Jueves 20 de diciembre de 2001

 

Vuelven los asaltos a viviendas en Bariloche

 

Durante diciembre, se registraron numerosos robos a viviendas. También fueron blanco de delincuentes los pequeños comercios barriales, al igual que taxistas y remiseros.

  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Junto al fenómeno de la criminalidad moderna, que siempre avanza un paso delante de las leyes y la autoridad, en las últimas semanas recrudecieron los asaltos a medios de transporte y casas de familia, en algunos casos mientras sus ocupantes estaban en el interior de sus viviendas.
En la búsqueda de dinero en efectivo, asumiendo el menor riesgo posible, los delincuentes victimizan a personas de su misma condición social, cometiendo asaltos en quioscos y despensas barriales, o en perjuicio de conductores de taxis, remises y colectivos, a los que despojan de muy poca plata.
El mes de diciembre se inauguró con el asalto cometido a la salida de un colegio por tres chicas menores, que después de mendigarle monedas a una alumna de segundo año, quisieron registrar sus ropas, la golpearon, y balearon al estudiante de 17 años que intentó defenderla.
Pocos días después, tres jóvenes que sólo buscaban dinero en efectivo se presentaron a las 14.45 en una vivienda ubicada en la calle Vice Almirante O"Connor 766, detrás del hotel "Adquintué", y después de amenazar a sus ocupantes balearon a la dueña de casa y escaparon sin robar nada. Casi a la misma hora, dos asaltantes ingresaron al restaurante ubicado en San Martín 88, a una cuadra de la comisaría del Centro Cívico, y después de ingresar al baño y cerciorarse de que no hubiera ningún cliente, amenazaron al propietario y se llevaron 24 pesos. Dos días después, entre las 14 y las 16, personas desconocidas saquearon la vivienda de la funcionaria Elsa Palomo, secretaria de Promoción Social del municipio. La vivienda está ubicada en el segundo piso del barrio del IPPV 30 Viviendas, y aunque es imposible que nadie haya observado la virtual mudanza efectuada por los delincuentes, todavía no hay detenidos.
Esa misma noche, aproximadamente a las 20, otra banda de delincuentes ingresó a una peluquería ubicada a pocos metros del Centro Cívico y escaparon sin robar nada después de efectuar varios disparos dentro del local.
A las 19 del 9 de diciembre, dos delincuentes armados y encapuchados ingresaron a una vivienda del barrio Jardín Botánico, amenazaron a sus ocupantes y se llevaron una filmadora y 200 pesos en efectivo.
Dos días después, a las 12.45, dos delincuentes sorprendieron en su casa del barrio Laguna El Trébol al vecino de origen francés Georges Torletting y lo despojaron de 35 mil dólares, y aunque las autoridades presumen que existió algún "entregador", el caso tampoco fue resuelto.
La buena noticia se produjo el 14 de diciembre, cuando en un veloz y efectivo procedimiento, mla policía detuvo a Wálter Guíñez mientras cometía un asalto en un complejo de cabañas del kilómetro 4,700 de la avenida Bustillo, y minutos después otra patrulla capturó a su cómplice, de apellido Painefil, cuando escapaba en un Renault 18.
El robo a una casa con mayor trascendencia ocurrió hace cuatro meses en otra casa de los kilómetros, debido a que fue interrumpido desde los Estados Unidos, porque una de las víctimas conversaba por teléfono con un familiar por el sistema "manos libres" cuando irrumpieron los asaltantes.

Uno de los delitos que más huella dejan

Los robos con armas a casas de familia no han sido frecuentes en Bariloche, pero se sabe que dejan improntas imborrables en los damnificados. Son muchos los comerciantes que sufrieron asaltos en sus locales, y continúan en la actividad aceptando el riesgo de que se repita esa experiencia, porque la permanencia de los delincuentes siempre se limita al tiempo imprescindible.
Todos los vecinos de Bariloche fueron víctimas de algún hurto o robo en su vivienda o automóvil, pero el asalto a la intimidad familiar agrega una circunstancia tremenda a la sensación de inseguridad personal que no todos pueden soportar. En alguno de los robos, para neutralizar las denuncias, los asaltantes amenazaron con volver para violar a las mujeres y ocasionar daños físicos a los menores de la casa. La reticencia de algunas víctimas a formular la denuncia habla del temor que sienten, y se sospecha que podría haber otros damnificados que lograron ocultar lo que les sucedió.
Un hecho como estos ocurrió en 1990 en una vivienda del barrio de Melipal, y sus autores fueron condenados a nueve y diez años de prisión. Otros similares sucedieron a fines de 1992 y en 1995, y también fueron resueltos por la policía, pero alguna de las familias damnificadas ya no quisieron seguir viviendo en Bariloche.
El asalto a viviendas y el salteamiento en caminos son de las más antiguas y casi olvidadas modalidades delictivas, y dejan funestas experiencias a las víctimas. Sin embargo, en cada caso, los delincuentes se apoderaron del dinero, joyas, ropas y objetos de valor, pero respetaron la integridad física de todas las víctimas.

   
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