Domingo 16 de diciembre de 2001

 

Demencial violencia para quedarse con un estéreo

 

Un joven quedó en estado gravísimo luego de ser interceptado a la salida de un boliche neuquino. Tres asaltantes lo agredieron a trompadas y luego hundieron su cráneo con una piedra.

  NEUQUEN (AN).- Un joven de 19 años fue interceptado a la salida de un boliche por un trío de delincuentes, que lo agredió a trompadas con inusitada violencia y le hundió el cráneo con una roca para robarle el estéreo del vehículo.
Su estado de salud es gravísimo y el pronóstico de evolución reservado. Ayer fue sometido a una intervención craneana de urgencia en el policlínico Neuquén.
La historia de Santiago es una postal de lo que ocurre en Neuquén los fines de semana, una ciudad cada vez más irracional y violenta.
La postal se vuelve más amarga si, como denuncia el padre, Hugo Righetti, la comisaría Segunda no actuó ni socorrió a Sebastián pese el pedido desesperado de ayuda de dos amigos que lo acompañaban.
"No quisieron tomar la denuncia y les dijeron que esperaran afuera una ambulancia que nunca llegó", dijo el progenitor al borde del llanto en el pasillo de la clínica. Al hermano menor de Sebastián se lo notó abatido, sentado en el piso y sin levantar la vista del suelo.
Es que no se explican tanta virulencia ni la indiferencia policial y están muy preocupados por las secuelas neurológicas que puedan quedarle al joven.
La solidaridad llegó espontáneamente de los manifestantes instalados en la carpa de la Legislatura, que cruzaron la calle y preguntaron qué necesitaban. No tuvo que intermediar una respuesta para darse cuenta que Sebastián estaba inconsciente, muy grave, y que debían llevarlo con urgencia al hospital.
La secuencia del terror comenzó a las cinco de la mañana del sábado, a la salida de Ticket, un clásico de la noche neuquina.
Con sus amigos Fernando y Matías, Sebastián emprendió el regreso a casa en la Ford Courier blanca de su papá ("se la dí porque pensé que era más seguro", dijo) por la calle Río Negro. Los chicos comentaban risueñamente las anécdotas de la noche cuando un Fiat 128 color azul oscuro los interceptó, a la altura del club Biguá. A golpes de puño, tres personas mayores de edad los bajaron de la camioneta con violencia para robar el estéreo. En medio del forcejeo uno de los chicos gritó "viene la policía". La argucia dio resultado: los asaltantes salieron disparados y los muchachos aprovecharon el momento para huir.
"Sebastián no se dio cuenta que uno regresó, tomó una piedra y se la arrojó a la cabeza... quedó tendido en la camioneta, inconsciente", recuerda Righetti.
"Los amigos lo llevaron hasta la comisaría ubicada en Olascoaga y Libertad, pero no les tomaron la denuncia y le dijeron que esperaran una ambulancia que nunca llegó. Si no fuese por una mujer de la carpa la suerte de Sebastián podría haber sido otra", subrayó el padre.
Righetti, quien fue funcionario municipal, reconoció estar desbordado por un sentimiento de dolor, impotencia y bronca. "En este momento, en algún lugar de la ciudad, hay tres personas peligrosas que pueden herir o matar a otro chico", advirtió. Y aseguró que una vez que Sebastián pase la etapa de mayor peligro "no cejaré hasta encontrar a los culpables".
Por el cuadro de gravedad que presentaba, el muchacho fue derivado del hospital Castro Rendón al Policlínico Neuquén.
   
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