Sábado 8 de diciembre de 2001
 

"Alá ordena y yo obedezco, soy su esclavo"

  Un combatiente extranjero cuenta por qué luchó en Afganistán
  QUETTA, Pakistán (ANSA).- Muchos musulmanes, antes de transformarse en "esclavos de Alá" y dedicar sus vidas e incluso sus muertes al Islam, soñaron con emigrar a Estados Unidos, Inglaterra o Canadá.
Es el caso, entre muchos otros, de Abdul Rehman, un hombre de 36 años, internado en un hospital de Quetta, sur de Pakistán, donde espera que el sábado le amputen un pie, por las heridas recibidas.
"Alá ordena y yo obedezco, soy su esclavo", dijo Rehman desde la habitación que comparte con otros tres combatientes de la "legión árabe" y dos civiles. Tiene la barba negra y una mirada penetrante y, además, habla un inglés perfecto: "Lo aprendí por la calle" -explica-. "En aquel momento, soñaba con ir a Estados Unidos, Inglaterra o Canadá... luego los sueños se desvanecieron", agrega y sonríe.
No explica qué le ocurrió, pero aclara: "Me pregunté por qué las condiciones de los musulmanes eran tan malas y comencé a estudiar, incluso inglés para leer libros de historia y, en esos textos, escritos por ustedes (los occidentales), descubrí que vuestra cultura está construida sobre la sangre", de los países pobres, "sobre nuestra sangre, que no vale nada para ustedes".
"Este, agrega, es un enfrentamiento entre civilizaciones, una guerra que seguirá largo tiempo y en distintos lugares", dice, con una tranquilidad bastante parecida al hastío. "Ustedes son los responsables, hasta que Palestina no vuelva a manos de los musulmanes lucharemos", con la fuerza de quien no teme nada, "los norteamericanos son cobardes, no vienen a enfrentarnos porque quieren vivir, nosotros queremos morir, ésta es la diferencia", y sonríe una vez más.
Abdul Rehman tiene un mujer y cuatro hijos, que lo esperan en su secreto país, aunque la policía paquistaní sostiene que es de los Emiratos Arabes. Tampoco dice cuándo ha llegado a Afganistán ni dónde fue herido y cómo.
Sin embargo, este militante islámico sin futuro intenta explicar los motivos: "Quería construir una verdadera sociedad islámica, como no existe en ninguna parte. Los países musulmanes, lo son sólo de nombre. Sin embargo, nosotros no queríamos pelear, ustedes han atacado y respondimos ".
Pakistán dice que tanto este hombre como sus compañeros serán repatriados y juzgados en sus países, aunque nadie tiene claro el porqué. Rehman niega la responsabilidad por los muertos en Estados Unidos, y dice: "Nosotros no matamos civiles".

Cazador cazado... por la prensa

El comandante afgano no daba crédito cuando se vio convertido de cazador en presa de la prensa. "¿Pero qué hacen?", espetó en inglés a los cinco periodistas que lograron llegar hasta su posición en el frente, en una loma con buena vista de las cercanas posiciones de los militantes de Al Qaeda, que lidera Ben Laden.
"¿No ven que aquí caen morteros? ¿Qué creen que es esto? ¡Larguémonos de aquí!", gritó el comandante Hayi Zaman, iniciando el camino cuesta abajo , siempre agachado. A los pocos metros se detuvo. "¿Oyen? ¡Al suelo!". No se trataba de ninguna broma ni le había engañado su oído afinado tras años de guerra: a los treinta segundos se oyó la explosión de un mortero.
Mientras bajaba, la indignación del comandante iba en aumento al ver que los cuatro reporteros y un fotógrafo no eran más que la avanzada de toda una compañía de periodistas. "Vine aquí en secreto, con cinco o seis personas, para hacer un reconocimiento y ahora tenemos aquí a una muchedumbre", se quejó.
El trabajo de Zaman y sus hombres consiste en cazar, en las montañas del este de Afganistán, a Ben Laden y su número dos, Aiman Al Zawahari. Los periodistas, en cambio, cazaban a Zaman, en busca de una exclusiva o, al menos, para evitar que algún colega de la competencia la obtuviera. (EFE)

     
     
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