Traumático retorno de la UCR al llano
En la UCR priman fundamentalmente tres posiciones que van desde la abstención en las elecciones -como repudio a la polémica ley de Lemas- hasta la de presentar un abanico de alternativas en caso de que prospere en los términos actuales la convocatoria al acto comicial.
Una tercera postura la sustentan quienes están esperanzados en que pueda haber elecciones sin ley de Lemas, para lo cual opinan que el radicalismo debería presentar obviamente un único candidato, que sería el gobernador chaqueño Angel Rozas, jefe del partido.
La discusión no es nada sencilla para los radicales, ya que si en el Congreso la posición de la UCR fue la de rechazar las elecciones a través de la ley de Lemas por considerar que se violentaba la Constitución, ¿cómo se explica ahora que algunos hablen de presentar varios candidatos?
La respuesta a este interrogante es más bien política: la UCR mostraría así diferentes caras, varias propuestas y, sobre todo, que el partido "no lo representa un solo hombre", dijeron a DyN algunos legisladores de la otrora todopoderosa Alianza, en un claro intento por despegarse de la suerte de De la Rúa.
La posibilidad de abstenerse en presentar candidatos es rechazada, por otra parte, desde un sector "progresista" del partido, que sospecha que la gente castigará "en cuotas" a la UCR por el pésimo desempeño de la administración del presidente Fernando de la Rúa.
"Cuanto antes se empiecen a recibir los palos, antes se terminan", calculan dentro del partido, aunque admiten que la bronca de la sociedad al radicalismo podría durar más allá de las próximas dos elecciones presidenciales.
La abstención tiene también un fundamento político: evitar que la gente castigue con su voto, acaso como nunca antes, al más que centenario partido surgido de la Revolución del Parque.
De todas formas, están además los que creen que aun con ley de Lemas debería ir un solo candidato -en este caso, Rozas también aparece anotado-, o los que especulan que, a lo mejor, ni siquiera hay elecciones.
Esta última conjetura surge de que una buena performance del presidente transitorio, Adolfo Rodríguez Saá, echaría por tierra con las chances de los otros candidatos justicialistas y, por lo tanto, éstos no se presentarían a competir por un gobierno de un año y ocho meses con riesgos de perder las elecciones.
(DyN)
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