Miércoles 26 de diciembre de 2001 | ||
"Nubes negras" |
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El Papa hizo una fuerte invocación por la paz. Pidió salvar a los niños del dolor y la crueldad. |
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CIUDAD DEL VATICANO (Reuters y ANSA) - El Papa Juan Pablo II, luciendo agotado, dijo ayer en su mensaje de Navidad que el Tercer Milenio estaba amenazado por "nubes oscuras" de guerra e instó a que los niños sean salvados de las crueles consecuencias que dejan los conflictos de los adultos. En su mensaje "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo), el Papa dijo también que el nombre de Dios jamás podría ser usado para justificar la violencia y afirmó que "llevo en mi corazón" la tragedia que sacude a la Tierra Santa y de aquellos que mueren de hambre. Juan Pablo, celebrando la Navidad número 24 de su pontificado, deseó también al mundo Feliz Navidad en 60 idiomas, incluyendo árabe y hebreo, e instó al público a "abrir sus corazones al mensaje de paz". Sentado en su trono en un balcón de la Basílica de San Pedro y luciendo vestimenta blanca y dorada, Juan Pablo no pudo ocultar los efectos del mal de Parkinson que lo aqueja. El Papa de 81 años apenas pudo levantar la voz en algunos momentos para resaltar algún tema, particularmente sobre la guerra y la paz. Su mano izquierda temblaba mientras sostenía la cruz. Se puso de pie brevemente para enviar la bendición y luego se sentó de nuevo en su trono. "El amanecer de un nuevo milenio, que comenzó con tanta esperanza, se ve ahora amenazado por nubes negras de violencia y guerra", dijo hablando en italiano. Las palabras del Papa claramente reflejaban su inquietud por el futuro tras los ataques del 11 de setiembre en Estados Unidos, al tiempo que nuevamente rechazó el concepto de una guerra santa. "Quiera Dios que su sagrado nombre nunca sea utilizado como una justificación del odio. Que nunca sea usado como excusa para la intolerancia y la violencia", dijo. "Que el sereno rostro del niño de Belén les recuerde a todos que todos nosotros tenemos un Padre". Acercando su mensaje a una imagen del Niño Jesús, el Papa apeló a la justicia social y económica. "En él podemos reconocer el rostro de cada niño que nace, de cualquier raza o nación: El pequeño palestino o el pequeño israelí, el pequeño estadounidense y el pequeño afgano; el niño hutu y el niño tutsi...", dijo. "Mis pensamientos se dirigen a todos los niños del mundo: Son tantos, tantos niños condenados desde que nacen a sufrir (...) los efectos de conflictos crueles", agregó. "Salvemos a los niños para salvar la esperanza de la humanidad", dijo. "Es el pequeño palestino y el pequeño israelí, el niño estadounidense y el afgano, es el hijo del hutu y el hijo del tutsi", afirmó. Imploró también "el regalo de la paz para todos aquellos que se ven sometidos a la prueba de conflictos antiguos y nuevos" y confesó que lleva todos los días en su corazón "los dramáticos problemas de la Tierra Santa". Asimismo, el Papa "piensa con aprensión cada día en todos aquellos que mueren de frío y de hambre" y cada día también le llega "el grito de quien, en tantas partes del mundo, invoca una distribución más equitativa de los recursos y un trabajo dignamente retribuido para todos". A continuación, Juan Pablo II renovó su invitación a la "cooperación entre las culturas y las religiones" y pidió que no se use la religión como fuente de contraposición y conflicto. "Que nunca se ponga el nombre santo de Dios como seña de odio; que nunca se haga de él razón de intolerancia y de violencia", concluyó el papa, compungido de dolor. Foto: "Salvemos a los niños para salvar la esperanza de la humanidad", dijo el Papa a todo el mundo. "Son tantos, tantos los niños condenados a sufrir desde que nacen...", se lamentó. |
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