Lunes 31 de diciembre de 2001

 

¿Por quién doblan las cacerolas?

 

El empleo del cacerolazo como medio de protesta por parte de la sociedad argentina produjo un sinfín de interpretaciones. Es-tán los que ven una advertencia a toda la dirigencia hasta los que la limitan a una reacción corporativa por problemas de "caja".

  Buenos Aires- La cacerola y el cucharón se transformaron en dos elementos de gran potencialidad política, sobre todo en manos de la apaleada clase media argentina.
En las cercanías del flamante presidente interino Adolfo Rodriguez Saá suelen preguntarse por estos nerviosos días: ¿Volverán a sonar las pacíficas "ar-mas" de las víctimas del "corralito" bancario?. Y el viernes por la noche ya tuvieron su primera y contundente respuesta.
La ex primera dama Inés Pertiné se despachó a gusto, en una entrevista a un semanario porteño, contra quienes no comprendieron a su marido: "Este es un país de mediocres que nunca entendió a Fernando".
Fue la muestra cabal que algo se había quebrado no sólo en la guerra de pobres contra pobres, sino también en el barrio de Recoleta donde señoras de cierta alcurnia salieron con sus elemen-tos de teflón a decirle basta a la gestión del ex presidente.
Medir los alcances de esta reacción espontánea y proyectarla en el tiempo es una tarea sumamente difícil teniendo en cuenta los sentimientos contradictorios de los sectores intermedios de la sociedad.
Es oportuno preguntarse si el helicóptero que trasladó a Isabel Perón en el 76 encontró sólo similitudes de imágenes con el final de De La Rúa, o además tu-vo a una misma franja de la ciudadanía como actora principal de un cambio, y si este cambio profundizó la democracia o la sumergió en una peor crisis.
Para el sociólogo Heriberto Muraro el "cacerolazo" es una suerte de prolongación del voto bronca. "A mi juicio es un fenómeno de autopoder ciudadano que vino para quedarse".
Muraro entiende que existió una causa-efecto entre los "cacerolazos" del jueves 20 y la renuncia horas después del presidente De la Rúa.
Muraro no duda: la pérdida de la base de sustentación de la Alianza, es decir la clase media, hirió de muerte al gobierno saliente.
Si bien la heterogeneidad del componente social de la protesta callejera fue evidente, Muraro opina que "la convergencia de todos los sectores disconformes mataron la ilusión de supervivencia del gobierno radical".
"La clase media ha aprendido tras muchos años de democracia que tiene recursos para hacerse escuchar y no es comparable con salidas golpistas de otros tiem-pos", enfatizó.
Moisés Ikonicoff , quien vivió en carne propia los vaivenes de clase al sufrir un intento de "linchamiento" en Plaza de Mayo, le dijo a "Río Negro" que "los saqueos fueron provocados, a diferencia de la reacción natural de los cacerolazos". Y agregó: " es la primera vez que esta clase se autoconvoca".
Lejos de lirismo de otros intelectuales, acota el fenómeno a un tema de reclamo coyuntural. "Se movilizaron porque les tocaron la plata. Es un problema de guita. Si el nuevo presidente sale del corralito la bronca se termina".
De todas formas, según Ikonicoff , la inusual protesta "le va a hacer bien a los dirigentes nacionales que viven en una burbuja".
"El único loco que se animó a ir a Plaza de Mayo fuí yo y así me fue ", dedujo el ex funcionario del gobierno de Menem.
La ilusión de un cambio hacia una sociedad mas solidaria se desvanece con argumentaciones mas frías que ven sólo en la aparición de las cacerolas un sentimiento de autodefensa sectorial.
"Si no le hubieran tocado la plata a aquellos que tenían programadas las vacaciones en dólares hoy no estaríamos hablando de los sectores sumergidos en la pobreza o los saqueos", sentencia con tono provocativo el polémico Ikonicoff.
Por su parte, el filósofo Tho-más Abraham no tuvo contemplación a la hora de criticar a la sociedad media argentina: "Esto fue otra forma de golpe de estado". Sobre la avanzada peronista sostuvo: "La corporación política se apuró a ocupar todos los espacios institucionales sin entender el mensaje de odio de la gente".
"El ser humano odia naturalmente al poder pero no siempre lo puede expresar en forma explícita. Salvo que el poder esté ocupado por un personaje débil , frágil o vacilante. Este fue el caso de De la Rúa que tuvo cacerolazos estridentes mientras que Rodríguez Saá o Moyano los van a transformar en locro".
"El tema del poder no reside en el efecto cacerolazo sino en los actos vandálicos organizados por expertos", agregó.
Al respecto de las analogías trazadas entre el helicóptero que transportó a a Isabel y el que se llevó a De la Rúa , Abraham dijo que "son lamentables esas comparaciones ya que hay que cuidar la forma en que se van los presidentes elegidos".
Otra pregunta que subyace en la crisis es: ¿se podrá contener el descontento sin ir a elecciones?
El peronista Julio Bárbaro encuentra la respuesta en los ecos del "cacerolazo". Dice que "si no hay elecciones vuelve la clase media a la calle. La espada de Damocles está en la órbita también de este nuevo gobierno. Los dirigentes tienen que dejar de darle la espalda a la sociedad si no quieren sufrir consecuencias impredecibles", señaló.
Canalizar la bronca de la furiosa sonoridad de las cacerolas desvela a la primera línea política, sin demasiadas ideas pero siempre con la vocación de reciclarse. A ellos fueron dirigidos los golpes del viernes por la no-che y la madrugada del sábado.

Horacio Caride

     
     
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