|
Ramallah/Gaza/Jerusalén/Bucarest (dpa) - Al menos tres palestinos murieron y unos 150 resultaron heridos en los ataques aéreos que Israel lanzó ayer contra varias ciudades palestinas, donde fueron interpretados como una verdadera "declaración de guerra".
Esto es "sólo parte de lo que se espera para los próximos días", advirtieron sin embargo fuente militares israelíes. Entre las víctimas mortales se cuenta un niño de catorce años.
Los ataques de ayer, los de mayor intensidad desde que en 1994 fue creado el gobierno palestino, se iniciaron después de que esta madrugada el gabinete israelí dispusiera aumentar las operaciones militares y calificara a la ANP como "entidad que apoya al terrorismo".
Sin embargo, las medidas adoptadas por el gabinete provocaron una crisis gubernamental ya que los ministros del Partido Laborista abandonaron la reunión en oposición. El canciller Shimon Peres denunció "un intento de provocar el derrumbamiento de la Autoridad Palestina" por parte del primer ministro israelí, Ariel Sharon, en tanto que el Partido Laborista discutirá hoy su permanencia en el gobierno de unidad liderado por el Likud.
En Gaza, seis aviones F-16 bombardearon por la mañana el cuartel general de la Seguridad Preventiva, la principal fuerza policial palestina en la Franja de Gaza, situada en el norte de la ciudad, destruyendo por completo uno de los dos edificios.
También bombardearon instalaciones de la unidad de élite Fuerza 17, en el sur de Gaza. Además, después de ocupar durante la noche el aeropuerto internacional de Gaza, los israelíes inutilizaron la pista de aterrizaje.
Por su parte, helicópteros de combate israelíes lanzaron misiles contra edificios en Jan Yunis, sur de la Franja. Tras el ataque en Gaza, la gente salió despavorida a la calle por temor a nuevos bombardeos. La ciudad se quedó sin suministro eléctrico.
Poco antes, Israel había lanzado otro ataque aéreo contra las oficinas del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasser Arafat, en Ramallah. Un helicóptero israelí atacó un edificio situado a pocos metros de una oficina en la que se encontraba Arafat, que resultó ileso. Más tarde, los helicópteros también atacaron instalaciones de las fuerzas de seguridad palestina en Tulkarem y Salfit, Cisjordania.
El principal consejero de Arafat, Nabil Abu Rudeineh, calificó el ataque a la sede del líder palestino de una "declaración de guerra de los israelíes no sólo contra la Autoridad Palestina, sino también contra el pueblo palestino y los esfuerzos internacionales por la paz".
Rudeineh demandó a Estados Unidos que imponga mesura a Sharon. Sin embargo, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, dio ayer un apoyo implícito al premier israelí al afirmar que Israel tiene derecho a defenderse y que "Sharon está respondiendo del modo que considera apropiado".
Observadores políticos estiman que si bien la campaña de Sharon no busca la eliminación física de Arafat -como reclaman los sectores más derechistas - intenta debilitarlo y socavar su credibilidad con el objetivo de derrumbar a la ANP. "Aunque no se haya adoptado una decisión formal de expulsar a Arafat del poder y de hacer caer a la Autoridad Palestina, vamos en esta dirección", sostuvo el periódico Yediot Ajronot. (DPA-EFE)
Bush congela presuntos fondos del Hamas
En un nuevo paso en su guerra contra el terrorismo internacional, Estados Unidos lanzó ayer una ofensiva contra las finanzas de Hamas, el grupo terrorista palestino responsable de los últimos atentados suicidas contra Israel.
Mientras en Oriente Medio continúan los bombardeos, la Casa Blanca anunció la intervención de una fundación estadounidense y de un banco y una sociedad mercantil cisjordanas por su presunta relación directa con el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas).
El presidente estadounidense, George W. Bush, anunció la congelación de los bienes y activos de "Holy Land Foundation for Relief and Development" y que oficialmente es una organización sin ánimo de lucro y con objetivos caritativos entre los palestinos necesitados de Gaza y Cisjordania.
Esta fundación, recaudó el año pasado en Estados Unidos trece millones de dólares, y afirma ser la mayor organización caritativa musulmana de este país.
Bush afirmó ayer que el dinero de la fundación "va a parar a Hamas" y sus centros de adoctrinamiento de niños en la violencia y la formación de terroristas, así como al apoyo financiero a las familias de los militantes suicidas.
"Hoy damos otro paso importante en la lucha financiera contra el terrorismo", insistió Bush al dar explicaciones sobre la intervención de las oficinas de la fundación en los estados de Texas, California, Nueva Jersey e Illinois con la pretensión de confiscar los archivos y cuentas de la organización.
El Departamento de Estado incluye a Hamas en su lista de organizaciones terroristas con alcance mundial, lo que significa que en EEUU no se pueden recaudar fondos en su favor y que sus miembros tienen prohibidos los visados para entrar a este país. Según la Casa Blanca, investigadores de EEUU e Israel han reunido pruebas de que la fundación entregó dinero a los familiares de terroristas suicidas palestinos.
El domingo pasado, Bush y el primer ministro israelí, Ariel Sharon, se reunieron en la Casa Blanca para analizar la situación generada en Oriente Medio tras esos atentados .
La fundación emitió un comunicado en el que asegura que "nunca entregó fondos, servicios o cualquier otro tipo de apoyo a Hamas u otro grupo que defienda, apoye o fomente el terrorismo".
Laboristas proponen construir un muro
Los laboristas israelíes, enfrentados cada vez más con el premier Ariel Sharon, propusieron levantar un muro y una reja para separar a israelíes y palestinos y así frenar la violencia terrorista en la región.
La construcción del muro sería una solución desesperada que se extendería a lo largo de la línea del armisticio de 1967. Para el partido de Shimon Peres (de 78 años) la hora de la verdad ha sonado el lunes cuando, durante una dramática reunión de gobierno, los ministros laboristas entendieron que los sectores de derecha querían no sólo un castigo contra los terroristas de Hamas, sino también destruir a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de Yasser Arafat.
"Además llegó el momento de pasar a la oposición, dado que está claro que Sharon no tiene ningún proyecto político para terminar el conflicto", exclamó Avraham Burg, el presidente de la Knesset (Parlamento). Dos meses atrás Burg ganó "técnicamente" las elecciones primarias en el partido laborista, pero su éxito fue rechazado enseguida por su rival, el ministro de Defensa Benyamin Ben Eliezer.
Peres -que en 1993 estuvo en la primera fila para persuadir a los israelíes de que vieran en el ex "terrorista" un socio de la paz- considera aún, "a pesar de las repetidas desilusiones", que Arafat es el único líder palestino capaz de garantizar la estabilidad en la región.
De parecer opuesto es Shlomo Ben-Ami, el ex ministro de Relaciones Exteriores, según el cual Israel no puede alentar ninguna esperanza de firmar un tratado de paz con Arafat.
Las concesiones de máxima del Estado judío, afirmó Ben-Ami, que un año atrás lideró las negociaciones de Taba (Mar Rojo), no se acercan ni siquiera a los requerimientos mínimos de los palestinos. De este modo, agregó otro dirigente del partido, Haim Ramon, no queda sino la separación física forzada entre los dos pueblos, mientras se espera que el conflicto baje gradualmente de intensidad y pueda retomarse el diálogo.
Un muro y rejas transformarían en impenetrable la frontera entre Cisjordania e Israel.
En los próximos días, los laboristas deberán decidir si permanecen en un gobierno que los arrastra cada vez más a la derecha, o pasar definitivamente a la oposición. Se trata de una decisión difícil en la medida en que la opinión pública israelí, exasperada por los repetidos atentados, pide para los palestinos mano dura.
Una vez del lado de la oposición, junto a los diputados árabes-israelíes que se alinean junto a la intifada, los laboristas podrían ser tachados de escaso patriotismo. Las encuestas indican que , en caso de elecciones anticipadas, el Likud obtendría el 40% sobre 120 bancas, en tanto los laboristas deberán contentarse apenas con 20, el peor resultado en su historia.
Convocan a la Liga Arabe
Amman (Télam-SNI).- Jordania convocó para el próximo domingo en la ciudad egipcia de El Cairo a una "reunión urgente" del comité de seguimiento de la Liga Arabe, a fin de discutir la situación en Israel y los territorios palestinos, anunció ayer su ministro de Relaciones Exteriores. "Luego de contactos del rey Abdalá II (de Jordania) para enfrentar la degradación de la situación palestina, se decidió como primera acción convocar al comité de seguimiento árabe el domingo en El Cairo", sede de la Liga Arabe, precisó Abdel Ilah Jatib.
Jordania es presidente en ejercicio de esta organización, que representa a 22 países árabes, incluida la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que preside Yasser Arafat.
Análisis: Sin lugar para el optimismo
Ariel Sharon no hizo una sola mención a la "paz" en su breve alocución televisada de la noche del lunes. Por el contrario empleó en varias ocasiones la palabra "guerra". Una guerra, advirtió, que va a durar bastante tiempo y de la que un sólo hombre es responsable: Yasser Arafat.
Horas después, el político derechista de 73 años hizo realidad sus amenazas y declaró que la Autoridad Nacional Palestina era una "entidad que respalda el terrorismo", una formulación que prácticamente da carta blanca al ejército israelí en sus operaciones en territorio palestino.
Con esta decisión, todos los analistas políticos coinciden en que Sharon ha "declarado la guerra a Arafat". Aunque no decidió de manera oficial derrocar al presidente de la ANP , el objetivo es claro.
Dos estudiosos, Joseph Alpher y Mark Heller, investigadores de la universidad de Tel Aviv y autores de diversas publicaciones sobre el conflicto israelí-palestino, no dejan en verdad lugar para el optimismo.
Alpher fue cortante al afirmar que "las operaciones militares en los Territorios reflejan una falta de estrategia de paz o de guerra que es propia de Sharon pero, agregó, también de Arafat. Esto es triste y preocupante". "En apariencia -continuó-, las operaciones quieren mejorar la seguridad de los israelíes pero la experiencia nos dice que tendrá el resultado opuesto".
"Estimo que la intención de fondo de Sharon es provocar de algún modo la caída de Arafat y de la ANP", dijo Alpher. Es un objetivo, agregó, que Sharon espera alcanzar "manteniendo intacto el gobierno de unidad nacional, evitando presiones exteriores y sin llegar a la guerra".
Alpher dijo que no se puede esperar ahora que Arafat actúe seriamente en contra de los grupos extremistas en un momento en que es sometido a ataques militares y a la deliberada humillación que Israel le infligió confinándolo a Ramallah, tras haberle destruido su transporte aéreo y atacado los símbolos de poder de la ANP, como los comandos de policía y de seguridad.
Según Alpher, Sharon apunta a la caída de la ANP porque "no quiere llegar a una negociación política" que implique el retiro de los Territorios y el desalojo de los asentamientos. "Yo no veo, dijo Heller, una salida diplomática y tampoco militar de la situación actual", al menos hasta que no cambie la línea política de los palestinos y se den cuenta que una negociación con Israel requerirá renunciar a exigencias como el derecho del retorno de los refugiados. |