Miércoles 26 de diciembre de 2001

 

Israel no le permitió a Arafat ir a Belén para la Misa de Gallo

  Es la primera vez en seis años que no participa. Hubo muertos en la frontera con Cisjordania.
  TEL AVIV.- La tensión dominó la Navidad en Belén frente a la ausencia en la misa de la medianoche del presidente palestino, Yasser Arafat, confinado en Ramallah por orden del premier israelí Ariel Sharon, en una nueva jornada de violencia que dejó un soldado israelí y dos palestinos muertos.
El líder palestino, Yaser Arafat, manifestó que "los tanques israelíes" le impidieron viajar a Belén para asistir a la misa de Nochebuena, como acostumbra a hacer desde 1995.
En un mensaje difundido por la televisión palestina desde Ramallah, Arafat señaló que "los tanques israelíes, las barreras y los fusiles de los opresores me han impedido compartir con vosotros nuestra celebración anual de este divino y bendito acontecimiento".
En tanto, la Jihad islámica anunció la interrupción de los ataques armados contra Israel para conservar la unidad entre los palestinos y no dar un pretexto a Israel para atacarlos.
"Esta decisión fue tomada en armonía con la unanimidad nacional palestina, que decretó el fin de las operaciones militares contra Israel", afirmó Nafez Assam.
"El movimiento de la Jihad Islámica afirma que está en su corazón preservar la unidad de los palestinos, y en consecuencia nosotros no podemos convertirnos en una causa de tensión sobre la escena palestina", agregó el dirigente.
Según Azzam, la decisión fue tomada "para no darle a Israel el pretexto de multiplicar las represiones sobre la Autoridad Nacional Palestina (ANP)" que preside Yasser Arafat.
La decisión del gobierno israelí de impedir a Arafat que se trasladara a Belén fue criticada por el rabino jefe Meir Israel Lau, quien señaló que se trató de una decisión inoportuna. La decisión de Israel también fue criticada desde el Vaticano, desde Francia, y por el arzobispo de Milán, Carlo María Martini. (Ver Condenan...)
Colaboradores de Sharon replicaron señalando que Arafat podrá dejar Ramallah sólo después de que hayan sido capturados los asesinos del ministro Rehavamen Zeevi, y sus mandantes del Frente para la Liberación de Palestina (FLP).
A pesar de lo que los palestinos consideran una "afrenta" a Arafat, el ejecutivo político palestino decidió proseguir los contactos con el ministro de Relaciones Exteriores israelí Shimon Peres con el fin de llegar a un acuerdo para el cese de la violencia y allanar el camino para la reanudación del proceso de paz.
Arafat solicitó nuevamente el rápido envío de una fuerza internacional de observadores "como protección de la población palestina" en los Territorios.
Pero la violencia volvió a instalarse ayer en la región.
Un soldado israelí y dos guerrilleros palestinos murieron en enfrentamientos en la frontera con Cisjordania.
Un comando, que se presume palestino, tendió una emboscada en la madrugada a una patrulla de soldados que exploraba la frontera a lo largo del río Jordán, en una incursión contra militantes de la jihad islámica, hiriendo a dos militares, uno gravemente.
Fueron numerosas las tropas israelíes que se presentaron en el lugar. Incluso contaron con el auxilio de helicópteros que comenzaron a recorrer el área.
Del lado opuesto de la frontera, tropas jordanas hacían lo mismo.
Horas después se produjeron nuevos disparos, en apariencia del mismo comando, contra las tropas que patrullaban la zona lo que provocó la muerte de un soldado israelí y heridas a otros dos.
En los puestos, fueron luego hallados los cadáveres de dos árabes muertos por los disparos con que respondieron los israelíes.
Por último, el ministerio de Defensa israelí anunció que el ejército cesará el aislamiento de la ciudad autónoma palestina de Jericó, en Cisjordania, con el fin "de facilitar la vida de la población palestina".
En el sur de la Franja de Gaza, en cambio, según fuentes palestinas, el ejército impuso el toque de queda en la localidad de Muwassi, prohibiendo a los habitantes salir de sus casas. (ANSA)

Condenan la medida

El Vaticano condenó oficialmente la prohibición que el gobierno israelí le impuso al presidente palestino Yasser Arafat para que viaje a Belén a participar de la misa de Navidad.
El vocero de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls, definió "arbitraria" la prohibición e informó que el Vaticano hizo un "paso diplomático" para convencer a las autoridades israelíes a reconsiderar la decisión.
La Santa Sede considera que si el veto fuese removido se facilitaría un "clima de mayor distensión" en Medio Oriente y en las relaciones entre israelíes y palestinos.
En los últimos seis años Arafat participó en todas las misas de Gallo en Belén.
También el cardenal Carlo María Martini, arzobispo de Milán, criticó la decisión de Israel, definiéndola como "un acto de violencia gratuita".
"Este año ha triunfado la violencia en Belén", indicó el cardenal.
Martini, un atento observador de la problemática de Medio Oriente que ha anunciado su intención de establecerse próximamente en Jerusalén, sostuvo además que "este año tenemos tantos motivos de tristeza; el mundo está azotado por la violencia y el terrorismo".
Por su parte Francia sostuvo que "no creemos que sea útil impedir a Arafat ir a Belén".

     
     
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