Lunes 14 de enero de 2002
 

Un momento de cambio para el museo de Roca

 

Clorindo Testa hará un anteproyecto para el Juan Sánchez.

 
ROCA (AR).- ¿Cuándo es el mejor momento para empezar un proyecto?, preguntó "Río Negro".
-Escuché decir por ahí, que cuando a uno se le ocurre...
-Ese es un sueño romántico...
-Sí, más allá esta situación, ¿por qué no hacerlo ahora?
Sin temores, porque para soñar sólo hay que animarse aunque el asfalto sea cada vez más duro. Y cuando los caminos están cercados de este inminente esquema socioeconómico, un sueño quiere dejar de serlo.
El director del museo municipal "Juan Sánchez" de Roca y licenciado en Pintura, Eduardo Guevara dio a conocer a este diario que el reconocido arquitecto y artista Clorindo Testa será el autor (donará sus honorarios) de un anteproyecto para reformar el edificio del museo, que hoy casi no puede exhibir sus colecciones permanentes por falta de espacio. La nueva construcción que por ahora puede germinar desde un bosquejo pretende convertirse en uno de los polos de atracción de la ciudad; el currículum de Testa en proyectos edilicios se caracteriza por un marcado impacto visual de la fachadas, desde el punto de vista del color y con una estética moderna, inusual y creativa, trabajada con materiales muy simples y económicos. Basta sólo echar una mirada atenta a la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, el Banco de Londres y América del Sur, el Hospital Naval y el Centro Cultural Recoleta para entender porqué es uno de los arquitectos mejor considerados en el mundo.
El edificio roquense pretende ganar en altura, triplicar su espacio de exposiciones, sembrar un espacio verde y cambiar el perfil de la zona céntrica, en la esquina de Villegas y Sarmiento. Si en el transcurso de los dos años siguientes las gestiones para atraer capitales llegan a buen puerto, en el 2003 cuando el museo cumpla 20 años, será tal vez el que más se acerque en la Patagonia a los requisitos de la museología.
El anteproyecto será estudiado por Testa durante el verano, aunque la corrección definitiva de los planos estará en manos del arquitecto Daniel Flores de la Fundación por el Desarrollo del Sur. Además la dirección del museo trabajará en varias áreas con un cuerpo consultivo ad honorem con mayor eficiencia.
Actualmente, las 200 obras que conforman la colección no pueden ser apreciadas por el público. Tal vez pocos conozcan que "Las Montañas Rojas" de Luis Felipe Noé están estancadas, mudas, esperando que el tiempo para salir nuevamente a la luz.
El "Juan Sánchez" es un museo que alberga un tesoro escondido, en lo que se refiere a obras donadas por artistas regionales y nacionales, pero carece de una estética conceptual. Este rasgo no lo hace diferente del resto de las construcciones de la ciudad, por eso muchas veces pasa inadvertido para los turistas, visitantes ocasionales y hasta los vecinos menos informados.
-¿Qué condiciones tendría que reunir el edificio para que no se superpongan la colección con las muestras temporarias?
-Contar con dos espacios: uno para muestras permanentes y otras para temporarias, el espacio es cada vez más exiguo porque la colección crece constantemente. Ortega Castellano, por ejemplo, ofreció una obra importante que se llama La Conquista del Desierto, y que tiene 9 x50 metros en varios paneles. El deseo permanente de los artistas es entrar en la colección pero no tiene sentido si el público no la puede apreciar. Por otro lado, tenemos toda la programación de ocho muestras al año. En algunas de ellas pueden coexistir la muestra y la colección si llegan a diez obras pero cuando es más grande se hace más difícil.
-¿Cómo hacen otros museos para proteger las obras del deterioro y el paso del tiempo?
-Todos los museos en Argentina están en crisis por el espacio de los depósitos. Habría que contar con uno climatizado para las obras de hasta 1,50 x 1,20 metros con un sistema de parrillas corredizas. De esta manera, los cuadros quedan colocados como si fuesen libros de una biblioteca. Además tenemos que armar la Sala de Artistas Patagónicos y otra de precursores de General Roca. La muestra permanente se podría diagramar en varias secciones: Precursores, artistas patagónicos y artistas nacionales.
-Es una cuestión de imagen, tener la casa ordenada como cuando vienen visitas, una buena impresión sería acertada.
-Sí, creo que con la actividad cultural y el nivel de los críticos que ha visitado el museo, la ciudad merece que las obras se puedan exhibir dignamente y el edificio sea el adecuado.

Adriano Calalesina

Un lugar donde encontrarse

-¿Cuál es la importancia que una ciudad tenga un museo?
-Hay un caso paradigmático, aunque no es de la Argentina. Es el Museo Guggenheim de Bilbao en España. Era una ciudad industrial y gris que pocos migrantes se atrevían a pisar. Cuando se construyó el edificio, con su sola presencia cambió la historia de la ciudad. Las costumbres de la sociedad fueron mutando y generó aperturas económicas y cambios políticos. Ese es un gran ejemplo que habla de que con una inversión en cultura se puede hacer que la gente se detenga en una cuidad y que se beneficie y se desarrolle.
-¿Qué representaron los museos en el inconsciente colectivo en las distintas épocas?
-El museo en su concepción actual abierto al público nació con la Revolución Francesa cuando los revolucionarios decidieron abrir el Louvre. Ese fue el germen revolucionario democrático de los museos. Pasó lo mismo en Rusia, en la Revolución del 1917 cuando se abrieron los palacios de los zares.
-¿Y ahora, qué pasa con ese espíritu?
-El museo moderno es un lugar de reunión y de encuentro. Tiene mucho que ofrecer a la sociedad y al visitante. Las cosas fueron cambiando mucho desde que el museo era un lugar para mirar cosas. Ahora el fin es formar una colección, cuidarla y exhibirla al público. Pero además los museos generan eventos que atraen gran cantidad de gente y con la oferta cultural, con un buen guión museológico.
-Más allá de esa función manifiesta de mostrar cosas parece como que en estos tiempos el museo es efectivamente "un lugar", contraponiendo el concepto del sociólogo Marc Argué.
-Son encuentros con el otro, y con la memoria de la sociedad. En el caso de que abran sus alas a proyectos nuevos y artista jóvenes -que se han de llamar voces emergentes- es también una apuesta a futuro. Hay que buscar ese equilibrio, entre conservar la colección pero que también que se ofrezca un buen espectáculo, que la gente se sienta bien, con salas acondicionadas, que no encuentren gente tomando mate ni una radio encendida en la recepción, que tenga visitas guiada... algo serio pero familiar. (A.C.)

   
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