Domingo 23 de diciembre de 2001

 

Un torrente de audacias y aventuras río abajo

 

Por Francisco N. Juárez

  A fines de 1902 se divulgaba el laudo arbitral británico en el conflicto con Chile. En Buenos Aires había avidez por noticias cordilleranas y el 17 de diciembre los diarios porteños pudieron dar cuenta del arribo a Paso Limay del vaporcito Alejandro. Había llevado contracorriente al encargado de estudiar la navegabilidad del río, capitán de fragata Hortensio Thwaites. Era nieto del oficial de la Primera Invasión Inglesa Josué Thwaites y así compartía abuelo con Francisco Pascasio Moreno, aunque para el perito, aquel abuelo invasor lo era por vía materna.
En Paso Limay Thwaites comió en lo del vecino Mikelowich (seguiría hacia el Nahuel Huapi acompañado por los oficiales Godoy y Constante) y se enteró que aguas arriba se había cortado la maroma del Paso Jones: dos ahogados. A pasos de esa tragedia ya funcionaba el telégrafo que a extenderse hacia la Colonia 16 de Octubre (terminal que daría nacimiento a Esquel) y por eso venían desde Neuquén 20 carretas con carga y personal de Conrado Goitía. La noticia despachada en Paso Limay también decía: "Naufragio en Nahuel Huapi. Se sumergió una lancha a vela en el lago con madera para la construcción del telégrafo. El Cóndor (por el vaporcito pionero), de la firma Hube y Achelís, salvó a los seis tripulantes".
En esos viajes y los que se sucederían en los años venideros o en el astillero que pronto funcionaría en la isla Victoria, tal vez en Puerto Bueno, donde solía amarrar el capitán Otto Mühlenpfort, las mateadas y todo fogón propiciaba el relato de historias y proezas vividas en el lago y el Limay.

Nadadores y boteros

Se sabía que los valdivianos Muhm y Braemer, de origen alemán, llegaron al Limay en 1857 y Muhm lo cruzó a nado a la altura del Collón-Cura (el general Ignacio Fotheringham lo haría con el río Neuquén y ganaría los 2000 pesos que ofreció el General Roca para el nadador audaz, en 1879).
El más renombrado entre los primeros descensos por el río Limay lo registró el chileno Guillermo Eloy Cox Bustillos, más conocido por Guillermo Cox e hijo de Natalniel Cox, aquel marino inglés y cirujano que acompañó a Bernardo O"Higgins en su campaña sur de 1817.
Guillermo, como su padre, estudió medicina pero fue más que nada un naturalista y explorador avezado. La exploración de este lado de la cordillera fue apoyada por el presidente chileno Manuel Montt. Tras el cruce cordillerano y luego de encontrar los restos de botes tanto de Fray Francisco Menéndez (con cuatro travesías hasta el lago desde Chile a fines del siglo XVIII) como de su tocayo Fonck. Junto al lago, los carpinteros de Cox construyeron la chalupa Aventura de 27 pies de eslora con la que emprendió la navegación del lago Nahuel Huapi (además de otros botes). Por fin, el 7 de enero de 1863 inició el descenso del torrentoso río. Había preparado minuciosamente el viaje –harina tostada, charqui e individuales de flotación salvavidas- pero el mismo día naufragó en el Gran Rápido aguas abajo e inmediato a la desembocadura y confluencia del río Traful. Casi pierde la vida. Era el punto clave y el más de cuidado de cuantos se atrevieron a la proeza, aunque Cox fue llevado de allí a las tolderías del cacique Paicallán y a partir de entonces vivió la serie de aventuras que narró en su "Viaje a las regiones septentrionales de la Patagonia".
Siete años después y una milla más al norte vadearía el Limay el oficial inglés George Chaworth Musters, que como un indio más integraba el grupo del cacique Casimiro. Del otro lado esperaba Inacayal que los condujo hasta el propio Shaihueque.
Una década después, precisamente fugándose de los toldos de Shaihueque, Francisco P. Moreno –acompañados de Gavino y Melgarejo- navegaron con una balsa en descenso las aguas del Collón Cura e hicieron el largo tramo del Limay hasta la Confluencia, aventura fluvial consumada entre la madrugada del 12 y la tarde el 19 de febrero de 1880.
Remontar el río significó otra historia que arrancó con el vaporcito Río Neuquén que incursionó hasta la que llamaron Vuelta del Desengaño (1881). En abril de ese año se estrelló contra las rocas del río –a poco de echarse en él- una balsa militar que desde Nahuel Huapi tripuló el subteniente Biedma y 4 soldados. Entre peripecias e infortunios, finalmente las expediciones trepadoras se coronaron con la proeza del teniente O"Connor: es sabido que logró ingresar al lago por el Limay el 13 de diciembre de 1883.
Entre julio y agosto de 1897, el causal fundador de San Carlos, Carlos Wiederhold y Pedro Dusen (ambos colonos alemanes de Chile) navegaron de a tramos desde Puerto Montt a Carmen de Patagones y también tuvieron problemas en el Gran Rápido debajo de Confluencia Traful.

En tren de progreso

Se sabe que el Ferrocarril Sud llegó a Neuquén en 1902, una vez que el formidable puente sobre el río homónimo quedó concluido. La prueba de resistencia data del 21 de junio de 1901 y dos semanas después se autorizó a usarlo a la vez que se rehabilitó la estación al norte del río que bautizaron Limay (después Cipolletti). Bajar el río hasta la Confluencia, desde entonces, fue el escape ideal para llegar con prontitud a Constitución. Ante una emergencia se arriesgaba en los rápidos, lo que incentivó la fabricación de botes (buen negocio para los aborígenes Millaqueo y Güenul, entre otros carpinteros) y el forjamiento de mejores baquenos.
A principios de marzo de 1903 un buen domador de la estancia inglesa Leleque tuvo una quebradura expuesta de brazo. El gerente Francisco Preston clamó desde la oficina telegráfica Cholila -que en verdad estaba en Leleque- a Enrique Neil de Nahuel Huapi. "Haga servicio avisarme si en cuatro días podía tenerme un bote y baqueano caso apurado, si no hay buen cirujano en Puerto Montt", suscribió el 3 de marzo de 1903. Pero ahí estaba Jarred Jones, rengo por padecer igual búsqueda en el sur de Chile tras su quebradura de años atrás en Pulmarí. De manera que el peón navegó a los barquinazos rumbo a la punta de rieles de Confluencia aunque se desconoce cómo terminó la aventura.
Del 20 al 27 de mayo de 1914 Otto Mühlenpford emprendió su descenso número 29. Era el más ducho, pero también más caro de los baqueanos, porque, se sabe, su verdadero rol era el de ingeniero naval. En esa oportunidad condujo –por placer- uno de los botes de los expedicionarios que concluían la misión de Bailey Willis, principal pasajero del experto naval. La proeza tuvo a bordo a varios de los norteamericanos de la Comisión de Estudios Hidrológicos del Norte de la Patagonia, además del timonel Márquez -en el otro bote- a Emilio Frey y a Benito Vereertbrüghen –entonces de 20 años- hijo del belga y primer médico de la región. Antes de partir, desde una loma, tomaron la fotografía del desolado paraje de entonces que era la embocadura de la aguas del Nahuel en el río Limay.
La mayor dificultad estuvo, claro, en el Gran Rápido, pero la superaron. Allí, desde la costa y de a caballo, saludó y retornó, el fiel peón de la comisión, Juan Torrontegui, que galopó hasta allí para auxiliarlos.
Desde el 30 de noviembre de 1920 hasta llegar a Allen el 9 de diciembre en dos botes comprados en la región, bajaron Andrés
Belotsvetov y Sergio Kouscheleff, padecieron el Gran Rápido y estuvieron a punto de sucumbir. El primero de ellos editó un libro de 230 páginas ("Río Limay",1921), 35 fotografías y varios mapas.
"La leyenda del Limay", del Dr. Oscar Fermín Lapalma, es un segundo libro que resume la aventura del autor –junto a Edmundo Reichert- en un bote de lona que partió el 2 de diciembre de 1933 y finalizó 15 días después en Viedma. La Voz Andina del 20 de diciembre de 1947 anunciaba que Reichert preparaba un nuevo descenso con el director de la escuela 150 de Llanquín, Enrique García. Dos años antes lo hicieron Jorge Pilheu y Héctor Jorge (anuario del CAB 1945) y las aventuras seguirían hasta aparecer las represas.

Sociales de esta semana

* El día de Navidad de 1897 el ingeniero Emilio E. Frey, de 26 años, soltero y "providencialmente" en el lago Nahuel Huapi denunció que el día 23 a las 6 falleció en el campamento de la 7ª. Comisión de Límites, Salvador Segura de 24 años, soltero, argentino, sin parientes conocidos. Testigos: Matías Perna y José Tauschek, alemán, 52, casado, agricultor. Deducen que el campamento estaba donde hoy funciona el Banco de la Nación.
* La Voz Andina del sábado 25 de diciembre de 1943 dijo que "en la madrugada del viernes murió don Benito Boock a la edad de 74 años, luego de una prolongada enfermedad". Pionero de 1899, tuvo taller de herrería, explotación forestal, aserradero y la primera usina del pueblo.
* El jueves 30 de diciembre de 1943 un copetín inauguró la confitería El Palenque (hoy El Viejo Munich de Quaglia y Mitre) frente a casa Lahusen y decorado con símbolos gauchos y versos del Martín Fierro. Un palenque -frente a una propiedad de Primo Capraro- para los caballos de los visitantes le dio nombre.
Fue bailable con orquesta. Gregorio "El Negro" Ezquerra fue su cantor espontáneo (entonaba Ave María du Morro; la versión litúrgica la cantaba en la Catedral). Esquiador y andinista, su voz tenora animó expediciones al San Valentín, Hielos Patagónicos e invernal al Fitz Roy. Se mató en Cerro López el 10 de noviembre de 1963 y fue pionero poblador del Cementerio de los andinistas.

   
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