Rácing se complicó con el empate

El puntero jugó mal y no pudo con Bánfield, que fue superior. Ahora sólo tiene tres puntos de ventaja con Ríver a dos fechas del final.

BUENOS AIRES (DyN) - Más allá del empate sin goles ante Bánfield en Parque Patricios, Rácing Club sufrió ayer un retroceso futbolístico y le permitió a Ríver Plate ponerse a tres puntos de distancia en la carrera por el título del torneo Apertura, a dos fechas del desenlace.
Rácing por momentos jugó uno de sus peores partidos en el campeonato porque con la enjundia fue insuficiente para dar el paso tan esperado.
De todos modos, a Maximiliano Estévez le anularon dos goles en el segundo tiempo y uno de ellos era legítimo, ya que estaba habilitado cuando a los 19 minutos colocó la pelota por encima de la salida de Lucchetti.
Rácing había llegado al estadio de Huracán en busca de la vuelta olímpica doméstica por la que desespera desde hace 35 años, pero dejó pasar una oportunidad y Ríver se acercó al golear a Lanús 4-0.
En el primer tiempo, el líder y candidato pareció ser Bánfield, que en la media hora inicial superó holgadamente en el juego a un Rácing que pasó de timorato a irresoluto e impotente.
A partir de un esquema de presión en todos los sectores del campo, Bánfield se hizo dueño absoluto de la pelota, inclusive cuando hubo que dividir.
Mientras Jorge Cervera prosperaba en cada avance, los supuestos conductores de Rácing, José Chatruc y Leonardo Torres, fueron incapaces de desempeñar su papel.
Chatruc y Torres fueron imprecisos y Rácing se limitó a atacar en forma previsible, con pases largos y aéreos que terminaron en as manos de Luchetti o sirvieron para los despejes de Javier Sanguinetti.
Rácing prácticamente no cruzó la mitad de la cancha hasta los 26 minutos, cuando combinaron Martín Vitali y Chatruc por derecha y desequilibraron al colombiano Brahaman Sinisterra.
Rácing sí ofreció flancos vulnerables en cada centro aéreo, los que preferentemente partieron del botín izquierdo de Sinisterra.
Ante este panorama, la enorme hinchada de Rácing (casi 45 mil fieles en Patricios) permaneció en silencio y perpleja, además de angustiada por la rápida y contundente victoria de Ríver.
De este naufragio futbolístico del pretendiente al título sólo emergió el mediocampista Adrián Bastía, quien con su característico coraje, a los 32 minutos, luchó por el balón ante varios rivales y dejó a Estévez en un mano a mano con Lucchetti, pero el arquero se impuso. Fue la única situación de riesgo que originó La Academia en esa etapa.
También, tras unas pareces cortas, hubo un remate franco de Wálter Jiménez que se fue cerca del poste izquierdo de Gustavo Campagnuolo.
Inexplicablemente, en el segundo período Bánfield retrotrajo líneas, se plantó más cerca del seguro Lucchetti y su única y limitada apuesta ofensiva fue el pase largo en procura del larguirucho Daniel Bilos.
Rácing jugó con mayor determinación, con vocación ofensiva, pero fue igualmente ineficaz a la hora de atacar.
Levantó sus acciones Chatruc, por momentos fue el conductor de otras tardes, pero no alcanzó para generar problemas en el área albiverde.
El equipo de Reinaldo Merlo pudo haber definido el partido en esa acción de Estévez, pero Bánfield también tuvo una ocasión muy favorable cuando se escapó Cervera y tiró con potencia, pero al cuerpo de Campagnuolo, quien respondió en forma excelente y vital para las ambiciones tan postergadas de los albicelestes.

"Ahora sí, vamos a ser campeones"

BUENOS AIRES (DyN) - La palabra "campeón" o "campeones" estaba prohibida entre jugadores, cuerpo técnico y dirigentes de Rácing. El impulsor de la cábala era un cabulero de alma como el entrenador Reinaldo Merlo.
Hasta que el temperamental de las mechas rubias no soportó más tanta demora y, arrastrado por la tremenda bronca que le causó resignar dos puntos frente a Rácing gritó a viva voz ante los micrófonos: "Ahora sí, ahora me enojé, ahora vamos a salir campeones".
- Pero ¿no era que no se podía mencionar esa palabra?
- "Ahora lo digo y lo repito: vamos a salir campeones. Sé que lo haremos y estamos preparado para ello", sentenció Merlo, en evidente descarga emocional provocada por el fastidio.
Rácing apenas había igualado con Bánfield jugando muy mal y como poco antes Ríver goleaba a Lanús las ventajas para el puntero se redujeron a tres unidades, cuando todavía restan dos partidos para la finalización del torneo Apertura.
La hinchada de Rácing, tremenda y muy mayoritaria en el estadio de Huracán, reaccionó, frente a tan inesperado resultado, con un silencio casi aterrador.
Y lo que se viene no es "pan comido" para Rácing, considerando el golpe anímico.
De local con Lanús y de visitante ante Vélez. Ríver visitará a Argentinos Juniors y recibirá a Rosario Central.
El síndrome de los 35 años de frustraciones está a flor de piel. Y Merlo intentó neutralizarlo utilizando por primera vez la tan temida palabra "campeones", pero a modo de grito de guerra, a la usanza del que usan los All Blacks neocelandeses antes de los test match de rugby para atemorizar a sus rivales.

Multitudinaria caravana

Al menos 10.000 hinchas de Rácing Club protagonizaron ayer otra muestra de fe y pasión al recorrer el camino que une la sede ubicada en Avellaneda hasta el estadio de Huracán para presenciar el partido ante Bánfield.
Los hinchas se reunieron en la sede social ubicada en la avenida Mitre, de Avellaneda, poco después de las 14:30 y desde allí partieron rumbo a Parque Patricios, lugar al que arribaron poco después de las 15:40.
Los simpatizantes denominaron la caravana "Paso a paso".
Vestidos de celeste y blanco, con extensas banderas, y a paso rápido, los hinchas cruzaron el puente Pueyrredón, ingresaron a la Capital Federal y arribaron al estadio de Huracán para ubicarse en la tribuna visitante.

foto: José Chatruc falló esta vez en su tarea de ser el tercer hombre ofensivo en la "Academia". Cada vez que se acercó al área el colombiano Sinisterra lo supo controlar muy bien.