Jueves 6 de diciembre de 2001 | ||
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El antes y el después de Jorge Drexler en Neuquén |
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La vida cabe en un clic, canta Jorge Drexler. Y sí, cabe. Un rato antes de entrar al espacio íntimo de su recital, los protagonistas de lo cotidiano se daban codazos con la realidad.
Sin exagerar, es posible establecer una cronología de los acontecimientos. Un "antes y después de Drexler". Antes: una pareja se "mata" en el reducido espacio de su auto en cuotas, la joven madre grita que la cena se enfría y la hora pasa, el profesor saca cuentas que no cierran junto a las entradas, el abogado tiene pesadillas con tribunales de enormes pelucas celestiales. Dos que se aman se escupen el odio un nanosegundo "antes" de escuchar la voz del uruguayo. ¡Te ooodiooooo! "¡Yo tampoco!". El cuerpo duele en sus intersecciones, la piel suplica un masaje tierno. La mente algo de calma. Bajan las luces, no mucho. El universo se detiene. Pero la vida cabe en un clic. La opereta de todos los días se torna sin sentido atrapada por los escasos minutos de una canción de este excelente músico y letrista radicado en Madrid. Su historia es la de muchos otros: un día partió de su país detrás sus sueños. Sobre todo vivir de cantar, y cantar para vivir. Qué difícil es partir, que difícil quedarse, parafraseando una de sus letras. A Drexler le basta con una guitarra y su máquina japonesa para lograr un medio ambiente donde la libertad de los afectos, tan esclavizados por las facturas y los depósitos a 30 días, queda declarada para toda la temporada que dure su presentación. Drexler compone en esa frontera donde convergen los ritmos folclóricos uruguayos de raíces rioplatenses o africanas, el rock, el pop, la balada y el aire flamenco y su historia personal, intrincada como la construcción de este continente, paraíso espiritual de alto riesgo monetario -¿llegará el día en que se mida el riesgo de las emociones?-. Su repertorio es amplio, multipoblado de efectos y texturas. Drexler trabaja con paciencia monacal cada pieza de su rompecabezas creativo. Pasaron y quedaron los temas que componen los discos "Vaivén", "Llueve" y "Frontera". También canciones del sobresaliente "Sea", con el que cerró en falso el recital. Los aplausos lo hicieron volver. Pero volvió aún más intenso, más profundo, y brindó un set que se hizo breve aunque fue nutrido. En la entrega final, el artista ofreció "El pianista del gueto de Varsovia", "Un país con nombre de río" y cerró con "Memoria del cuero". Allí pudo concluir el guión que se escribe de hora en hora pero no. Una jornada de canciones hacen tanto por la conciencia y el arte interior como mil siglos de religión y filosofía. El después. Una melodía son las palabras que no dijimos. (C. A.) Trovador del nuevo siglo Desde hace siete años vive en Madrid este trovador del siglo veintiuno. Es la tercera vez en el año que visita la Argentina y la primera en llegar a Neuquén. Nacido al sur de Montevideo hace 37 años, Jorge Drexler nos trajo "Sea" su reciente disco compacto y compartimos en el Aula Magna de la Universidad Nacional del Comahue, su guitarra acústica, melodías pop, sonidos de raíz y bases sampleadas. De hoy en más en Neuquén unos cuantos silbarán sus canciones. |
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