Martes 11 de diciembre de 2001
 

Cómo ir al teatro en tiempos de crisis

 

Según la Asociación de Empresarios Teatrales, la cantidad de espectadores disminuyó en un 43 por ciento entre mayo y setiembre de 1991 en comparación con el mismo período de 2000.

 
BUENOS AIRES (Reuters) .- El teatro argentino enfrenta por estos días su actuación más difícil: ganarle a la crisis económica que puso en jaque al sector y alejó al público de las salas.
Según cifras de la Asociación de Empresarios Teatrales, la cantidad de espectadores disminuyó un 43 por ciento entre mayo y setiembre de 2001 en comparación con igual período del año anterior. Frente a ese panorama y con el objetivo de reactivar la industria, que anualmente mueve unos 20 millones de dólares -de acuerdo con la Asociación de Empresarios Teatrales- el gobierno impulsó la campaña "Vamos al teatro".
El Ministerio de Cultura, Turismo y Deportes emitió 5 millones de cupones para descontar 5 pesos (dólares) por cada entrada que adquiera un espectador, de manera de rememorar aquellas jornadas teatrales de antaño a tablero vuelto. "Este es un esfuerzo de toda la comunidad teatral para que más personas, y sobre todo los jóvenes, lleguen al teatro y un valioso aporte para salir de una economía recesiva", dijo el ministro de Cultura, Hernán Lombardi.
Los empresarios se sumaron a la iniciativa y también agudizaron su ingenio para recuperar el brillo de las marquesinas. "Como estrategia de marketing, uno incorpora promociones como por ejemplo con el estacionamiento en el precio de la entrada o con convenios con instituciones", explicó Pablo Kompel, productor artístico y gerente del Paseo La Plaza.
De cara a la temporada del verano austral, época en que la actividad teatral se traslada en su mayor parte a las ciudades balneario, los productores ponen en escena todo su poderío para ganarse los aplausos de los turistas. Con el mar como telón de fondo, el productor Carlos Rottemberg espera repetir el éxito de años anteriores con cinco obras que montará en el popular balneario de Mar del Plata, unos 400 kilómetros al sur de Buenos Aires.
"La crisis está, pero por suerte, lo que está en crisis es el negocio teatral y no el teatro en sí, tenemos muy buenas obras y muy buenos actores acá", señaló Rottemberg. "La cantidad de público bajó por la crisis económica, pero no porque a la gente no le interese el teatro", agregó. Y como una manera de hacer frente a los alicaídos bolsillos argentinos, algunas compañías de teatro han optado por reducir los precios de manera de volver a sentir el aliento de sus espectadores. "Nosotros bajamos el precio de las plateas de 30 a 20 pesos (dólares)", señaló.
Pero para Kompel, el que los argentinos vuelvan a las salas no pasa por un incentivo económico, sino por el atractivo de arte porque mientras mejores sean las obras, la gente seguirá llegando al teatro. "Bajar las entradas no es la solución, la solución está en montar buenas obras que el público venga a ver, porque siempre hay un sector, que lamentablemente cada vez es menos, que está dispuesto a gastar los 20 pesos que sale una entrada".
Un ticket para una obra teatral oscila entre los 15 y los 30 pesos, precio similar al que pagan en Uruguay y Brasil, donde una entrada cuesta unos 50 reales (20 dólares). El gobierno argentino también ha apostado por el teatro como un gancho para que los turistas de países vecinos conozcan y disfruten de los atractivos de Argentina. Por eso llevó la campaña "Vamos al teatro" a Santiago de Chile, Lima y Sao Paulo, donde realizó sendas presentaciones para promocionar su oferta cultural. "En estos momentos de crisis lo indispensable es aunar criterios y en este sentido ampliar la base de público es indispensable para que la actividad cultural crezca", opinó Darío Lopérfido, secretario de Cultura.

El multiculturalismo en la representación teatral

Buenos Aires (Télam).- En el Centro Cultural Ricardo Rojas finalizaron el fin de semana las XII Jornadas Nacionales de Teatro Comparado dedicadas, en esta ocasión, al análisis de la obra del director Peter Brook, con la concurrencia de más de 500 participantes.
En las primeras jornadas realizadas el año pasado, dedicadas al teatro de Kantor, participaron alrededor de 400 personas, ampliamente superadas por la concurrencia a este segundo encuentro.
"Todos los años al finalizar las jornadas pedimos a los participantes que propongan el nombre de un teatrista que quieran estudiar. Así fue que la mayoría propuso a Peter Brook, al que siguió en la votación Antonin Arteau", explicó el periodista Jorge Dubati, coordinador del encuentro. "Sin embargo -agregó-, las realizaciones de Brook no fueron el tema excluyente. Hubo otros subtemas vinculados al teatro comparado".
Entre las actividades que completaron el programa, cabe mencionar el taller sobre traducción teatral, una serie de ponencias sobre teatro argentino desde una perspectiva de teatro comparado, la entrega de los premios "Teatro del Mundo" y un conjunto de reuniones con el objetivo de organizar la Asociación Argentina de Teatro Comparado. La relación teatro-antropología atrajo la atención de varios investigadores como lo prueban las ponencias sobre el teatro idish en la Argentina y sobre teatro y multiculturalismo, desde una perspectiva antropológica basada en la teatralidad de la representación de los refugiados en la fotografía de Sebastián Salgado.
Acerca de el "teatro comparado" como campo de investigación, el periodista aclaró que "es una disciplina relativamente nueva que consiste en pensar los fenómenos teatrales en contextos internacionales o supranacionales".
"El carácter internacional tiene que ver con la relación entre los campos teatrales de diferentes naciones o de diferentes culturas -agregó- como puede ser la presentación de "Villa-Villa" en New York". Lo supranacional abarcaría todos aquellos aspectos que exceden el planteamiento de lo nacional, como el concepto de "teatro rioplatense", que sobrepasa la idea de teatro argentino o uruguayo.
"En este campo entraría la historia de las poéticas como "lo trágico" que va más allá de lo griego, lo español o lo francés y se integraría en una suerte de transpoética o poética supranacional, en la que se religarían todos los países de la cultura occidental", afirmó.

   
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