Viernes 7 de diciembre de 2001 | ||
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Los Pumas consolidaron su juego entre los grandes |
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La convocatoria lograda en el último test habla a las claras que el romance con la gente va en aumento. |
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En los diez últimos años el rugby argentino ha experimentado un avance tan arrollador, que muy pocas disciplinas deportivas lo han conseguido. Sin duda el quinto puesto en el último Mundial abrió el camino para el despegue definitivo de este deporte hasta convertirlo en una de las disciplinas de mayor convocatoria, después del fútbol. La multitud que prácticamente colmó el estadio "Monumental" en el enfrentamiento entre el seleccionado argentino, Los Pumas, y los famosísimos All Blacks, habla a las claras que el rugby ya tiene un lugar de privilegio entre los amantes del deporte en la Argentina. Pero lo más importante es el crecimiento deportivo, técnico y táctico que tuvo en los últimos tiempos y que sirvió para colocarlo entre las máximas potencias del rugby mundial. El sábado último en el "Monumental", el rugby argentino pudo haber entrado en la historia. Estuvo sólo a dos minutos de esa gloria, pero por circunstancias del juego, se quedó con el sabor amargo de cumplir sólo una estupenda actuación. Tal vez una de las mejores que se le recuerdan, pero sin el final plagado de alegría que tan merecidamente se había ganado. Después del partido como en los días posteriores, el análisis de lo acontecido en el campo de juego tuvo cientos de visiones diferentes. Unos aplaudieron la entrega, otros la defensa; en tanto otros criticaron la falta de concentración de Los Pumas para llegar al cierre del choque en ganador y no terminar derrotados, dolidos y con la cabeza gacha. Pero llegó el único final que no se merecían Los Pumas. Derrotados y sin gloria. No se lo merecían. Habían jugado 78 minutos en un nivel superlativo y dominando a uno de los equipos más importantes del mundo. Por momentos fueron dueños absolutos del partido. Le impusieron a los All Blacks un estilo de juego basado en la entrega y potencia, un sistema que les molestas mucho. Pero hubo dos errores clave de los argentinos en el partido. Y los dos los cometió Felipe Cotempomi. Uno fue haber fallado un penal factible y, el otro, no haber sacado la última pelota al touch. "Cuando vi que no salía me desesperé. Grité a los muchachos para salir a marcar, pero fue tarde. Con el control de la "guinda" ellos son incontenibles. Y así fue. Por eso estoy tan triste". También se habló de que era la gran oportunidad. Puede ser. Por el momento, por la buena temporada, pero su entrenador Marcelo Loffreda no lo cree así: "Los muchachos hablaron que éste era el momento justo y que no habrá otra igual. Yo no lo creo. Fue sólo un partido, seguramente vendrán otros y para ésos tendremos que estar preparados. Si así lo hacemos estaremos ante otra gran oportunidad". Y el entrenador tiene razón. Este año fue el del reconocimiento unánime que las cosas se están haciendo bien. También se le perdió el miedo a las grandes potencias y ahora se les juega de igual a igual. Ahora viene la etapa de la consolidación y el crecimiento de todos los niveles para sostener este exitoso proyecto, ya de cara a otra temporada, que se avecina tanto o más exigente que ésta. Jorge Suárez jsuarez@rionegro.com.ar Los jugadores pronostican un futuro alentador Las voces de los protagonistas tras la noche del "Monumental" se hicieron escuchar por varios días más. Cada jugador argentino coincidió en que fue el gran momento y se dejó escapar. "No habrá otro momento igual a éste. Lo teníamos y lo dejamos escapar. Pero hay que pensar en el futuro y creo que es muy bueno", dijo el apertura Felipe Cotempomi, antes de regresar a Inglaterra para continuar con la temporada en el Bristol. |
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