Viernes 28 de diciembre de 2001

 

El fiscal solicitó absolver a Sobarzo y a Molina

 

Ambas mujeres estaban sospechadas de haber realizado y recibido un llamado anónimo a la unidad 69 de Cipolletti. Se indicaba detener a marginales. Los testigos no las involucraron y el fiscal pidió la absolución.

  ROCA (AC).- El fiscal Edgardo Rodríguez Trejo pidió ayer la absolución para Elsa Molina y Nancy Sobarzo, las dos mujeres que estaban sospechadas de encubrimiento por el llamado anónimo que orientó la búsqueda hacia los primeros marginales.
Esta es la tercera causa conexa a la investigación principal del triple crimen que se hace trizas. Hoy a las 10, se leerá la sentencia de la última que resta definir: "Seguel, Luis Erasmo s/ incumplimiento de los deberes de funcionario público en modalidad de delito continuado". En este caso el fiscal pidió una pena de 8.500 pesos de multa e inhabilitación por un año.
El descenlace de la causa Sobarzo-Molina se vaticinó desde la primera audiencia. Con sólo escuchar a los primeros tres testigos, el fiscal Rodríguez Trejo pudo comprobar que Molina no fue la autora del llamado anónimo que indicó buscar a Sepúlveda y Huenchumir, aunque sí se comunicó con la unidad 69. "Espero que nunca jamás le pase a nadie inocente lo que me pasó a mí", dijo la mujer ante el Tribunal al finalizar los alegatos.
La audiencia de ayer empezó con la recepción de dos testimonios que intentaban hallar una pista para conocer el origen de esta misteriosa comunicación. Declaró Ramón Antonio Riva, un gomero de Roca que ratificó lo afirmado en la instrucción: que un día después del hallazgo de los cuerpos el comisario Víctor Cufré se presentó en su local y le comentó que habían tenido "que fraguar" el llamado anónimo. Cufré lo negó. Luego, llegó el turno de los alegatos. Rodríguez Trejo entendió que hubo "un triángulo de complicidad", que "justo se involucró con la aparición de los cadáveres".
"Creo que estas dos señoras están en juicio por un señor que aparentemente la juega de Don Juan y cuando las papas empezaron a quemar no se animó a decir la verdad", manifestó. Se refería a Dardo Manrique, el policía a quien Molina intentó contactar el 11 de noviembre en la unidad 69 y que según él mismo reconoció en el juicio, había tenido una relación sentimental con Molina. Su relato fue confuso y complicó la investigación.
El fiscal expresó que le empezó "a despertar alguna curiosidad" cuando analizó los testimonios de Jorge Chiófalo y Cristina Garrido, quienes en la instrucción establecieron un horario del llamado anónimo posterior a la comunicación de Molina. Los ex concejales se basaban en un programa radial al que habían asistido ese día.
En el debate, Rodríguez Trejo se dedicó a cruzar la información aportada por los testigos con la que constaba en el parte diario de la subcomisaría 69. Así pudo comprobar que el anónimo ingresó después de la segunda presencia de la policía Sandra Jaimez a la unidad, que según el parte se registró después de las 11.15. Molina se había comunicado 10.44.
El fiscal tomó también como válida la apreciación del policía Miguel Chandía, uno de los integrantes de la comisión investigadora del triple crimen que reforzó la hipótesis de que la comunicación fue después de las 12. En este sentido, Rodríguez Trejo dijo que es posible que el llamado se haya concretado a las 12.05 desde un teléfono semipúblico de Ferri.
Ante estos datos, no acusó. Molina estaba sospechada de encubrimiento porque se creía que era la autora del llamado. Sobarzo estaba procesada por falso testimonio y encubrimiento porque se estimaba que había mentido al decir que ella había atendido a Molina la mañana en que aparecieron los cuerpos.
Los defensores, teniendo en cuenta que "cuando no hay acusación no puede haber defensa ni sentencia" también pidieron la absolución. Hoy se leerá la sentencia de esta causa, junto a la de la incumplimiento de deberes.

"Jamás voy a llamar a una comisaría"

ROCA (AC).- Elsa Molina narró ayer ante los jueces todo lo que pasó cuando fue involucrada en esta causa conexa. Entre lágrimas, denunció que fue víctima de presiones y humillaciones.
"Lo único que me queda rescatable de todo esto es que jamás voy a llamar a una comisaría por nada y nunca voy a considerar a un uniformado como un amigo", le dijo luego a "Río Negro".
La mujer aseguró que el 11 de noviembre de 1997 llamó a la subcomisaría 69 para hablar con el policía Dardo Manrique porque quería que él se comunicara con una persona "con la que sí tenía una relación sentimental", para que la llevara al hospital de Neuquén a hacerse unos estudios.
Nada sabía entonces de lo sucedido con las víctimas del triple crimen.
Pero quedó bajo sospecha. El 23 de diciembre, cuando llegó la orden de detención, "todos me insultaban, me ofendían", recordó. Y hasta fue víctima de "presiones".
Dijo que el subcomisario Rodolfo Artese y el fallecido Javier Pérez Calvo, de la policía Federal, le exhibían sus armas y la miraban "amenazantes", como advirtiéndole "si no decís la verdad, mirá qué te está esperando".
También criticó al juez y al fiscal de instrucción. "Ellos se reían, se burlaban de mí", dijo.

Reclaman más medidas investigativas

CHOELE CHOEL (AVM).- Por el crimen del joven de Lamarque, Antonio Acosta, la familia se constituyó como querellante en la causa pidiendo una serie de medidas investigativas. A esta solicitud se plegó también la fiscal.
Según fuentes consultadas, el padre del joven se constituyó como querellante, nombrando como representante legal a Miriam Fabiani. La abogada solicitó la semana pasada nuevas medidas periciales y la ampliación de varias declaraciones testimoniales.
Entre los pedidos hechos al juez Guillermo Moyano, que interviene en la causa por el homicidio de Acosta, se pidió una pericia para determinar la hora concreta en la que falleció el joven.
A esto se sumó también el pedido de la fiscal Marisa Bosco para la ampliación de las testimoniales y la llegada del jefe de criminalística para que se amplíen las pericias en el lugar del hecho.
Las declaraciones pedidas por la fiscal y la abogada se comenzarían a desarrollar esta semana y continuarían luego del feriado de fin de año. Se especula que los trabajos judiciales e investigativos en torno a la causa continuarán durante el verano, para poder cerrar el cerco sobre el autor o los autores del crimen que conmovió a Lamarque.
El hecho sucedió a mediados de noviembre. Un sábado a la madrugada un vecino se encontró en un edificio abandonado con el cuerpo sin vida del joven Antonio Acosta, que murió al recibir más de una docena de puñaladas en distintos lugares del cuerpo.Un día después, un joven se presentó junto con a madre en la comisaría, y permanece aún detenido en la unidad policial de Choele Choel, sospechado de haber participado del asesinato de Acosta. Pero es el único procesado, y tanto los vecinos como los propios investigadores mantienen la hipótesis que en el crimen participaron más de una persona.
Incluso el padre del joven asesinado en una conferencia de prensa realizada tiempo atrás sostuvo que para él habían participado del hecho entre tres y ocho personas.
Los padres, luego de las primeras medidas judiciales, comenzaron a desarrollar una vez por semana marchas de silencio, pidiendo por el esclarecimiento del crimen.
En las movilizaciones participaron una importante cantidad de vecinos de la zona que reclaman no sólo por este hecho sino por otros sucedidos en la localidad.
El crimen además aceleró la llegada de integrantes del grupo BORA, que el mes que viene ya podría estar en la ciudad, asentado de forma permanente en un edificio que pertenecía al ministerio de educación de la provincia.
   
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