Domingo 18 de noviembre de 2001

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Talibanes crean confusión sobre el destino de Ben Laden

 

Un negocio que crece en función del miedo

 

"Por menos de 1.000 dólares" uno se protege de virus.Las "peceras" transportables son furor en Florida.

  Paracaídas para saltar desde rascacielos, "peceras" modificadas transportables para la apertura de cartas sospechosas y carpas de plástico para toda la familia con filtros de aire: en Estados Unidos decenas de pequeñas empresas se han especializado en el "negocio del miedo" y algunas de ellas no dan abasto con la demanda.
En particular varias firmas han sabido aprovechar el miedo a las cartas con esporas de ántrax. Casi no pasa un día sin que aparezca en alguno de los diarios más importantes un aviso de cajas de vidrio con nombres como "Mailsniff", que prometen brindar protección contra la correspondencia contaminada.
Por "menos de mil dólares" uno puede protegerse de la bacteria del ántrax y otras con este "nuevo producto para un mundo distinto", según reza la publicidad.
Más barato es el "BioSafe Mail". Esta pecera transportable que ofrece una ingeniosa empresa de Florida no tiene filtros y tampoco promete proteger a nadie del ántrax, pero al menos permite que el eventual polvo que contenga la correspondencia quede contenido en la caja de vidrio cuando se la abre allí adentro, según detalló el empresario Gerry Calabrese al "Washington Post".
Este implemento tiene en un costado dos entradas por las cuales, colocando las manos dentro de un par de guantes de goma, se puede abrir las cartas.
Quien tema que el ántrax es apenas el principio de un gran ataque bioterrorista puede acudir a la firma Polaris International, que ofrece, según el "New York Times", una carpa aislada con filtros de aire. El "Bio Shelter" le da refugio a toda la familia en el caso de un atentado biológico, promete la compañía. Este artículo, lanzado al mercado poco después de los ataques del 11 de septiembre, cuesta 2.000 dólares.
Varias empresas prometen ayuda contra el miedo de nuevos ataques suicidas a rascacielos. Destiny Aircraft, de Michigan, ofrece por 795 dólares un paracaídas con el cual la persona que se encuentra en el edificio puede saltar en caso de emergencia. La firma ya ha vendido varios cientos de unidades de su "ExecutiveChuts" (algo así como "paracaídas para ejecutivos"), declaró el gerente John Rivers, quien porta él mismo este artículo dentro de su traje oscuro.
JumpShack en Florida comercializa también un paracaídas de escape para edificios altos. "Cuando vi por televisión cómo esas personas saltaban desde el World Trade Center me dije "hombre, si tan sólo tuvieran paracaídas"", señaló la gerente Nancy LaRiviere respecto de su producto.
Tanto su "Egress Parachute System" como el "ExecutiveChut" se diferencian de los paracaídas normales sobre todo por el hecho de que el artículo se activa poco después del salto en forma automática. De esta manera hasta un lego puede saltar, ya que prácticamente no debe hacer nada más, explicaron los fabricantes.
Una autoridad de los bomberos de Chicago, donde se emplaza el edificio más alto de Estados Unidos, las Torres Sears, advirtió sin embargo de los peligros de saltar con estos implementos. "No es recomendable que cualquiera se coloque un paracaídas y salte de un edificio, sobre todo cuando éste se está incendiando", afirmó Dennis Gault al "Washington Times".
Gault teme sobre todo que alguien utilice este peligroso elemento en algún caso de una falsa alarma. Los expertos observan el caudal de nuevos productos con interés y preocupación.
El profesor en cuestiones de seguridad nacional de la Universidad de la Marina en Newport (Rhode Island) William Martel profetizó que saldrán al mercado todavía una buena cantidad de nuevos productos para la crisis. Pero la mayoría de los que él ha visto hasta ahora no tienen para él "ningún sentido", dijo. (DPA)

El espectáculo debe continuar

Cuando se escriba la historia del deporte de Estados Unidos, seguro que habrá un "antes y un después" del 11 de setiembre, porque desde ese día los aficionados que van a los estadios no sólo temen perder el partido, sino la vida misma.
El presidente George W. Bush exhortó a sus compatriotas a seguir con sus actividades normales. Pero nada puede ser normal cuando la muerte puede llegar no sólo por avión sino hasta en un sobre del correo.
La guerra de Estados Unidos contra Osama Ben Laden y los talibanes no es un asunto lejano y los que lo sienten más a diario son los millones de aficionados que acuden a los espectáculos deportivos a lo largo y ancho de los gigantescos Estados Unidos.
En las últimas semanas, mientras se disputaban las series divisionales y de campeonato de las Grandes Ligas del béisbol, cazas de combate sobrevolaban los estadios con la orden de derribar a cualquier avión que se acercara a esos coliseos.
En las puertas de entrada los aficionados son revisados por policías y militares y en las azoteas hay decenas de agentes francotiradores con el dedo en el gatillo y el ojo en la mira telescópica. Obviamente desde el 11 de setiembre está prohibida la publicidad aérea sobre los estadios.
Los espectáculos deportivos rebosan ahora de fervor patriótico. El himno parece interpretarse con mayor brío al comienzo de cada jornada y la mayoría de los hinchas han reemplazado los gallardetes de sus equipos por la bandera de las barras y las estrellas. La tradicional interpretación del clásico "Take me out to the baseball park", al término del séptimo episodio de los juegos de béisbol, ha sido reemplazada por el "God bless America".
Aunque muchos de los inconvenientes para entrar en los estadios son considerados contrarios a las libertades civiles, los aficionados están poniendo su mejor sonrisa al comprender que el país está en guerra y todos quieren contribuir con su cuota de patriotismo. Hasta los jugadores de béisbol, fútbol americano y baloncesto, los tres deportes con mayor número de seguidores del país, han añadido a sus uniformes una banderita.
A pesar del miedo latente en todos los rincones del país, los aficionados no han dejado de acudir masivamente a los estadios. Según una encuesta realizada por la Universidad de la Florida, más del 50% de sus entrevistados cree que las autoridades están haciendo lo suficiente para frustrar otro ataque terrorista. (DPA)

     
     
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