Miércoles 28 de noviembre de 2001

 

La renuncia de Frare complica a Arriaga

 

Lo reemplaza Lazaretti, quien también dimitirá. Finalmente, el timón del Concejo será de Gatti.

  CIPOLLETTI (AC).- La renuncia de Hugo Frare a la concejalía que le aseguraba la presidencia del Deliberante de Cipolletti tendrá costos extras para el gobierno de Julio Arriaga.
La Alianza hará asumir en la conducción del cuerpo a la segunda de la lista sólo para que, en un mismo acto, renuncie y pueda continuar Fabián Gatti en el puesto.
Nada dice la Carta Orgánica anterior -con la que fueron elegidos los seis nuevos concejales- sobre preferencias en la designación del presidente del Deliberante, salvo que debe ser elegido por sus pares, pero hay normas provinciales y antecedentes que indican que el cargo debe recaer sobre el primero de la lista ganadora. Ese era Frare.
La renuncia, que fue duramente criticada por el peronista Hugo Lapuente, obliga a asumir la presidencia del Concejo -según la oposición- a la segunda candidata que llevó la Alianza en las elecciones de julio, que es la radical María Elisa Lazzaretti.
Esta mujer es radical, alineada con la diputada nacional Marta Milessi y fue asesora de la Legislatura en temas sociales.
En el esquema de poder del intendente no entra la posibilidad de que el primer puesto en su línea de sucesión quede para alguien que no es de su total confianza, por más socio que sea el veranismo.
El arriaguismo ni siquiera intentó hacer valer su mayoría para imponer un nuevo y propio criterio en el Concejo, independiente del que se usó hasta ahora.
A partir de 2003, cuando el intendente y el presidente del Concejo sean elegidos en fórmula, gracias al imperio de la nueva Carta Orgánica, no existirán estas discusiones.
Por lo pronto, ayer al mediodía Gatti reunió a los concejales electos y les comunicó, sin vueltas, la estrategia:
*Lazzaretti asumirá el 10 diciembre como presidente del Deliberante.
*Elegirán como vicepresidentes -en este orden- a Gatti y Alejandro Fuentes (Alianza).
*Será un mandato efímero porque, en el mismo momento, renunciará.
*Se correrá la línea de sucesión y así Gatti retomará el cargo perdido durante sólo unos minutos.
El oficialismo pretendía que ese movimiento se realizara hoy mismo, en una sesión preparatoria del nuevo Concejo. Pero la oposición peronista y del MPP reclamó respetar la fecha de inicio de los mandatos.
Gatti no es radical ni del Frente Grande, sino peronista. Llegó al Concejo de la mano del Frente para el Cambio -una sociedad entre el PJ y el MPP- y cuando Arriaga se anotó en las filas del partido que entonces lideraba Chacho Alvarez, se mantuvo junto al intendente, aunque sin cambiar la afiliación.
Iba a ser seguramente el secretario de Gobierno en una nueva organización del gabinete, tal como lo autoriza ahora la constitución municipal, en reemplazo de Alberto Weretilneck, que se volcaría a aspectos más políticos del gobierno.
Pero la renuncia de Frare complicó mucho más de lo pensado el proyecto de Arriaga.
El Deliberante cipoleño modelo 2001 seguirá con una relación de fuerzas que no se define necesariamente en términos de partidos políticos. Estará integrado por un bloque oficialista de siete integrantes (uno del MPP, un peronista, tres radicales y dos frentistas), una bancada del MPP de tres concejales y otra del PJ de dos representantes.
"Tendrán que explicarle a la gente por qué el primero y segundo candidato no asumen la responsabilidad del mandato popular", cuestionó el concejal electo del MPP Julio Salto.
De todos modos, consideró que se trata de un problema de la Alianza.

"Miedo a la gente"

Desde el peronismo, en tanto, se juzgó duramente la renuncia de Frare.
El peronista Lapuente acusó al renunciante Frare de haber preparado su candidatura a presidente del Deliberante y la nueva Carta Orgánica de la ciudad "por un negocio".
Dijo además que se hizo evidente el "pánico que le tienen a la gente".
En tres de conjeturas, el legislador aventuró que tal vez Frare no quería hacer la declaración jurada de sus bienes, tal como obliga la nueva Carta Orgánica de Cipolletti, porque todo parece indicar que se establecerá el carácter público de esos documentos.
El concejal se preguntó por qué no renuncia también a la asesoría legal de la comuna y permite "que coman otros abogados".
De todos modos, consideró que la renuncia "es algo normal en la Alianza porque lo que hizo Frare es "la gran Chacho".
Relacionó además la Carta Orgánica que redactó Frare, "con los negocios de una o más personas". Luego Lapuente se preguntó "quién va a saber ahora cómo aplicarla; él, que tenía que estar, ahora se borra".

Opinión: Y el poder se transformó en un problema

Hacia fuera de la política, Hugo Frare explica su partida por razones personales.
Pero hacia dentro de ella, existe convencimiento de que el motivo es más político que personal.
No se conoce la razón en su naturaleza última de ese motivo.
Pero sí se sabe que Frare no se sentía cómodo en el esquema de poder en que lo había depositado su breve trayectoria en el Frente Grande.
Desde su proyección como abogado, se extrae que Frare es un hombre ambicioso, audaz, tenaz y ajeno a todo temor a manejarse en situaciones complejas que requieren un aceitado sistema de decisiones.
Desde ahí, Frare construyó el poder con que llegó al Frente Grande liderado por Julio Arriaga.
Pero claro, ahí se hace política. Son espacios cuya dialéctica en nada se parecen al derecho administrativo que apasiona a Frare.
Y se hace política como se hace en este país, no podía ser de otra manera. Internismo expreso o solapado a través del cual -de una u otra forma- siempre se buscan posicionamientos de poder.
Las fuentes consultadas por este medio destacan que Frare jamás se sintió cómodo en ese espacio.
Una de las razones fue que debía compartir poder en algunos casos, o resignarlo en otros.
Es decir, política en estado puro.
Todo ese conflicto estuvo por largo tiempo atemperado por el decisivo rol que Frare cumplió en la organización de ideas para reformar la Carta Orgánica de Cipolletti. También por el posterior debate de la misma.
Pero la naturaleza del conflicto estaba latente.
Finalmente, Frare se encontró con ella cara a cara.
Y en la timonera ya no estaba solo con Arriaga.
-Debía compartir espacios... aceptar que su palabra pesaba, y pesaba mucho. Pero que también pesaban otras palabras. La gloria estaba lejos, y era costosa -dijo ayer a este medio un hombre de significación en el arriaguismo.
Pero a estos desafíos, Frare sumó su desdén por los estilos y formas con que es tradición que se manejen los concejales en no pocas de sus decisiones. Se sabe que le molesta en extremo que el grueso de la historia de sanción de ordenanzas legitime en muchos casos más intereses personales que generales. Lo dijo públicamente -por caso- a fines de octubre.
Y Frare se inquietó más cuando del intercambio de opiniones con no pocos de los futuros concejales del Frente extrajo una conclusión: nada cambiaría.
También imaginó con acierto que el debate en el futuro Concejo sería muy duro. Era mucho para él. Máxime si se computa que es un hombre asiduamente proclive a dejarse llevar por el convencimiento de que por él pasa, si no toda, gran parte de la verdad.
El lunes, Frare abrió su armario.
Tomó la mandolina.
Luego se fue.

Foto: Frare - Arriaga: Todo iba muy lindo, pero...

     
     
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