandamos varias cajas con instrumentos musicales", dijo. Como músico-artista, que intervino en grupos importantes de la zona como "Contrapunto" sostiene que será una experiencia inolvidable.

No hay armas ni "corralito"

CHOELE CHOEL (AVM).- Cuando la familia Rodríguez pise suelo antártico se encontrará en un lugar donde el armamento no tiene ningún valor. Una rara excepción en este mundo conflictivo.
La Antártida es desde 1959, cuando se firmó el tratado entre todos los países que reclaman derechos sobre ese territorio, un lugar donde está prohibido el uso de armas. Así lo menciona el artículo primero de ese tratado. Por el mismo tratado se da la posibilidad que sean tropas militares las empleadas para realizar tareas científicas. Así muchos países deciden mandar militares sobre todo por las condiciones climáticas y porque, a excepción de la base Esperanza, en el resto de los asentamientos son hombres solos los que viven.
Se piensa que están más adaptados a poder vivir en ese duro terreno, donde la disciplina cumple un rol muy especial.
Blanca y Christian sonríen pensando que por un año se olvidarán de los conflictos de la Argentina, porque allí la moneda no existe, ni el corralito, ni la política. "Creemos porque nos han contado que volver luego a las ciudades te produce todo un shock, porque te acostumbrás a convivir siempre con las mismas personas. Así que cuando volvés cualquier amontonamiento de gente te marea", sostuvo Christian.
La familia Rodríguez partirá el 22 de marzo y retornará a mediados de diciembre o principios de marzo, según las condiciones del clima. La base Esperanza no cuenta con demasiada comunicación con el exterior. "Esperanza tiene una particularidad, es una base que está un poco aislada. Porque no tiene vuelos fluidos, porque no hay pista de aterrizaje. Y la comunicación que nosotros tenemos con la base Marambio, que es donde baja el avión Hércules con los suministros, es a través de un avión que tiene esquíes y aterriza sobre el glaciar que hay en Esperanza", explicó Christian.

El camino comenzó con una dura preselección

CHOELE CHOEL (AVM).- Blanca y Christian nacieron en Choele Choel, estudiaron en la zona y dieron clases durante varios años en la región. Pero decidieron emigrar en 1995 en busca de nuevos horizontes. En poco menos de dos meses partirán hacia la Antártida, primero hasta la base Marambio, y desde allí en avión o en barco hacia la base Esperanza. Aun cuando sólo 120 km. separan a cada base el viaje en rompehielos dura tres días.
Para poder acceder a dar clases en el lugar debieron sortear una larga serie de selecciones. Al principio del año pasado se anotaron junto a otras 50 familias para conocer el orden de mérito que les daba el ministerio de Educación de Tierra del Fuego. De ese listado sólo las primeras 10 familias tendrían posibilidades. Ellos quedaron en el décimo puesto. "Dijimos ya está, otra vez será. Pero ahí empieza lo más fuerte. Las entrevistas personales, las averiguaciones, cómo sos como pareja, como familia, como vecino, como maestro", relató Blanca.
"Después que hacen todas las investigaciones, dejan a dos familias", agregó. "Así que un día nos llaman y habíamos quedado. Nos queríamos morir".
"Entonces nos llevaron a Ushuaia, a las dos familias, y trajeron a las siete familias de los militares que están designados a ir. Y convivimos con ellos durante una semana. Allí, después de una semana el jefe de base le dijo a la ministro de Educación cuál le parecía que era la familia que mejor se podía adaptar al grupo", subrayó.
Esta es otra instancia de selección, denominada "curso de adaptación para la convivencia antártica 2002". "No vale nada fingir porque no vas a poder fingir un año. Así que tenés que ser como sos. Porque además vas compartir un año con todos ellos", dijo. Una vez que se hizo esto vinieron los estudios médicos. "Estuvimos un mes y medio haciéndonos estudios, los seis. Son una lista interminable de análisis porque es para algo tan específico que te los hacen a conciencia. Tenés que estar 10 puntos", dijo Christian. Luego, a fines del año pasado se conoció el resultado final y llegó la hora de partir.

Foto: Christian y Blancanieves tendrán a su cargo por un año la única escuela que hay en la Antártida, una experiencia inolvidable.

   
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