Lunes 10 de diciembre de 2001

 

"Estamos en este mundo, pero no somos de él"

 

Los musulmanes patagónicos se encuentran en pleno ayuno, que se realiza en el mes santo de Ramadán y se extiende desde el 15 de noviembre hasta el 16 de diciembre. Muy lejos de la guerra, cuestionan las actitudes de los talibanes. Son muy fieles a lo que le dicta la religión y rezan en la única mezquita que se encuentra en la región. Pronostican tiempos más duros.

  EL BOLSON (AEB)- A miles de kilómetros de distancia de la "guerra santa" y alejados de toda forma de violencia, los musulmanes que viven en la Patagonia siguen fielmente el ayuno del mes sagrado de Ramadán, rezan en la única mezquita que existe en la región y se preparan "para tiempos mucho mas duros", según alerta el líder de la orden sufi Naqshbandi, el Sheikh Nazim-Al-Haqani.
Abdul Rauf Felpete es el segundo en el país de la orden y su cargo es de Sheikh de la Patagonia, aunque también convoca a los creyentes que habitan en el sur de Chile. Este hombre de hablar pausado recibe a los visitantes en su chacra de Mallín Ahogado, a pocos kilómetros de El Bolsón, donde recientemente han construido una pequeña mezquita, orientada hacia los 17 grados noroeste, o sea, de cara a La Meca, la dirección en la que realizan las cinco oraciones diarias.
"Los talibanes son una enfermedad para el Islam. Se presentan como estudiosos del Corán, pero para ellos, las palabras están al revés. Nadie que ame al señor, que sea religioso, puede estar a favor de la violencia" dice Abdul Rauf con convicción. Junto a Ahmad Hamidullah Casagrande (un empresario argentino), son los máximos referentes de la orden en la Argentina.
El líder supremo y maestro es el Sheikh Nazim-Al-Haqani "El Veráz" (el que no puede mentir), que nació y reside en Chipre. Un turbante verde, un chaleco corto, babuchas y un bastón componen la vestimenta de este creyente del Islam que guía los destinos de la orden en el sur del país.
En Mallín Ahogado, donde el silencio de los cerros cercanos brinda una increíble escenografía de calma y espiritualidad, cada día se elevan los rezos que resuenan en las paredes de la mezquita.
El edificio es pequeño, totalmente alfombrado y está orientado para que el creyente pueda realizar sus oraciones de cara a La Meca, como lo disponen las escrituras. Una foto de Sheikh Nazim, que muestra una increíble bondad en sus ojos, preside el lugar, junto a versos del Corán escritos en caracteres arábigos que cuelgan de las paredes.
"Hay tres tipos de templo" cuenta Felpete. "La nuestra es una Derga, que se utiliza como un convento para la oración y el retiro. Luego están las mezquitas propiamente dichas que tienen fines sociales para que concurra todo el pueblo, y por último las Zaulica, que tienen fines educativos donde se enseña el Corán" señala. La construcción de Mallín Ahogado es la única de toda la Patagonia, y una de las siete que existen en todo el país.
"En el mundo, más no del mundo" es la máxima regente del sufismo. Eso implica que, a diferencia de otras religiones, no llevan una vida monástica, alejada del mundo. Pueden casarse, tener hijos, "vivir en el mundo" (negociar, vender, estudiar) sin olvidar que "el cuerpo está aquí, pero el corazón pertenece a Allah".
Felpete alterna sus rezos diarios con prácticas de masoterapia y quiropraxia a pacientes que lo visitan desde distintos lugares del país y frecuentes viajes a Chipre, donde está el superior de la orden.
Los musulmanes patagónicos se encuentran en pleno ayuno, que se realiza en el mes santo de Ramadán y se extiende desde el 15 de noviembre hasta el 16 de diciembre. Durante ese período deben abstenerse de comer, beber, mantener relaciones sexuales,durante las horas de luz diurna que se estiman en 17 aproximadamente. "El ayuno comienza en el momento del día (madrugada) en que puede distinguirse un hilo blanco de uno negro y se extiende hasta que no haya luz natural directa delante de los ojos" comentan. La práctica les permite purificarse interiormente y es obligatoria para todos los creyentes en el Islam.
Una inscripción en caracteres arábigos llama la atención del cronista. Está ubicada en la entrada de la mezquita, en la puerta de la casa de Felpete y en otros lugares visibles. "Es la "salatujuna", un protector contra terremotos" explica. Ese cartel está ubicado desde agosto, por indicación de Sheikh Nazim quién alertó que "la tierra se va a mover mucho y hay que estar protegidos".
Es que para los sufis de la orden Naqshbandi, "los hombres están haciendo todos los desastres posibles y Allah los llamará al orden". Aunque sobre los talibanes, su ultrafanatismo religioso y su violencia extrema dicen: "nadie puede atribuirse el derecho de llamar a una guerra santa. Ben Laden y los talibán son como una enfermedad del Islam, ellos no existen. Solo el "mahdi" (el enviado) a quién los musulmanes están esperando, puede hacer una cosa así".
Los integrantes de Naqshbandi no excluyen a otras religiones, con las que conviven en armonía.

Una imagen que impresiona

La imagen de Sheikh Nazim-Al-Haqani impresiona. El líder espiritual de la orden Naqshbandi se muestra omnipresente en la mezquita cordillerana erigida en Mallín Ahogado. Sus ojos irradian una sensación de bondad y la imagen se rodea de un aura de sabiduría difícil de explicar. "Nuestro maestro dice que el sufismo es una realidad que muy pocos conocen. Cuando nació el sufismo era una realidad que no tenía nombre y hoy es un nombre del que muy pocos conocen su realidad", señala Ahmad Hamidullah Casagrande, principal responsable de la orden en Argentina.
Casagrande y Felpete tienen las responsabilidad de conducir la orden en esta porción de sudamérica.
Llega la hora de las oraciones de media tarde en la cordillera. Como apariciones silenciosas comienzan a llegar personas a la mezquita para participar de los rezos. Sorprenden algunos rostros de "paisanos" del lugar que se acercaron al Islam en busca de un nuevo camino espiritual. "Junto a nosotros hay varios lugareños que se fueron acercando poco a poco. No hacemos conscripción de fieles; todo aquel que lo sienta por dentro puede venir aquí", comentan en la mezquita.
Cae la tarde en Mallín Ahogado y los creyentes se unen en rezos, arrodillados sobre las alfombras que cubren el piso de la "derga", de cara a La Meca.
Las palabras en árabe y los cánticos se escuchan como un murmullo que se confunde con los sonidos cotidianos del anochecer cordillerano. (AEB)

Cinco oraciones por día

Los creyentes musulmanes tienen la obligación de rezar cinco oraciones al día: la primera de ellas 1 y 45 horas antes que amanezca. Otra al mediodía. La siguiente a media tarde, y las dos últimas a la caída del sol y a la noche. Para poder hacerlo deben realizar las abluciones rituales obligatorias para todos los creyentes, que es una limpieza profunda de los orificios corporales y manos. Durante todo el día llevan en sus manos el "tasbih" que es una especie de rosario musulmán de 99 cuentas y lo utilizan para "recordar" sus obligaciones con Allah". Todo creyente, si puede, debe realizar una vez en la vida el "hajj" o peregrinación a La Meca.
En el caso de la orden Naqshbandi, los peregrinos salen desde Estambul (Turquía) en colectivo, recorriendo todos los lugares santos como Konia (donde se encuentran los derviches danzantes y la tumba de Rumy, el creador de esa orden), Damasco y Medina (patria adoptiva del Profeta). El trayecto demora 40 días. En La Meca se encuentra la "Kaaba", una piedra que según cuenta la leyenda fue un regalo del Arcangel Gabriel a Abraham. Era blanca pero se transformó en negra por los pecados del mundo. Allí, los visitantes deben dar siete vueltas, de izquierda a derecha al edificio que está cubierto por una tela, porque, según las tradiciones, la piedra tiene un poder muy grande. (AEB)

Foto: Abdul Rauf Felpete recibe a los visitantes en Mallín Ahogado, a pocos kilómetros de El Bolsón, donde han construido una pequeña mezquita de cara a La Meca.

   
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