Sábado 1 de diciembre de 2001 | ||
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¡Señores, a sus marcas! |
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El veranismo ortodoxo destapa botellas. Brinda. El fallo del Tribunal Electoral le sacó de juego a lo que hasta ayer definía como su escollo más pétreo para colocar un hombre de su propia tropa en la candidatura a gobernador por la Alianza. Bautista Mendioroz ya no cuenta. Ahora, Pablo Verani y Daniel Sartor cosechan nuevos vientos para empujar la candidatura del cipoleño Julio Arriaga. E incluso avanzar sin premura hacia la integración de la fórmula. Un potencial vice que, siguiendo los dibujos hechos por Verani hasta hoy, computa a dos hombres: el propio Sartor y el ministro de Economía, José Luis Rodríguez. Roquenses. Y así plasmar un proyecto de Verani de larga data: sellar, mediante un cipoleño y un roquense, una sólida alianza política entre una inmensa mayoría de ambas ciudades. Proyecto que intentó poner en marcha en el "94. Fue cuando a pocas horas de recibir la bendición del entonces líder de la UCR para ser candidato a gobernador en el "95, Verani corrió a Cipolletti. Tocó timbre en la casa del entonces intendente Jorge Ocampos y éste aceptó la postulación para vice. Una semana después, el matrimonio se hizo trizas por decisión de Massaccesi. En la cosmovisión de poder de éste, no había espacio para que surgiera un polo de decisiones importante sostenido por radicales de Cipolletti y Roca. Ocampos se verticalizó a los designios del líder. Se bajó. Y Mendioroz lo reemplazó. El rencor ganó lugar en Verani. No hubo indulgencia para Ocampos: - Es una puta con bigotes - sancionó Verani. Pasaron los años. Con paciencia oriental, el gobernador esperó la oportunidad para que su proyecto cuajara. Ahora, siente que esta posibilidad se oxigena. Pero claro, el camino a Damasco tiene toscas. Sucede que en el radicalismo hay gente emitiendo señales de que aspiran estar en la conversación por las candidaturas para el 2003. Gente que no descarta recorrer los caminos de la provincia para cohesionar, desde el radicalismo, voluntades listas a cruzarse en los sueños de reproducción del poder consustanciales al veranismo. Uno de esos hombres es el ex ministro de Gobierno, ex intendente de Viedma y hoy legislador Fernando Chironi. El otro es Ricardo Sarandría, también ex ministro de Asuntos Sociales, ex legislador y hoy jefe comunal de Roca. Hasta ayer, ambos confesaban sus intenciones con cautela. Porque, aun con remilgos, los dos convergían en una convicción: de ser habilitado por la Justicia, sentían a Mendioroz como el candidato natural para dirimir fuerzas con el veranismo. Ahora, tras la decisión del Tribunal Electoral y con el correr de lunas, Chironi y Sarandría subirán el tono al hablar de sus ambiciones. De frente al veranismo como un todo, tienen fuerzas escuálidas. Pero no hay política sin dialéctica. Pero es factible que terminen negociando una fórmula en común respaldada por el mendiorismo. También por los muchos heridos que en el radicalismo va dejando el veranismo con su impetuoso paso. Lo demás, será batalla. Batalla de incierto resultado. Como son las de este juego que se llama política. |
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