El novio confesó que la mató por celos

Nicolás Pérez Alaniz, de 21 años, se quebró ante la policía y reconoció su autoría en la muerte de Valeria Rubio. La localidad sigue conmocionada.

PIEDRA DEL AGUILA (ASM y AN)- "No sé qué me pasó. Le apreté el cuello, cerré los ojos y cuando los volví a abrir me dí cuenta de la macana que me había mandado". Cercado por las evidencias en su contra, por las contradicciones de su coartada, y abrumado por lo que había hecho, Nicolás Pérez Alaniz se quebró ante los policías que lo interrogaban y confesó cómo había matado a su novia Valeria Rubio, la joven reina de esta localidad. El móvil fue el ataque de celos que sufrió cuando la joven le comunicó que viajaría a Roca para estudiar abogacía, y dio por terminada la relación que mantenían desde hace meses.
El joven de 21 años fue trasladado a Junín de los Andes por razones de seguridad, ya que la víctima era hija del suboficial Bernardo Rubio, quien revista en la comisaría local. Hoy será indagado por la jueza Norma González de Galván, quien le imputa el delito de "homicidio simple" que se castiga con 8 a 25 años de prisión.

Dolor en el velatorio

Ayer a la tarde en tanto, se llevó a cabo el velatorio de la adolescente. Hubo profundas muestras de dolor por parte de los familiares y compañeros de estudios, lo mismo que los vecinos y autoridades municipales de Piedra del Aguila.
El crimen conmocionó a esta habitualmente tranquila localidad neuquina de 5.000 habitantes.
El cuerpo de Valeria, de 17 años, fue hallado el sábado a la mañana en un predio que es utilizado como autódromo.
Estaba junto a su camioneta Volkswagen roja, y por ningún lado se veían signos de violencia. Según la autopsia realizada en Neuquén, la joven fue estrangulada.
Una rápida investigación efectuada por personal de la comisaría local y del departamento Delitos que viajó desde Neuquén capital permitió reconstruir parte de los hechos e identificar al sospechoso.
Según relataron a "Río Negro" fuentes de la investigación, el viernes Valeria rindió satisfactoriamente un examen y al día siguiente salió con Pérez Alaniz, su novio, a festejar.
Pero la joven también había tomado una decisión: comunicarle que se iría a Roca a estudiar abogacía, y que la relación terminaba.
Los jóvenes estuvieron bebiendo en una plaza. A las 6 de la mañana, una mujer los vio discutiendo fuertemente, y habría declarado que el joven le pegó dos cachetadas a la chica.
De allí se fueron en una camioneta Volkswagen del padre de Valeria hasta el predio utilizado como autódromo, donde minutos más tarde se desencadenó la tragedia.
Después de cometer el crimen, Pérez Alaniz se fue a su casa y a la mañana del sábado se presentó en su trabajo como siempre. Allí fue a buscarlo la policía para interrogarlo y por ser una de las personas más próximas a la víctima, resolvió demorarlo.
Mientras tanto, otro equipo de investigadores reunió evidencias que tendieron un cerco en torno del sospechoso.
Con todas las pruebas en su poder volvieron a interrogarlo y el joven se quebró.
De todos modos su confesión no es válida para la justicia, que deberá demostrar su culpabilidad con otras pruebas. De acuerdo con los investigadores, hay suficientes evidencias.
Pérez Alaniz fue descripto por las fuentes que hablaron con este diario como un joven trabajador pero con una historia familiar no exenta de complicaciones, que le habrían provocado algunos trastornos en su conducta.
La víctima era muy querida en esta localidad al igual que su familia, que fue calificada de "ejemplar".
Por eso todo el pueblo lloró su muerte.

Foto: El momento más doloroso para sus allegados. Luego de la autopsia en Neuquén el cuerpo llegó a la localidad.