Lunes 24 de diciembre de 2001

 

Fue símbolo de la esclavitud: la ruta de los "40 días"

 

Hoy es camino hacia el tradicional mercado de camellos, en pleno desierto. Luego de viajar durante 40 días, sacan por cada animal entre 200 y 600 dólares.

  Cuando la caravana de camellos entra a la aldea junto al Nilo, los animales pesan cerca de 100 kilos menos que un mes y medio antes cuando partieron desde el norte de Sudán y se internaron en el desierto nubio por la ruta de los "40 días", hacia el famoso Mercado de Camellos de Darow.
Aunque guías y camelleros pierden algunos kilos durante esta travesía de origen milenario, los animales consumen los cerca de 100 litros de agua que ingieren antes de la partida.
El desierto tiene un tiempo diferente y los días en las arenas del sur del Sahara parecen no agotar a los guías, que se mecen sin apuro sobre las adelgazadas jorobas al entrar al pequeño poblado, a 1.300 kilómetros al sur de El Cairo y a unos 100 de Sudán.
Algunos llegan embozados y otros con el rostro descubierto, con expresión satisfecha en sus grandes ojos oscuros y una leve sonrisa tras finalizar la travesía, algo que sólo pueden hacer los nubios de esa zona, en especial descendientes de otros guías.
La manada puede tener desde 50 hasta más de un centenar de camellos y sus guías van envueltos en la "galabía" y la "kafiá" que cubre la cabeza y sirve para embozarse. No hay caminos sino el gran desierto de arena, dunas y rocas. Todo bajo un sol letal capaz de matar a una persona sin protección en la cabeza o la intemperie de las noches heladas por la sequedad del desierto, que también puede llevar a la muerte.
En el mar de arena hay aldeas y oasis, pero desde el último poblado que tocan en su recorrido les toma unos 40 días a lomo de camello llegar a Darow, lo que le da el nombre a la travesía.
Tras serpentear por las laberínticas calles sin sombras, la caravana llega al gran corral del Mercado de Camellos. Allí los animales beben y comen para recuperar las energías y luego muchos son bañados en el Nilo, algo que parece molestarlos y protestan con fuertes ronquidos, enseñando sus dientes gruesos de rumiantes, cubiertos de espuma verde de vegetales.
El baño es sólo para mejorar su aspecto ante los compradores en la subasta que se realiza todos los martes. Salvo esta "caricia", los camelleros tratan con bastante crueldad a los animales.
Las transacciones se realizan junto a los animales en pequeñas oficinas de madera, con ventiladores y la infaltable taza de té de menta natural. Los precios oscilan entre los equivalentes a 200 y 600 dólares por camello en libras egipcias, según su tamaño, sexo, edad y si es para carga, paseo o alimento.
Los vehículos parten hacia el norte, para distribuir su carga viviente en distintas ciudades, en general a orillas del Nilo, entre ellas El Cairo, donde existe otro mercado similar. (Télam)
   
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