Sábado 29 de diciembre de 2001 | ||
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Un inválido y un sordo atienden al público |
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Los dos trabajan en la sensible oficina de Atención al Contribuyente del municipio neuquino y hasta el momento la experiencia sólo tiene visos positivos. |
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NEUQUEN (AN).- Por los mostradores de la dirección de Atención al Contribuyente de la municipalidad de Neuquén pasan unas 500 personas por día. Del total, entre 40 y 50 lo hacen para presentar alguna queja o elevar un reclamo. Se trata de un lugar sensible, donde -por sobre todo- hay que exhibir la mejor predisposición. Y sacudirse rápido y lanzar lejos el estigma con el que cargan la mayoría de los empleados públicos. El lugar, está claro, no es para cualquiera. "El contacto con la gente es muy importante. Y si se trata de alguien con algún tipo de discapacidad la tarea se vuelve más interesante o más importante porque uno lo entiende mejor", afirma sonriente Fabián Lamuroux desde su silla de ruedas eléctrica: en la que permanece semirecostado en forma permanente. Lamuroux tiene 35 años, es experto en informática, y uno de los encargados de atender las quejas de los vecinos, muchos de los cuales no llegan regalando sonrisas. El muchacho de peinado prolijo y sonrisa amable padece una discapacidad física del 70 por ciento luego de ser alcanzado por el último coletazo de la epidemia de parálisis infantil en 1971. Fabián, desde aquel sablazo, sólo puede moverse en su silla de ruedas. Pero la parálisis no es un término que encaje en su personalidad. Desde hace seis meses, Lamuroux es empleado contratado de la municipalidad de Neuquén y una suerte de socio de Jorge Recalde, un zapalino de 30 años sordo de nacimiento, que también trabaja en Atención al Contribuyente. Recalde llegó hace apenas dos semanas a la comuna neuquina y ya está completamente adaptado a su lugar de trabajo. Con la seguridad laboral también llegó una decisión: se casará a fines de febrero, aunque por cábala no quiere decir la fecha en que se unirá con Alejandra, su novia. El muchacho, presidente de la Asociación de Sordos e Hipoacúsicos de Neuquén lee los labios con una facilidad asombrosa y también se expresa con ductilidad. "No, no, no... No ponga la fecha de casamiento, es a fin de enero nada más", ruega al tiempo que deja caer un gesto propio de todos los hombres que se saben sin escapatoria ante el altar inminente. Su compañero se ríe. Es que Lamuroux hace rato que juega para el equipo de los casados. Jorge Recalde -que nada tiene que ver con el legendario automovilista cordobés- es profesor en el lenguaje de señas, estudió en una escuela especial y en una común en forma simultánea y no pudo completar el secundario sólo porque no se le brindaron las condiciones. El muchacho es todo un referente para los sordos e hipoacúsicos de la región pero hasta ahora sólo había trabajado en forma permanente en una heladería, que se fundió hace tres años. Por ahora, Fabián y Jorge -que maneja archivos,ficheros y carga datos- se afianzan en su tarea cotidiana, pero dentro de poco serán los únicos encargados de atender a las personas con discapacidad que lleguen al palacio comunal. No es un servicio menor. Y sólo los sordomudos saben los padeceres que implican cualquier trámite común en una oficina pública. "Esto no es un acto de misericordia, es una forma de incrementar nuestra capacidad de comunicación. Se trata de personal capacitado y con enormes ganas de perfeccionarse", define el intendente Horacio Quiroga, uno de los promotores de la iniciativa. La llegada a mediados de año de Lamuroux implicó la construcción de rampas y una adaptación de los sanitarios. Desde su silla de ruedas, el empleado no tiene problemas para moverse por un verdadero laberinto de paneles y escritorios. "Creo que las personas con discapacidad no tenemos que encerrarnos en nuestros problemas sino que debemos buscar: siempre hay una mano solidaria dispuesta a ayudarte", explica Lamuroux quien llegó hasta el tercer año de la carrera analista en computación. Si bien en los últimos tiempos se ganó la vida dando clases de computación trabaja desde que era un pibe. "Con muchísimas ganas de integrarse" "La verdad que cuando me dijeron que venían Fabián y Jorge tuve un poco de miedo porque pensé que no me iba a poder adaptar". La que habla es Nora Treceño la directora de Atención al Contribuyente de la municipalidad de Neuquén. Pero los temores se diluyeron. "Son muy inteligentes, cumplidores y con muchísimas ganas de integrarse", agregó la "jefa" de Lamuroux y Recalde, quien está chochísima y no lo oculta. A pesar de que recién está por cumplir su primer mes en el nuevo trabajo, Jorge ya consiguió que algunos de sus compañeros entiendan el lenguaje de señas. La señal del dedo índice extendido cruzando de lado a lado por enfrente del cuello puede confundirse con una señal que representa la colocación de un anillo, bromean en la dirección municipal a propósito del inminente casamiento de Recalde. Para el año que está al abrir de una cortina, la municipalidad sumará la incorporación de Cristian Véliz, un chico sordomudo que -aseguran- "es un genio de la computación". Ya hay un empleado con problemas motrices y otro ciego que trabajan en la dirección de Defensa Civil. (AN) Foto: Fabián Lamuroux y Jorge Recalde están contentos con su trabajo. Saben que pueden llevar ventaja sobre el resto atendiendo a personas especiales. |
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