Sábado 1 de diciembre de 2001 | ||
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Un hombre que hubiera preferido ser invisible |
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"Preferiría ser un ex nada", solía decir Harrison. |
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A George Harrison siempre le pesó la fama de ser un beatle. En las imágenes de esa época se lo puede ver como oculto detrás del protagonismo de sus compañeros y asumiendo con naturalidad su rol de ser el miembro "tímido y espiritual" del grupo.
La misma actitud pareciera haber tomado deliberadamente el menor de los cuatro beatles a la hora de elegir su muerte. Como una burla del destino, frente a la brutalidad del asesinato de su compañero John Lennon y a la conmoción que causó este hecho, hace casi 21 años, Harrison murió de cáncer en la casa de un amigo. "Prefiero ser un ex beatle, antes que un ex nazi. De todos modos, preferiría ser un ex nada", fue la frase de cabecera del genial guitarrista, una vez pasado el furor del grupo musical de Liverpool. En plena primavera psicodélica, en 1968, intentó unirse a una comunidad hippie en San Francisco, pero el cariño de la gente casi lo hace morir ahogado en una plaza. Tras ese fallido intento, Harrison decidió abrazar la cultura hindú, pero el mundo occidental sólo tomó como dato interesante la habilidad que el músico había adquirido para tocar el sitar. Sin duda, el fenómeno de los Beatles no tenía demasiado que ver con sus ambiciones personales y musicales, pero el efecto fue determinante en la personalidad forjada por su primer guitarrista. Nacido un 25 de febrero de 1943, en un barrio pobre de la ciudad portuaria de Liverpool, una de las más afectadas por la Segunda Guerra Mundial, Harrison demostró desde pequeño ser una persona tenaz. Hijo menor, entre cuatro hermanos, de una enfermera y un conductor de autobuses, un adolescente George exigió que le compraran una guitarra para poder copiar los sonidos que emitía el instrumento de su ídolos del Rock and Roll, Chuck Berry y Gene Vincent. Aunque le costaba arrancar sus primeros acordes a la guitarra, Harrison mandó al diablo al colegio y se unió a un grupo adolescente llamado The Rebel Roucers. Sin embargo, el colegio le había dado a George un amigo. Se trataba de un niño un año mayor, llamado Paul McCartney, quien desde hacía un tiempo tocaba en un grupo conocido como The Quarrymen, que era liderado por John Lennon. En 1958, George ingresó al grupo que más tarde se convertiría en The Beatles, y al que le costó adaptarse por ser demasiado pequeño para sus nuevos compañeros. Desde un costado, Harrison admiraba la personalidad arrolladora de John y la facilidad con que el líder y su socio, Paul McCartney, componían canciones. Cuando el productor George Martin reparó en el grupo, dudó entre John y Paul a la hora de decidir quien sería el cantante principal, pero descartó de entrada a Harrison. Del mismo modo, Martin atendía los caprichos musicales de John y Paul pero poca atención le daba al primer guitarrista. Si alguno de los líderes lo llamaba a altas horas de la madrugada porque se les ocurría una idea, Martin acudía de inmediato al estudio para trabajar sobre ella. Sin embargo, sólo reparaba en Harrison cuando había que grabar el solo de guitarra correspondiente. "Siempre fui un poco cruel con George", reconoció años después el productor discográfico. La etapa de fiebre beatle, conocida como "Beatlemanía", proyectó una imagen en la que se destacaba la genialidad de John Lennon, el pretendido liderazgo y el aspecto de galán de Paul McCartney y la gracia payasesca de Ringo Starr, pero no le reservaba un lugar importante a Harrison. Hasta 1970, Harrison debió resignarse a poder incluir, con suerte, sólo dos temas suyos en cada disco de los Beatles, sin embargo, sus composiciones siempre daban de qué hablar. Nadie puede dudar de la calidad de canciones como "While my guitar gently weeps", "Something" o "Here Comes de Sun". Cuenta la leyenda que el mismo día que McCartney anunció que los Beatles se separaban y que Lennon llevaba a cabo una conferencia de prensa en una cama, junto con su esposa Yoko Ono, George Harrison tomaba sopa de champiñones en un bar, al costado de una ruta, junto con su amigo Eric Clapton. "No, yo no. Este sí que es el guitarrista más grande del mundo", respondió Harrison, señalando a Clapton, cuando las camareras del lugar le preguntaron si efectivamente él era uno de los Beatles. Su amigo Clapton tuvo un affaire con su esposa Patti. La policía lo detuvo varias veces en su hogar por posesión de cannabis. Una de esas veces, el perro que olfateó la sustancia se llamaba "Yogi", igual que el gurú Maharashi del que era devoto. Pero las andanzas de sus ex compañeros de grupo eran más atractivas para la prensa que las suyas. Al finalizar su etapa beatle, George grabó un disco triple, "All things must pass", con las canciones que sus ex compañeros habían rechazado años atrás. Poco después, convocó a varias estrellas del rock, como Mick Jagger y Bob Dylan, para llevar a cabo un concierto a beneficio de Bangladesh. Era un buen guitarrista. Era el menor y el más provinciano de los beatles. Era vegetariano. Era tímido. No le gustaba la fama. Así era George, el hombre que hubiera preferido ser invisible. (Infosic) El mensaje de la muerte Con el corazón en la música |
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