Domingo 13 de enero de 2002

 

Una multitud los despidió en el balneario neuquino

 

La travesía náutica más larga del mundo convocó a 101 embarcaciones.

  NEUQUEN (AN).- Con el balneario Río Grande repleto de gente, Neuquén despidió ayer a los palistas que iniciaron una travesía de una semana por el río Negro.
El reloj marcó las 15.40 cuando se escuchó el silbato que indicaba que la Regata del Río Negro estaba en marcha.
Inmediatamente un cerrado aplauso del numeroso público que estuvo sobre las orillas del río le dio el marco al inicio de la tradicional competencia, la más larga del mundo.
Uno de los mejores lugares para ver la largada fue el puente que está a la salida de la primera curva. Pero "por razones de seguridad" el acceso al lugar fue cerrado, por lo que la gente se tuvo que conformarse con verlos pasar desde abajo.
Aquellos que fueron a refrescarse al Río Grande, tuvieron que esperar hasta que se fuera la última embarcación, cerca de las 16.20, para poder disfrutar del agua y paliar el agobiante día.
La largada de la carrera se realizó por categorías y con los botes ubicados a 45 grados. Finalmente fueron 101 las canoas que tomaron parte de la competencia. A último momento hubo dos deserciones: Elías Rodríguez-Miguel Arellana (iban a competir en la categoría K2 Senior) quienes representaban al club Quimey de Viedma; y Hugo Corbalán (en K1 Seniors) del club Nautico La Rivera, quien se descompuso antes de largar.
Los minutos previos al comienzo de la competencia fue todo nerviosismo. Los palistas se dedicaron ultimar detalles en los botes, y aprovecharon para alimentarse con frutas de distintas clases. Hasta alguno de los más experimentados (y que pidió que no se publique su nombre) reconoció por lo bajo: "Me tiemblan las piernas".
A diferencia de años anteriores, en esta oportunidad los ausentes fueron los funcionarios de turno. En esta edición no hubo discursos ni funcionarios tanto de la provincia de Neuquén como de Río Negro.
Uno de los expectadores de lujo fue el ya retirado atleta Tranquilino Valenzuela. "Vine a acompañar a Labrín.. Me dijo que este año llega mucho mejor que en el 2001, así que seguramente estará entre los de punta", aseguró Tranquilino, junto a su amigo.

• Rompió el remo en la largada: La gran cantidad de botes en la largada hizo que haya algunos roces entre los competidores. El poco espacio hizo que el bote de Héctor Acuña se diera vuelta a metros de haber largado. Encima cuando quiso retornar a la posición rompió el remo. Pudo conseguir otro y seguir la carrera, pero con alrededor de 10 minutos de desventaja.

• Una K4 invitado: El K4 integrado pro Pascual Orellana, Imanol Reyes, Carlos y Marcelo Cabarru largó en último lugar, pero por fuera de la clasificación porque en esta edición no se corre en esa categoría. Representan a la Escuela Municipal de Remo de Lamarque y dijeron que harán el mismo recorrido que el resto de los competidores.
• Duraznos: Para ir administrando las energías a lo largo del recorrido varios palistas optaron por llevarse varios latas de duraznos al natural. Eso sí, en bolsitas de nylon para no perder tiempo en abrirlas.

• Lamentable: No todo fue color de rosas en la apertura de la regata. Durante la instalación del campamento central de la prueba en el balneario neuquino y pese a la constante vigilancia que había en el lugar, los amigos de lo ajeno se hicieron presentes.
En la oportunidad los malvivientes eligieron el búnker de la delegación de Entre Ríos y, aprovechando un descuido de los integrantes del grupo se llevaron varias pertenencias de los competidores. Entre lo que sustrajeron habían documentos del jefe de la delegación, José Ramos, y todo el dinero y tarjetas de créditos que tenían para solventar los gastos de la competencia.
La desesperación cundió en los entrerrianos ya que veían dificultada su continuidad en la travesía. Pero no fue así, ya que tanto los organizadores, como competidores y aficionados prometieron darle una mano para que sigan en carrera.
Sin duda uno de los gestos solidarios que siempre muestra la regata.

Para tener en cuenta

Es sabido que el paso o la llegada de la Regata por los distintos puntos siempre acapara la atención de los aficionados a los deportes náuticos. Por eso ayer a lo largo de la primera etapa se pudo observar en los balnearios del Alto Valle a muchas embarcaciones a motor y a remo esperando a los competidores.
Sin duda una característica de esta travesía, pero hubo momentos de incertidumbre cuando se navegaba en sectores muy cercanos al paso de los palistas.
En Roca, por ejemplo, tanta desesperación por ver de cerca a los botes que las embarcaciones pusieron en peligro con el oleaje el paso de los kayacs. Esto motivó que los organizadores tuvieron que advertirles en varias oportunidades por lo lugares donde podían navegar. Un caso fue debajo del puente del Paso Córdoba, donde a un particular se le dio vuelta el kayac y debió ser socorrido por una embarcación de los organizadores para evitar males mayores.

   
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