Miércoles 5 de diciembre de 2001

 

El "Cabezón" le dio brillo a su título en el Gran Turismo

 

No se guardó nada. Elogió y criticó por igual

  Es de los pilotos de la "vieja guardia", esa que escribió páginas de oro en el automovilismo regional. De esos que si no se ganó un lugar a nivel argentino o cosechó más títulos, no fue porque le faltara talento, sino la decisión de encarar un proyecto serio. Tal vez, es el último ídolo de una dinastía que se va extinguiendo. El personaje en cuestión es Alberto Pérez Nonnenmacher, el brillante campeón del certamen del Gran Turismo Patagónico. El mismo que idolatra al desaparecido Horacio Jorge Santángelo y que hoy se conmueve hasta las lágrimas por el reconocimiento de la gente. "Siempre me tildaron como un tipo sufrido, sin sentimientos. Será por el paso de los años, pero ahora me emociono muy fácil. Me pasaron mil cosas por la cabeza cuando me bajaron la bandera a cuadros y salí campeón", apuntó el "Cabezón".
Dueño de un manejo agresivo, desmitificó aquello de que "en el autódromo roquense no se puede pasar". Es de los que si gana una clasificación y larga adelante, disfruta llevando a todos pegados. Y si le toca arrancar de atrás, mueve como pocos cuando el semáforo se pone en verde y disfruta cada maniobra de sobrepaso. Venía para ganar por robo el certamen del GTP, pero casi tiene que terminar sacando cuentas.
¿Qué pasó?
- No tuve suerte en dos pruebas. En una me equivoqué en una largada y me recargaron. Largué atrás la final y terminé quinto. En la otra, apareció una falla en la última vuelta y llegué sexto. Ganó las dos (Rodolfo) Lorca, y se puso a tiro, nada más.
¿Pensaste que el título se te escapaba?
- Nunca. Ni yo, ni el equipo. Cuando no pude clasificar en la última, igual me tenía confianza, porque el auto que me entregó el equipo de "Tito" Etchegaray era un "caño". Y en la serie, en la que fui cuarto, me terminé de convencer. Si no pasaba nada extraño, ganaba el título.
¿Cómo extraño?
- Sí. En materia de "fierros" nunca está escrito el final hasta que te bajan la bandera a cuadros.
¿No te preocupaba nada?
- Por allí que alguno quisiera hacer algo fuera de lugar, pero sé defenderme. Y acá, a la hora de hablar del título, no me quiero olvidar de agradecerle a los pilotos que en esa serie de ordenamiento no me complicaron la vida, cuando vieron que yo venía más rápido. (Roberto) Clavero, el "Pelé" (por Oscar Vecchiatto), "Mingo" (por Domingo Cuello), Ricardo (por Della Chá), "Carlitos" (por Bellocq), y Jorge (por su amigo Andrés), no me hicieron más fuerza que la necesaria. Así llegó cuarto y no lo pasé a (Juan Manuel) Trasarti porque lo alcancé al final. Después se dio que la segunda serie, salvo el que ganó, fue muy lenta y largando quinto la final tenía todo a favor.
¿Hubo juego de equipo?
- De mi lado, no. Compartimos muchas cosas con Andrés, pero cada uno por su lado. (Ricardo) Alzueta vino a hacer su carrera y (Hugo) Ochoa directamente se fue al TC de la Comarca. En eso estuvo mejor Lorca porque siempre tuvo un escudero. Y no me molestó, hasta que apareció (Cristian) Tyszkiewiez en la prueba anterior, me barrió la pista, se hizo el histérico queriéndome pelear cuando se paró con bandera roja. Después me quería hacer cargo de que lo había tocado, cuando en las fotos del "Río Negro" y en la tele quedó demostrado lo contrario. En la última, hizo lo que pudo, pero no fue suficiente.
¿Estás molesto?
- Sí. No creo que Lorca se mereciera los silbidos e insultos de la gente en el final. Pagó caro precio por algunos personajes de los que se rodeó. Nada más. Y de Tyszkiewiez, creía que tenía un amigo. Hoy pienso diferente. Es frágil de memoria, se olvidó de los códigos. Por más que opine lo contrario, yo tengo claro cuáles son las reglas de juego. Lo mío pasa por varias cosas que hizo dentro y fuera de las pistas, él no se podía prestar a estas cosas, por mi y por Etchegaray, al que le debe mucho, y no hablo de lo monetario, sino de lo moral.
¿Para tanto?
- Es lo que pienso y las cosas me gusta decirlas de frente. Si supiera que Lorca armó todo, igual no cambio mi opinión. De "Rody" soy amigo, y si mandó a los demás a hacer algo, muy mal por los obsecuentes, quienes sólo se preocuparon por llevarle la corriente. Por eso, rescato lo de Martín (Arabarco), que estaba en otro equipo, pero siempre me fue de frente.
¿Arriesgaste más de la cuenta en la prueba final?
- No. Tengo sangre. Fue la maniobra que más disfruté en el certamen. Se comió el amague. Y si lo hubiera superado antes, lo iba a correr a Lorca. A mi me gusta manejar, no especular. Soy así, llevó casi treinta años en esto y no voy a cambiar ahora. Y eso la gente lo ve.
¿Después de este título, qué viene?
- Es probable que intentemos defender el "uno", siempre con el equipo de Etchegaray, pero con una estructura diferente. Este título lo logré gracias al "Negro" (por su acompañante Alfredo Milazzo), con él tenemos otro proyecto y es poder volver a correr a nivel nacional. Para eso estamos trabajando, pero queremos también seguir en esta categoría.
¿Por qué no hicistes más cosas a nivel nacional?
- Me equivoqué mucho. Igual, no soy de arrepentirme. Todavía estoy a tiempo de darme algún gusto, aunque reconozco que con más constancia podría haberme ganado un lugar en una categoría importante.
Palabras de un "guerrero", un piloto diferente, de esos que no abundan.

Raúl Bernal
rbernal@rionegro. com.ar

Personal

Nació: 06-09-56, en Huergo
Residencia: Huergo
Estado Civil: Casado, con Alejandra Macsad.
Hijos: Dos (Andrés y Francisco)
Debut: En 1974, con un triunfo.
Títulos: Dos a nivel regional (1978 y 2001) y un subcampeonato en el Turismo Nacional.
Idolo: Horacio Jorge Santángelo. "El mejor de todos, un gran amigo, me enseñó mucho".
Miguel Nonnenmacher: "Le enseñé a manejar, disfruto de cada triunfo suyo. Le falta tener "angel". Tiene todo para ser campeón".
Hincha: Ríver Plate.
Hobby: Varios, uno de los preferidos estar con sus amigos.
Un objetivo: Volver a correr a nivel nacional, si puede en el TC.

No se olvidó del preparador

Alberto Pérez Nonnenmacher tiene una relación con "Tito" Etchegaray que va mucho más allá de la de piloto-preparador. Por eso, no duda en afirmar que "para mi el "Vasco" es todo, como mi segundo padre. Este título lo disfrutó tanto o más que yo. Y eso que es de los que expresa poco".
Apenas dos títulos...
- Sí. En el "78 ganábamos el regional, de punta a punta. Creo que fueron once pruebas y triunfamos en todas. Y ahora este, en el medio estuvo el subcampeonato en el Turismo Nacional y no mucha continuidad en lo que hice. La plata tuvo mucho que ver.
¿Cuál disfrutaste más?
- El de hace más de veinte años fue lindo porque era el primero. Este es diferente, por cómo se dio. Por mi familia, mis amigos, lo que trabajó Alfredo Milazzo, y por el equipo de Etchegaray, que está sobrepasado de compromisos laborales, pero siempre me trajo un auto de punta y hasta giramos menos de la mitad que mis principales rivales, con tan buenos o mejores resultados que ellos.
¿Es cierto que uno de los primeros que te saludó fue el campeón del TC Neuquino?
- El primero que llegó al auto fue Rodolfo Lorca. Y después, a través de un celular Pablo Saladino. Estaba muy contento, tan emocionado como yo. Lo quiero mucho, lo mismo que a Cayetano. Nos conocemos desde hace mucho. Ojalá pudiéramos compartir una pista, que las categorías pudieran correr juntas. Yo estoy más allá de dónde puede estar una sede social o quién tiene el manejo. Para la región, sería bueno que, al menos, compartiéramos los espectáculos. De última, cada uno con lo suyo. (R.B)

   
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