Jueves 22 de noviembre de 2001

 

El ántrax volvió a atacar y desconcierta al FBI

 

Una anciana de 94 años de la zona rural de Connecticut es la quinta víctima mortal del mal.

  Washington (EFE).- Una anciana de 94 años de Connecticut, que ayer falleció a causa de ántrax pulmonar, se han convertido en la quinta víctima mortal de la enfermedad en EE.UU., un enigma que mantiene desconcertados a los investigadores.
La anciana, que vivía en Oxford, una zona rural de Connecticut, sufría la versión inhalada de la enfermedad, la más grave provocada por el Bacillus anthracis, una peligrosa bacteria que ha sido manipulada por los terroristas.
Los investigadores policiales del FBI, y científicos, del Centro de Control de Enfermedades, CDC, no saben aún quienes son los autores de estas acciones y están aún más sorprendidos porque el caso de la anciana fallecida no encaja con los aparecidos hasta ahora.
La mujer, identificada como Ottilie Lundgren, no tenía ninguna especial relación con los servicios postales o los medios de comunicación, las dos vías principales en las que se ha materializado la amenaza.
"No hay ninguna evidencia hasta ahora que nos indique de donde puede proceder el ántrax", declaró Howard Quentzel, responsable de enfermedades infecciosas del Hospital Griffin de Derby, antes de conocerse la muerte de la mujer.
El fallecimiento se produjo hacia las 10.30 de la mañana del miércoles (12.30 de Argentina), pocas horas después de que el CDC confirmara que la mujer, efectivamente, estaba infectada por el carbunco.
Entre los vecinos de la víctima también se ha desatado la alarma, porque se preguntan cómo pudo haber contraído la enfermedad una mujer que, a lo sumo, abandonaba su casa una vez al mes para acudir a la peluquería.
El gobernador de Connecticut, John Rowland, indicó que no debe cundir el pánico, pero ha precisado que el caso se ha tomado con absoluta seriedad.
Se trata del primer caso que afecta a Connecticut y, como tal, se presenta aún más enigmático que el de Kathy Nguyen, la mujer de origen vietnamita de Nueva York que murió a finales de octubre.
Ninguno de los dos casos presenta similitudes con la veintena de infecciones descubiertas entre trabajadores de correos o medios de comunicación en Florida, Wasghington, Nueva Jersey y Nueva York.
El FBI maneja la hipótesis de que todos los casos guardan relación con las cartas enviadas a los senadores Tom Daschle y Patrick Leahy o a diferentes medios de comunicación.
Los casos de Nguyen, que murió de ántrax pulmonar, y el de Ottilie Lundgren plantean la posibilidad de que las cartas detectadas hayan contaminado a otras que puedan estar viajando por todo el país.
"Todavía no tenemos pruebas de que la fuente sea el correo -ha dicho el gobernador Rowland-. Es un misterio para nosotros , pero el FBI y el CDC van a seguir trabajando en ello".
El ántrax, es una enfermedad propia del ganado y afecta a menudo, en su variante cutánea, a las personas que trabajan con animales, como pastores o esquiladores y veterinarios.
Recibe su nombre de las pústulas malignas que en la versión cutánea se forman en la piel, donde el bacilo se multiplica aprovechando cualquier herida o erosión. Pero ese bacilo (Baccillus anthracis) puede ser cultivado y refinado en laboratorios para convertirse en una de las armas bioquímicas más temibles, ya que puede provocar una mortalidad de hasta el 85 por ciento cuando es inhalado.
Hasta ahora han muerto cinco personas a causa de la infección y otras 13 han sido directamente afectadas, pero hay decenas de miles de personas, principalmente en el sector de correos, que están tomando medicamentos para prevenir una posible infección.

Bioterrorismo por 10 dólares

NUEVA YORK (ANSA).- Cualquier persona que disponga de diez dólares puede descubrir, en Estados Unidos, los secretos del bioterrorismo y tratar de fabricar una variante del ántrax no mucho menos sofisticado que el que está circulando en las casillas de correo de todo el país.
Un especialista autodidacta escribió un manual de bioterrorismo y desde hace años recorre Estados Unidos para venderlo en las muestras de armamento. El FBI se ocupó varias veces de Thimoty Tobiason, de 45 años, un empresario de fertilizantes que vive en un campamento y promueve teorías antigubernamentales similares a las que defendía Timothy Mc Veigh, el autor de la masacre de Oklahoma City. Los investigadores no encontraron pruebas para sostener la teoría de que Tobiason haya puesto en práctica sus recetas de terror y el hombre en estos momentos administra un stand en Salt Lake City, en una muestra de armas convencionales y de las "otras". Su libro se vende a diez dólares, pese a ser considerado peligroso, y él amenaza: "si el gobierno sigue haciendo lo que me hizo a mi persiguiéndome, habrá cada vez más Mc Veighs y más Tobiasons", asegura.
     
     
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