Domingo 18 de noviembre de 2001

 

Los crímenes bajo la lupa de la antropología

 

No siempre se puede investigar el origen de una muerte en un cadáver "fresco". Cuando los cuerpos llevan años y sólo quedan restos óseos, los antropólogos entran en acción.

  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El antropólogo Luis Fondebrider, miembro del Equipo Argentino de Antropología Forense, disertó en el Instituto Balseiro sobre el aporte poco conocido de esa ciencia a la investigación médico-legal y al esclarecimiento de homicidios complejos y crímenes cometidos en períodos de violencia política en distintos países del mundo.
Es una especialidad reciente en América Latina, y también en el mundo, porque los casos que involucran a restos óseos son muy pocos. "En la mayor parte de los casos son cadáveres frescos y el trabajo lo realiza el médico forense. Pero cuando el cadáver está muy descompuesto o esqueletizado, lo correcto es que actúe el antropólogo, que es quien está más capacitado para analizarlos, identificarlos y saber cómo murió", explicó.
"Cuando uno tiene un cadáver existen huellas, una cara, color de ojos. Un esqueleto tiene menos signos, y entonces se buscan aspectos característicos odontológicos, y a nivel óseo en el caso de una persona que haya tenido fracturas que hayan dejado una secuela en vida o enfermedades, y evidencias asociadas con los informes de autopsia. También se utilizan técnicas auxiliares, con la superposición de imágenes de fotografías, y en los casos donde no existe esa posibilidad se utilizan técnicas genéticas", agregó.
Al equipo lo conforman once científicos argentinos, formados en la UBA y en la Universidad de La Plata y entrenados por un antropólogo forense norteamericano. No tienen jefe, y cuentan con una oficina en Nueva York para atender casos que ocurrieron fuera de América Latina y contactarse con la ONU.
Realizan el trabajo que en las películas norteamericanas le adjudican al detective de homicidios, utilizando fuentes no tradicionales, y se toman más tiempo para exponer sus conclusiones porque también analizan aspectos históricos y de antropología social del individuo objeto de estudio. Normalmente parten de una hipótesis de identidad y del lugar donde puede estar la persona, que puede ser un cementerio o un área específica indicada por un testigo. Trabajan en equipos interdisciplinarios compuestos básicamente por un médico, un odontólogo, un radiólogo y un antropólogo, pero a veces también necesitan contar con un entomólogo para analizar una muestra de un insecto, o de un geólogo para estudiar la tierra. "En la ciencia forense hoy se trabaja en grupo, con integrantes que aportan diversas disciplinas", explicó Fondebrider.
El equipo de expertos argentinos investigó las matanzas en la ex Yugoslavia, en Etiopía y otras regiones del mundo, y también se encarga de la búsqueda y eventual identificación de desaparecidos durante los períodos de dictadura. Entre sus logros se cuenta la ubicación de la tumba del "Che" Guevara y la identificación de su cuerpo y el los siete cadáveres que contenía la fosa común donde fue hallado.
La justicia argentina todavía los convoca poco, pero ya asesoran a la Cámara Federal de la Capital Federal en los juicios sobre personas desaparecidas y el Juicio de la Verdad, a la Cámara Federal de La Plata.
"Cuando nos dimos a conocer comenzaron a llamarnos para casos específicos, pero depende del juez y de la apertura para aceptar otras técnicas, porque el medio judicial es muy cerrado y reacio a aceptar otro tipo de disciplinas", reprochó el científico.

La experiencia en los delitos de guerra

El Equipo Argentino de Antropología Forense comenzó a trabajar hace 17 años en la investigación, exhumación y análisis de restos óseos para identificarlos y determinar causas de muerte de personas desaparecidas durante la última dictadura militar, pero luego amplió su radio de acción a todo el mundo
Trabajó sobre la hipótesis de personas secuestradas y desaparecidas entre 1976 y 1977, y entre otros localizaron al hijo del poeta Juan Gelman en 1991. Determinaron la identidad y la causa de la muerte. Participaron en búsquedas en casos de secuestros de empresarios y del joven Miguel Bru.
Como peritos independientes del Poder Judicial comenzaron a trabajar en la búsqueda de esas personas, y actuaron en países que padecieron períodos de dictadura y comenzaron a revisar su pasado, con exhumación e identificación de cadáveres.
Realizaron investigaciones en Chile, luego formaron un equipo local, y en 1998 ayudaron al servicio médico legal de la capital chilena a crear un banco de datos de muestras de sangre de personas desaparecidas. También lo hicieron en Ecuador, Nicaragua, Ruanda, Oriente Medio, Yugoslavia y Filipinas.
En 1993 la ONU creó un tribunal internacional para investigar los crímenes cometidos en la ex Yugoslavia, en su mayoría por serbios contra la población croata y bosnia. Conformaron equipos internacionales. y realizaron exhumaciones de fosas comunes.
Quizá el caso más famoso es el de Srebrenica, sobre la matanza en 1995 de cerca de 8 mil bosnios musulmanes en tres días. Debieron determinar las causas de muerte, pero de manera fundamental ligar los testimonios que tenían los investigadores con las evidencias físicas. Fueron ejecuciones masivas realizadas con explosiones o con ametralladoras sobre una multitud agrupada en un área abierta.
Ahora están trabajando para una comisión especial que formó el gobierno de Uruguay para determinar qué pasó con uruguayos desaparecidos en Argentina. (AB)

   
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