Jueves 8 de noviembre de 2001

 

El hospital de Bariloche, entre el estreno y la protesta

 

Pese a ello el hospital funciona sólo a medias ya que los trabajadores realizan medidas de fuerza en reclamo de sus haberes. La crisis que afecta a la salud pública provincial impidió la tradicional inauguración, la que tanto les gusta a los políticos, y el horno comenzó a funcionar sin discursos ni cortes de cinta. El horno permite incinerar 180 kilos de residuos patógenos cada 12 horas y supera holgadamente los 100 kilos diarios que se generan.

  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- En medio de la aguda crisis de desfinanciamiento que afecta a toda la salud pública, el hospital zonal de esta ciudad logró un silencioso avance en la calidad de sus prestaciones al poner en funcionamiento su nuevo horno pirolítico.
La inversión para adquirir el incinerador fue de 16 mil pesos y la obra civil de la instalación insumió otros 50 mil. En otros momentos, una inauguración de ese calibre hubiera convocado sin duda a las más altas autoridades de Salud Pública provincial, pero esta vez el estado de ánimo de los trabajadores desaconsejaba al parecer un festivo corte de cintas.
El director del hospital, Norberto Delfino, dijo ayer que el servicio sigue prestándose en forma muy limitada debido a las medidas de fuerza de los trabajadores. Reconoció que el perjuicio a la comunidad es muy grande porque desde mediados de octubre están cerrados los consultorios externos, que solían atender a unas 500 personas por día. Aseguró no obstante que la internación funciona a pleno y que no se interrumpió ningún tratamiento permanente a enfermos de cáncer, tuberculosis o sida.
Ayer también los trabajadores decidieron rehabilitar parcialmente la atención en los centros barriales de salud, pero insistieron en que seguirán con el paro hasta que el gobierno garantice el pago de los sueldos en términos y en efectivo y garantice el presupuesto para el funcionamiento hospitalario. Delfino dijo que el nuevo horno está funcionando desde hace unos 15 días y que tiene una capacidad para incinerar 180 kilos cada 12 horas. Suficiente para tratar los 100 kilos diarios de residuos patógenos que produce el hospital.
La historia reciente del horno pirolítico es demostrativa del desmanejo y la imprevisión reinante en el área de Salud Pública provincial.
El incinerador viejo se rompió en forma irreversible en abril de 2000 y desde entonces el hospital estuvo enviando sus residuos a Roca por medio de la empresa Surbasa-Zavecom, que le cobraba 3.600 pesos mensuales. De modo que con la demora en resolver el problema gastó una cifra comparable al precio de tres hornos nuevos.
Ayer los responsables de la empresa aseguraron que Salud Pública no les paga desde abril y que acumula una deuda de 22.467,31 pesos.
A todo esto, los residuos del último mes antes de la habilitación del nuevo horno quedaron acumulados para su incineración posterior. Desde ATE aseguraron que esas bolsas conforman un foco "peligroso", por el riesgo de eventuales infecciones, pero Delfino descartó esa posibilidad.
El director del hospital se mostró confiado en que las nuevas autoridades de Salud Públicas traigan soluciones para superar la paralización del sistema hospitalario.
Recordó que el hospital de Bariloche tiene asignado un presupuesto de 100 mil pesos mensuales pero necesita para funcionar no menos de 165 mil. De ese modo acumuló una deuda de alrededor de 600 mil pesos. Esa situación impide la toma de crédito con proveedores, que sólo venden contra pago inmediato. De todos modos, Delfino aseguró que no faltan ninguno de los insumos esenciales.
   
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