Miércoles 26 de diciembre de 2001 | ||
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Belén estuvo muchísimo más triste que en el 2000 |
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BELEN (DPA) - El cartel luminoso de la gran Plaza del Pesebre estaba apagado: hasta el último momento, la ciudad de Belén mantuvo la esperanza de que en la Nochebuena llegara su tradicional invitado de honor, pero la iluminación para el mensaje de bienvenida "Belén saluda a su Excelencia el presidente Yasser Arafat" no llegó a encenderse. Pese a las duras críticas internacionales, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, no permitió a Arafat acudir a la Misa del Gallo en Belén. "Es una pena. Me hubiera gustado tanto celebrar la Navidad con mi presidente. Pero ahora ha acabado todo", dijo Eliha Yuha, quien el domingo había vuelto a abrir su restaurante, el "St. George Restaurant" en la Plaza del Pesebre, después de haberlo mantenido cerrado durante meses. Ni siquiera en Nochebuena llegaron muchos turistas a la ciudad natal de Jesús, que en octubre estuvo ocupada durante tres semanas por el Ejército israelí. Por segunda vez desde el inicio de los enfrentamientos, los habitantes de Belén celebraron la Navidad en círculo reducido. En la plaza frente a la iglesia de la Natividad casi sólo había residentes locales, de los que hoy en día sólo el treinta por ciento son cristianos. "Si no tengo dinero para comprarles regalos a mis hijos, entonces no es una verdadera Navidad", se lamenta Yuha, de 31 años. Como él, mucha gente en Belén vive del turismo de peregrinaje, un sector que se hundió en octubre de 2000. Tampoco este año encontraron comprador los pesebres de madera hechos a mano. Desde luego, los habitantes de Belén no estaban de humor como para escuchar el "Noche de paz, noche de amor" que cantaba uno de los escasos grupos de peregrinos. En comparación con las celebraciones de hace dos años, la Plaza del Pesebre está casi irreconocible: un par de cadenas de luces en los árboles, un abeto de Navidad y algunas banderitas de colores son la única decoración en esta ocasión. El alcalde de Belén, Hanna Nasser, suspendió un año más las celebraciones oficiales por respeto a las numerosas víctimas de la Intifada. En vez de la alegría navideña, este año más bien reina un sentimiento de hostilidad contra Israel. En el "Bethlehem Peace Center" colgaba una pancarta en la que en cuatro idiomas estaba escrito: "Sharon destruye la alegría de las navidades". En la iglesia de la Natividad se congregaron en la medianoche del 24 más de 2.000 personas. Pero la primera fila estaba vacía: en el banco todavía colgaba un cartel sobre el sitio vacío que ponía: "Yasser Arafat, presidente del Estado de Palestina". Detrás colgaba una "kefia", el tradicional pañuelo palestino que Arafat siempre lleva. |
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