Lunes 10 de diciembre de 2001 | ||
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Romera tiene el título mas soñado |
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Se consagró campeón argentino en la Clase 2 del
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BUENOS AIRES (Raúl Bernal, enviado especial) – Misión cumplida. La definición no fue la común, quizás por eso resultó tan especial. El roquense Javier Romera festejó la obtención de su ansiado título de campeón en la Clase 2 del Turismo Nacional en los boxes, frente a una pantalla de televisión, mientras que su rival, el salteño Nicolás Vuyovich, se desesperaba en la pista. Así se resolvió esta apasionante categoría, que ayer cerró su certamen ante cerca de diez mil aficionados en el autódromo porteño "Oscar Alfredo Gálvez". Fueron seis vueltas, las de la segunda serie, cuando en el box del rionegrino se siguió con la respiración contenida, con algunos transpirando y otros con un hielo corriendo por el cuerpo. La definición, en frío, fue mucho más sencilla que todos los integrantes del equipo de Romera podían imaginar. El primer round había sido el de la clasificación, el sábado. Y lo ganó por puntos Romera, quien quedó undécimo. Su rival fue vigésimo octavo. El segundo round era el de las series. Y allá fue Romera confiado, después que Etchegaray y sus muchachos trabajaran hasta la madrugada cambiando la puesta a punto del auto. Romera partía sexto y un par de puntos serían de vital importancia para definir. Y él hizo bien su trabajo. Es más, estuvo impecable. Se aisló de toda presión y en las seis vueltas ya anticipaba la conquista, la que se oficializaría unos minutos después. Largó bien, se tomó su tiempo para que se acomodara la fila india y recién en ese momento se fue a buscar los puntos que hacían falta. A Pablo Vázquez lo durmió en una curva, una vuelta después le metió el auto a Emanuel Moriatis y a cobrar. Su cuarto puesto le aseguraban tres puntos. Con la bandera a cuadros era misión cumplida. Ahí comenzó la otra historia, esa que lo terminó consagrando en los boxes mientras Vuyovich se debatía en pista tratando de vender cara su derrota, buscando la heroica para retener el "uno". Romera se plantó frente al televisor, rodeado por su gente. Fueron seis vueltas que se hicieron una eternidad. Vuyovich quedó relegado y a otra cosa. Empezó otra historia. Los quince o veinte del equipo fueron uno solo; el grito de campeón pareció estremecer al mítico escenario porteño, el mismo que sirvió para la consagración del rionegrino. Romera no es de esos pilotos al que todo le llegó fácil. Por eso, esta vez sorprendió que antes de llegar al tercero y último round, el de la final, ya todo estaba definido y el campeonato se iba para Río Colorado, donde íntegramente se armó el auto del nuevo campeón. La serie final fue para las estadísticas. Romera movió en la largada y lo recargaron. Después, se dedicó a disfrutar de ese mágico momento de estar en pista y con el título en el bolsillo. Regaló algunas maniobras bárbaras, fue a la chapa y dio la vuelta de honor con el "uno" estampado en los laterales de su "Golcito", el de mil y unas batallas que lo llevó a la ansiada conquista. No se equivocó Etchegaray cuando apostó a este piloto para que manejara un auto que él sostenía que estaba para pelear arriba. ¡Cuánta razón tenía! De Río Negro salió el nuevo campeón argentino de una categoría tan numerosa y competitiva. ¡Hay motivos para festejar! Como Romera, Armelli también logró el campeonato de la Clase 3 en la serie. El piloto de San Nicolás ganó la suya, mientras que Omar Tanoni, después de ganar su batería fue penalizado con 20 segundos de recargo y vio morir sus chances de pelear por el campeonato en la carrera. En la final, Armellini luchó hasta los metros finales con Juan Pablo Rossotti, pero tuvo que conformarse con ser segundo. Una jornada de tensiones Javier Romera pareció sustraerse de la ansiedad que dominaba a todos desde que el sábado comenzó el ruido en el autódromo porteño. Esa noche fue a un programa de televisión y volvió a los boxes cerca de la medianoche, comió algo liviano y se fue a dormir. Y el papá "estuvo" ahí... Encontrar las palabras justas es casi imposible. Sustraerse del momento que se vivió en el box de Javier Romera cuando el título era cosa juzgada, también. No se encontraron tan solos Ernesto Gallet es un joven roquense apasionado por los "fierros". Fue a Córdoba al Mundial de rally y no se pierde prueba en la región. Tampoco faltó a la consagración de ayer. "Me tomé un micro. Romera se merece esto y mucho más", dijo mientras miraba su reloj, porque tenía que pegar la vuelta. También llegó Federico Vázquez desde Neuquén con otros siete amigos. No lo conocían personalmente a Romera, pero se hicieron hinchas viéndolo por televisión. También se vio a Eduardo "Pelusa" Bavaglio, orgulloso porque el roquense se inicio en la recordada monomarca Gol, y a Juan Angel García, quien hizo un viaje relámpago para estar con su amigo. foto: Ya pasaron todos y ahí se ve la cola con todo el "salero" del Gol conducido por Romera. Llegó a la carrera de final de campeonato con cierta ventaja y en la serie preliminar llegó la consagración, cuando fue cuarto en su batería y el contrincante Vuyovich quedó muy atrás en la siguiente serie. |
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