Viernes 14 de diciembre de 2001
 

Un incendio en cada esquina

 
  NEUQUEN (AN).- Señor ¿Por favor, dígame cómo puedo ir al bajo por un lugar que seguro? Una mujer con cara de pánico sentada al volante de Renault Clío buscaba respuesta en medio del caos. Las balas silbaban en el pavimento de la avenida Argentina y las piedras hacían "patitos" en las veredas. Peatones y automovilistas quedaron atrapados ayer por la loca violencia que gobernó el centro de esta ciudad por casi cinco horas.
Una madre quedó paralizada con su bebé en brazos cuando una multitud corría sin destino escapando de los GEOP a la vuelta del hospital Castro Rendón, el lugar donde se protagonizaron los más violentos y prolongados enfrentamientos entre manifestantes y policías. La lucha comenzó a las 12,15 en Casa de Gobierno en Belgrano y Rioja pero en poco tiempo se extendió a la municipalidad y a lo largo de la avenida Argentina, donde uno a uno cayeron a manos de la policías antimotines los piquetes que habían sembrado los manifestantes.
El edificio comunal, una vez más, fue blanco de la furia descontrolada de los manifestantes. Por la tarde, el intendente Horacio Quiroga lanzaba su bronca.
"Acá no hay margen para diálogos: a estos violentos hay meterlos presos, porque son delincuentes", bramó con el estruendo de las bombas de gases lacrimógenos de fondo y el microcentro convertido en un campo de batalla. Cuando sobre las 16 de ayer de a poco volvía la calma, el frente del edificio municipal mostraba las huellas de la violencia: los accesos y escalinatas cubiertos de piedras y trozos de baldosas, las paredes pintarrajeadas con consignas contra os bonos Lecop y los vidrios del primer piso destrozados.
La CGT local, con gran mayoría de trabajadores de la construcción, tuvo su propia marcha y entrada la tarde sus dirigentes aprovecharon para tomar distancia del grupo de estatales que produjo los destrozos y que se enfrentó con la Policía. Con Juan Carlos Lezcano, el secretario general de la central gremial, a la cabeza la CGT cuestionó a los protagonistas de los incidentes que tuvieron al hospital Castro Rendón como principal escenario.
Quiroga denunció que los manifestantes atacaron el edificio con bombas molotov. "Una se estrelló en el marco de una ventana del primer piso y rebotó, pero pudo provocar un desastre", señaló.
"Es necesario que la Policía, con las atribuciones que le otorga la Ley Orgánica, proceda con toda energía. Estos que hicieron los desmanes no son los trabajadores. En la municipalidad se pagaron los sueldos, no se debe nada y el acatamiento al paro fue del 1,2%", añadió Quiroga.
Los cuestionamientos los apuntó a los dirigentes gremiales. "Lo que pretenden es co-gobernar, como si hubieran sido electos. Pero para eso, que formen un partido político, que se presenten en las elecciones y ganen en las urnas, pero que pretendan imponer criterios con actos violentos", dijo el intendente. Quiroga comentó que su esposa y una de sus hijas, de ocho años, fueron víctimas de los violentos. "Cuando las identificaron comenzaron a insultarlas y después las corrieron una cuadra con amenazas de todo tipo", denunció.

Normalidad en el interior

El paro se sintió poco en el interior neuquino. En Zapala, los trabajadores del hospital realizaron una ruidosa marcha que finalizó con un abrazo solidario al nosocomio. En el municipio hubo bajo acatamiento y solo se registraron ausencias en el Corralón Municipal. Como es habitual, el EPEN fue la dependencia pública donde la medida cosechó mayores adhesiones y en el otro extremo se ubicaron la Justicia y los bancarios.
En San Martín y Junín, el paro pasó inadvertido, pero se hizo sentir en algunas oficinas. El transporte funcionó y la medida sólo fue contundente en el EPEN. (AZ/ ASM)

Los comerciantes se abroquelaron ante la agresión

NEUQUEN (AN).- Los empresarios dejaron sus diferencias y se abroquelaron en torno de Acipan, cuyo edificio era ayer por la tarde el símbolo de aquello que el sector privado intenta evitar cada vez que se produce una protesta callejera en Neuquén. Gerardo Salvadó, presidente de la entidad, expresó la "preocupación" por lo ocurrido y dijo que, aunque no se habían evaluado los daños, "temimos por un incendio total, que no se produjo por casualidad" cuando, luego de destrozados los cristales del frente, cayó una bomba de tipo molotov en el interior. Afortunadamente, expresó, las instalaciones estaban desiertas y sólo custodiadas por "personal de vigilancia".
Salvadó expresó su "repudio absoluto" por el desarrollo de los acontecimientos y dijo desconocer si se habían producido saqueos en los comercios del centro o del bajo neuquino. Indicó en cambio que la entidad se dedicará a tomar contactos con las cámaras con el fin de elaborar un pronunciamiento conjunto.
Juan Carlos Helou, de la FEEN, dijo que lo sucedido en Acipan es propio de mentalidades "fascistas" y es la autoridad la "que debe dar una respuesta antes que esos sediciosos vuelvan a destruir lo que hemos hecho". Máximo Diez, de la UEN, calificó lo ocurrido de "bochornoso", apuntó contra la falta de reflejos del gobierno y dijo que "un grupo de sediciosos destruye la Neuquén que hemos construido trabajando".
El vicepresidente de Acipan, Edgardo Phielipp, consideró que lo sucedido "no fue improvisado" y que "a esta situación debe ponérsele coto, porque si no el panorama para la provincia es muy oscuro".

   
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