Jueves 22 de noviembre de 2001

 

Vida en Marte, una idea que se aleja

 

Nuevas investigaciones contradicen otras realizadas anteriormente.

  Las esperanzas de encontrar vida en Marte se han desvanecido aún más, tras un experimento en el que se pone en duda que los cristales encontrados en el meteorito más prometedor sean obra de bacterias extraterrestres.
Según afirmaron en 1996 investigadores de la Administración Nacional estadounidense de Aeronáutica y del Espacio (NASA), un meteorito recuperado en la Antártida contenía cristales microscópicos de un mineral (magnetita) cuyas características sólo podían explicarse por un proceso orgánico desarrollado por bacterias.
Científicos de la Universidad Estatal de Arizona (ASU) afirman ahora que las mediciones realizadas sobre esos cristales fueron incorrectas, lo que de por sí ya descalifica la discusión sobre sus orígenes.
Marte, el cuarto planeta del Sistema Solar, presenta numerosas similitudes con la Tierra, lo que ha llevado a pensar a los astrónomos que pudiera haber albergado, al menos en el pasado, vida similar a la nuestra.
El trabajo de los científicos de la ASU no puede cerrar totalmente la puerta a la posibilidad de que haya vida en Marte, pero ha supuesto un balde de agua fría para una prueba considerada prometedora.
Las pruebas de vida en Marte, con todo, descansan en buena medida en la búsqueda de agua que se realiza en el planeta, en la actualidad mediante la nave 2001 Mars Odyssey y en el futuro con el envío de misiones científicas de reconocimiento.
Imágenes enviadas el pasado año por la nave Mars Global Surveyor mostraban lo que parecen ser cursos recientes de agua en la ladera de una depresión volcánica.
La NASA ha diseñado varias misiones que serán enviadas en los próximos diez años al planeta rojo para comprobar si hay o ha habido agua, el líquido que se considera precursor de la vida.
El meteorito hallado en la Antártida, sin embargo, parecía haber proporcionado una prueba directa en la Tierra de lo que pudo ser la vida en Marte hace millones de años.
Los cristales de magnetita que atesoraba eran tan perfectos estructuralmente, químicamente tan puros y presentaban unas características tridimensionales tan distintivas que sólo podían haber sido creados en un proceso orgánico, habían dicho los investigadores de la NASA. Peter Buseck, un profesor de ciencias geológicas y de bioquímica en la Universidad de Arizona, y Martha McCartney, del departamento de Ciencias en Estado Sólido de la misma Universidad, han puesto ahora dudas sobre estas afirmaciones.
Según describen en un artículo titulado "Morfología de la magnetita y vida en Marte", publicado en la revista "Proceedings", de la Academia Nacional estadounidense de las Ciencias, los científicos de la NASA no pudieron efectuar mediciones precisas sobre la tridimensionalidad de los cristales. Esos cristales, han explicado, tienen un tamaño de unas cien millonésimas de metro y sólo pueden ser estudiados con un Microscopio Electrónico de Transmisión (TEM) dirigido por computadoras, que ha revelado una morfología en los cristales de magnetita diferente a la que se daba por segura.
"La forma que describió el grupo de la NASA está en total desacuerdo con lo que nosotros hemos visto", han señalado McCartney y Buseck, que han utilizado los TEM más avanzados, en colaboración con investigadores de Cambridge.
   
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