Martes 27 de noviembre de 2001

 

Un centenar de maragatos pidió por Marcela

 

La investigación de la muerte de la joven maragata asesinada en La Plata sigue como el primer día. Nada se sabe de lo ocurrido, ni se tiene una mínima pista para llegar a los autores.

  PATAGONES (AV)- Un centenar de personas marcharon en silencio ayer para pedir Justicia por el homicidio de Marcela Aravena.
La joven, de 25 años, fue brutalmente asesinada hace seis meses en el departamento que alquilaba junto con su hermana en La Plata. Hasta el momento, nada se sabe del crimen. La investigación está como a los pocos días del horrendo hecho. Hasta se ha pensado que pudo ser un error y que el disparo estaba dirigido a otra persona. Pero estas serían sólo conjeturas sin ninguna prueba.
No se avanzó ni siquiera para dar una respuesta a la familia de Marcela y tener una pista medianamente segura donde apuntar. Nada. Como si el autor no hubiera existido y lo peor de todo es que convive entre la gente. Tal vez trabaje, tenga familia, amigos y ni siquiera lo persiga el mínimo rastro de la culpa de haberle quitado la vida y las ilusiones a una joven que le faltaban pocas materias para recibirse de abogada y que apostaba a la vida.
Quienes la conocieron la definen como una persona solidaria, de tono tímido y más bien callada. Así es su familia que ha optado siempre por un perfil bajo, con poco y escaso contacto con la prensa. Una actitud absolutamente comprensible frente al profundo dolor que estas situaciones límites generan pero, tal vez, el menos conveniente en cuanto a mantener una constante presencia activa frente a la inactividad judicial ante hechos semejantes.
La presión de la prensa por la participación de la comunidad en diversos reclamos como en estos casos suele ser el motor que mantiene vivo el tema a pesar de la muerte. Además la participación misma de la gente suele ser incentivada por la difusión del tema a tal punto que la comunidad hace suyo el reclamo, entendiendo que el dolor ajeno puede golpear la vida de cualquiera.
Por ejemplo, en las marchas de silencio que se han realizado en Patagones hasta el momento la concurrencia no ha sido multitudinaria y ni siquiera se ha observado un cartel del colegio María Auxiliadora donde cursó el secundario Marcela Aravena y donde asiste un importante porcentaje de los jóvenes maragatos que como la mayoría luego parten hacia otras ciudades como La Plata -igual que Marcela- por los estudios universitarios. Marcela tuvo profesores, preceptores, compañeras de curso, religiosas que la conocieron y aunque no se la recordara en detalle fue una alumna del lugar, vecina de un barrio y el reclamo para que se esclarezca su asesinato debería ser de todos aunque no la hayan conocido.
La marcha de ayer se inició en la capilla Sagrada Familia de Villa Lynch donde viven los padres de Marcela y donde ella creció. La oración por su memoria unió a los que luego partieron en silencio desde ese barrio a la zona céntrica de Patagones.
"Solo la verdad calmará el dolor por Marcela. Que sea Justicia", decía un gran cartel que encabezó la marcha y que sostenían familiares, entre ellos uno de los hermanos de la víctima.

Foto: Antes de iniciarse la marcha, se realizó una oración en la capilla de la Sagrada Familia en memoria de la joven de Patagones.

   
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