Domingo 13 de enero de 2002

 

Colombia: última chance para salvar el plan de paz

 

El negociador de la ONU realizaba anoche la última gestión ante la guerrilla de las FARC para lograr un compromiso que levante el ultimátum del gobierno. Temor entre los civiles.

  LOS POZOS, Colombia (Reuters) - Colombianos residentes en un enclave desmilitarizado se preparaban ayer para iniciar un éxodo si el enviado de la ONU y la principal guerrilla izquierdista fracasan en su intento por salvar el proceso de paz antes de que venza el ultimátum del gobierno.
El enviado de las Naciones Unidas, James LeMoyne, comenzó una segunda ronda de conversaciones con los negociadores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en un último esfuerzo por revivir la agónica negociación que de romperse llevaría al país a una agudización de su conflicto.
"Hemos pasado el día de ayer y la noche en discusiones muy constructivas. Vamos a seguir trabajando, esperamos tener noticias más tarde. Trabajamos con espíritu muy constructivo y creo que vamos para adelante", aseguró LeMoyne en declaraciones a la prensa antes de iniciar el nuevo encuentro.
El funcionario de la ONU y la guerrilla tenían hasta ayer para llegar a un acuerdo que permita mantener la negociación, cuya ruptura fue declarada por el presidente Andrés Pastrana esta semana. De no lograr la reanudación del proceso, las FARC tendrán 48 horas, hasta el próximo lunes, para replegar a sus combatientes de la zona desmilitarizada de 42.000 kilómetros cuadrados, del tamaño de Suiza.
Pero líderes rebeldes advirtieron que en esa situación sólo saldrán de los cinco pueblos ubicados dentro de la zona y que seguirán, como históricamente lo han hecho, controlando las apartadas sabanas y tupidas selvas.
El segundo día de la reunión entre LeMoyne y los rebeldes se realiza en un ambiente de moderado optimismo entre las partes, en medio de un sofocante calor y en una cabaña construida con madera y paja, a escasos metros de un grupo de periodistas que esperan ansiosos el desenlace. Guerrilleros con uniformes verdes, fusiles AK-47, pistolas y granadas en sus cinturas, vigilan discretamente los alrededores del sitio de la trascendental cita.
La expectativa es generalizada en el enclave y entre las casi 120.000 personas que residen en esta zona -que el gobierno le cedió a las FARC en 1998 para facilitar los diálogos- esperan noticias por la radio y la televisión. "Siempre a uno le da miedo. Si se rompe la negociación, yo me iría porque tengo esposa y dos hijos, y de pronto vienen y lo matan a uno", declaró un hombre de 32 años, mientras despachaba en un almacén de víveres que funciona en una casa de madera y tejas metálicas.

Estalla una bomba

A unos 50 kilómetros al norte del enclave, en la localidad de Granada, estalló el sábado en la tarde un coche bomba que dejó 16 heridos, entre ellos dos niños y cinco mujeres, según informó el médico del hospital municipal, John Chica. Pese a que este tipo de atentados son muy comunes en todo el país, la explosión del coche bomba, estacionado frente a un conjunto residencial y un batallón militar, aumentó la zozobra y el temor de la población, que ya había sido víctima del estallido de otro vehículo hace dos semanas. Los habitantes de esa zona agrícola y ganadera del sur de Colombia temen que después de la ruptura del diálogo entren a la zona escuadrones paramilitares de ultraderecha, que combaten a la guerrilla y a sus colaboradores. "Si el ejército llega, acá también llegan los paramilitares; ellos acaban con familias enteras", afirmó Johana, de 25 años, madre de tres hijos.

Caso Enron amenaza con transformarse en escándalo para Bush

NUEVA YORK (ANSA) - Las investigaciones y revelaciones sobre el caso Enron continúan espesando el cielo de Washington, como una nube que amenaza con una tempestad, ya que están surgiendo nuevos elementos sobre las relaciones peligrosas de la administración Bush con el coloso de la energía eléctrica, que con su derrumbe ha dejado un tendal de damnificados.
Para el gobierno de George W. Bush el caso Enron podría convertirse en un escándalo similar al que soportó su antecesor Bill Clinton con los episodios del Whitewater y el Sexgate. El Congreso, la agencia de vigilancia de la actividad bursátil (SEC) y la secretaría de Justicia aceleran mientras tanto las investigaciones sobre la más ruidosa bancarrota en la historia de EE.UU.
El Congreso puso a trabajar a ocho comisiones, una de las cuales ya cursó 51 citaciones dirigidas a los directivos de Enron y de la compañía auditora Arthur Andersen, además de demandar toda la documentación vinculada con la bancarrota de la empresa energética.
El ministro de Justicia, John Ashcroft, se excusó en esta investigación, debido a que recibió de Enron 25.000 dólares de financiamiento para su campaña electoral, antecedente que lo ha puesto en una crisis de credibilidad por sus presuntamente estrechas relaciones con el gigante energético. Enron fue uno de los mayores patrocinadores electorales del presidente Bush y también de su padre, pero al mismo tiempo aportó fondos a las campañas de unos 250 congresistas entre 1989 y 2001, tanto republicanos como demócratas.
Es por eso que varios grupos de presión, accionistas y pensionistas damnificados, junto con observadores políticos, reclamaron a través del diario Los Angeles Times que se designe a un juez independiente para investigar la bancarrota de la compañía. La Casa Blanca insiste en que no hizo "ningún favor" a Enron, declarada en quiebra el 2 de diciembre pasado, pero la prensa reveló la amistad del presidente Bush con uno de sus directivos, Kenneth Lay, entre otros elementos de juicio que complican al actual mandatario republicano. Más aún, la administración Bush debió admitir que mantuvo un alto contacto con los directivos de la empresa en los días previos a su derrumbe.
A partir de estas relaciones, los damnificados y el periodismo reclaman ahora que la Casa Blanca difunda un informe completo sobre la relación entre el gobierno de Bush y Enron.
Según las revelaciones conocidas hasta ahora y que resultan siempre explosivas, el vicepresidente Dick Cheney y los directores ejecutivos de la empresa Lawrence Whalley y Kenneth Lay, en las semanas previas al 2 de diciembre mantuvieron contactos con al menos tres secretarios de Estado: Paul OƔNeill (Tesoro), Don Evans (Comercio) y Spencer Abraham(Energía).
Al margen de estos funcionarios, es el subsecretario del Tesoro, Peter Fisher, quien se encuentra bajo todos los reflectores. Sucede que el Tesoro admitió que Fisher recibió un pedido expreso de Enron para que el gobierno acudiese en un ayuda con un plan de salvataje.
Kenneth Lay justificó esa demanda con el argumento de que Fisher activó un procedimiento similar en 1998 en el salvataje del Fondo Long Term Capital, cuando era gerente de la Fed de Nueva York.
En esta ofensiva de lobbies intervino también Robert Rubin, ex secretario del Tesoro de Clinton, quien habría ejercido presiones sobre Fisher. Los intentos de Rubin por forzar una ayuda in extremis también tenían motivos que no eran precisamente filantrópicos: en la actualidad es directivo del grupo bancario Citigroup, acreedor en varios millones de dólares de Enron.

Cineasta pudo grabar el horror de los atentados

Washington (EFE/ DPA).- Un cineasta francés grabó el horror de los atentados del 11 de setiembre en Nueva York en una cinta de video que hasta ahora no se ha hecho pública, informó ayer el diario "The New York Times".
La filmación muestra cómo uno de los aviones se estrella contra la torre norte del World Trade Center, así como las transmisiones de radio en las que se dieron las órdenes para evacuar los rascacielos después de que un segundo avión impactase en las torres.
Además, se ven imágenes de cuando los edificios se derrumbaron, de gente chillando y de los rostros ansiosos de hombres que minutos después morirían.
Hasta la fecha sólo se ha visto una breve parte de las imágenes en las que el avión se estrelló contra la torre norte, pero lo que nunca se ha visto es el resto de esta grabación de 90 minutos, según el "Times". El realizador, el francés Jules Naudet, se encontraba rodando a un grupo de bomberos en la parte baja de Manhattan. El director dijo que quería convertir la cinta en un documental y entregárselo a las familias de las víctimas.
En tanto, el Departamento de Defensa de EE. UU. recuperó cinco de los siete cadáveres de los infantes de marina que participaban en la campaña de Afganistán y que murieron esta semana durante un accidente aéreo en Pakistán, informó ayer.
Los militares murieron el pasado miércoles a bordo de un avión KC-130 de aprovisionamiento de combustible que se estrelló contra una montaña cercana a la base aérea de Shamsi (suroeste de Pakistán). Los cadáveres serán trasladados a la base aérea de Dover (Delaware) y que se prevé su llegada para hoy.

     
     
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