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"Volveré a la política sin odio ni rencor"

"No niego que haya habido presiones", dijo un miembro del tribunal

El peronismo entra en etapa de definiciones

Para la Corte no hubo asociación ilícita y Menem quedó libre

La Cámara Federal revocó la prisión del ex presidente, Emir Yoma, Erman y Balza. El tribunal atacó en duros términos a Urso y la Sala II y puso fin a la causa de las armas.

La Corte Suprema de Justicia declaró ayer que no hubo asociación ilícita en la causa de la venta ilegal de armas al exterior y favoreció la liberación del ex presidente Carlos Menem, acusado hasta ahora de ser el jefe "en las sombras" de esa banda.
Así lo decidió la Corte al dejar sin efecto el procesamiento y prisión preventiva dictados por el juez federal Jorge Urso y confirmados por la Sala II de la Cámara Federal contra Emir Yoma, quien había sido considerado "organizador" de la asociación ilícita.
El fallo, de una dureza inusitada contra Urso y los camaristas, constituye un triunfo del menemismo y es interpretado en tribunales como el fin de la causa de las armas que llevó a prisión a Menem, quien se encontraba detenido desde el 7 de junio.
Con el voto de seis de sus miembros, la Corte determinó "dejar sin efecto la sentencia" dictada por la Cámara Federal contra Yoma y obligó al tribunal de alzada a emitir un nuevo fallo, esta vez liberatorio. La Cámara Federal revocó inmediatamente la prisión preventiva de Menem y Emir, Erman González y Martín Balza, pero el ex titular de Defensa y el militar seguirán presos porque continúan procesados por el presunto contrabando de armas y pólvora a Croacia.
La Corte forzó el apartamiento del caso de la Sala II de la Cámara, por lo que fueron los jueces Luisa Riva Aramayo (amiga del ex presidente), Horacio Vigliani y Gabriel Cavallo, de la sala 1, quienes rubricaron el fallo liberatorio. La Cámara invocó la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Declaración Americana de los Derechos del Hombre, la Declaración de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, todos incorporados a la Constitución, y ordenó la libertad de todos.
"La inmediata libertad de los imputados... constituye la única forma de armonizar el pronunciamiento de la Corte", dijeron los camaristas. Y tal armonización consiste en sostener, como lo hizo la Corte, que no hubo asociación ilícita ni "planes delictivos", a diferencia de lo que sostuvieron Urso, Irurzún, Cattani y Luraschi.
Pero la Corte fue más allá, al considerar que no existe "falsedad ideológica" de los decretos que fueron considerados por Urso como los que posibilitaron los desvíos ilegales a Ecuador y Croacia.
Los ministros de la Corte resaltaron que "los decretos del presidente de la República son órdenes dictadas en el ejercicio de las atribuciones que le confiere la Constitución".
La esperada decisión contiene recriminaciones y términos de una dureza pocas veces vista en el ámbito judicial hacia el juez de la causa, el fiscal Stornelli y los camaristas que usaron la figura penal en cuestión. Stornelli sugirió que los miembros de la Corte resolvieron sin haber leído el expediente. "Esta causa tiene 30.000 fojas y 300 anexos, de los cuales creo que la Corte no ha pedido ninguno, o ha pedido uno o dos", señaló.
Enterado del pronunciamiento, Stornelli se limitó a señalar que "la opinión de la fiscalía es distinta" y rechazó la acusación hecha por los magistrados de pretender "satisfacer a la opinión pública" con las detenciones de Menem o de Yoma.
La Corte los acusa de presentarse ante la opinión pública como "adalides de la lucha contra la corrupción administrativa", en vez de "aplicar rigurosamente el ordenamiento jurídico. Nada se resuelve creando delitos de la nada ni buscando el tipo penal que permita el procesamiento con efectiva privación de la libertad para luego acomodar los hechos a la figura, invirtiendo así el orden lógico del razonamiento".
Para fundar la inexistencia de una organización delictiva, la Corte sostuvo que no está fundada la decisión de Urso acerca de la existencia del acuerdo de voluntades explícito o implícito que caracteriza a la figura. Así, recalcó que varios de los hechos delictivos considerados por Urso "no existen o no están siquiera indiciariamente demostrados".
Votaron en favor de los reclamos del menemismo Julio Nazareno, Eduardo Moliné O"Connor, Guillermo López, Adolfo Vázquez, Augusto Belluscio (redactor del voto) y Antonio Boggiano, este último con voto propio. En disidencia se pronunciaron Gustavo Bossert y Enrique Petracchi, al sostener que la cuestión debía ser resuelta por la Cámara de Casación Penal. No votó Carlos Fayt.
El ministro de la Corte Petracchi negó que hubieran existido "presiones" de Alfonsín o del Ejecutivo, tal como trascendió. El presidente De la Rúa, en tanto, eludió opinar sobre la libertad de su antecesor e insólitamente afirmó que "debo decir que no tengo noticias sobre eso". Así, reivindicó una vez más la separación de poderes y advirtió que "tanto es así que no sé las decisiones que el Poder Judicial haya tomado al respecto".

Festejos menemistas

Carlos Menem recuperó la libertad y, feliz, aseguró que volverá a la política "sin odio ni rencor" (ver "Volveré..."), para trabajar por la Argentina.
A partir de ahora la causa que desde 1995 instruye Urso quedaría en manos de Speroni, pero el magistrado que encarceló al ex presidente retendría las actuaciones por enriquecimiento ilícito. "Esta causa fue. Se terminó. No hay más causa. No hay asociación ilícita, ni falsedad ideológica. Digamos que no queda nada", enunció con largos silencios un funcionario judicial que investigó la venta de armas. Y mientras Menem y sus ex funcionarios salían por una puerta, entraban en las de los despachos de Urso, Stornelli, la Sala II de la Cámara Federal y en la mente de muchos un fuerte sentimiento de "desazón".
(Infosic/DyN/Télam)

La aceitada maquinaria del menemismo

Una sucesión de engranajes sincronizados permitió el rápido desenlace de un plan perfectamente diseñado para destruir la causa que más dolores de cabeza le trajo al menemismo y que llevó a Carlos Menem a prisión como el jefe "en las sombras" de una organización que vendió armas en forma ilegal.
Menem, detenido desde junio por orden de Jorge Urso, un juez que el ex presidente había puesto en el cargo, debía esperar a que la causa llegara a la Corte Suprema y que la denominada mayoría automática le tendiera la mano una vez más. Había que apostar todo a la Corte, o a un cambio de Sala de la Cámara, ya que la Sala II a cargo del expediente, y considerada la más independiente del poder político, coincidió con Urso al sostener la existencia de una asociación ilícita orquestada en el seno del gobierno menemista.
Así, la causa llegó rápidamente a la Corte a raíz de un recurso interpuesto por Emir, quien fue considerado el organizador de la banda. Sin embargo, mucho antes de que la causa llegara al Palacio de Justicia, se preparó en la Corte un borrador que iba a ser aplicado en otro fallo y que decía expresamente que los funcionarios de un gobierno no pueden cometer asociación ilícita.
Semanas atrás, Augusto Belluscio, juez que pudo permanecer en el alto tribunal gracias al Pacto de Olivos, con el apoyo de Alfonsín, redactó el voto final favorable al menemismo. La mano alfonsinista se vio reflejada en un fallo que contiene duros conceptos hacia Urso y la Sala II y que aniquiló la causa de las armas.
A pocas horas del fallo de la Corte, Menem pidió la "inmediata libertad", la que fue concedida en una inusitada rapidez por la Sala I de la Cámara, encabezada por la menemista María Luisa Riva Aramayo, Horacio Vigliani y el recientemente ascendido Gabriel Cavallo.
La notificación del fallo por el que se dejó sin efecto su prisión preventiva fue realizada por el mismo juez que lo detuvo en un frío acto formal que volvió a ponerlos frente a frente, y en el que esta vez el ganador fue otro. (Infosic)

Foto: Carlos Menem celebra su liberación junto a su esposa, Cecilia Bolocco, y un centenar de simpatizantes en Don Torcuato