Sábado 24 de noviembre de 2001 | ||
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Un árbol impidió que un ladrón huyera de un banco |
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Aprovechó una distracción de un cajero, en un banco, para tomar 8.000 pesos. Salió corriendo perseguido por la policía, pero chocó contra un árbol. |
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NEUQUEN (AN).- Los más entusiasmados propusieron que le otorguen por lo menos la jerarquía de sargento. Quizá no sea para tanto, pero lo cierto es que un árbol impidió la fuga de un habilidoso ladrón, que aprovechó la distracción de un cajero bancario para robarle 8.000 pesos. El curioso episodio ocurrió el jueves a las 11.40 en la sucursal local del Banco Nación, ubicada en avenida Argentina y Rivadavia. A esa hora y en ese lugar el microcentro era un caos: al intenso movimiento habitual se sumaba la marcha de los estatales, que recién iniciaban su larga caminata hasta el puente carretero, y el fuerte dispositivo policial que los custodiaba. Quien se animara a robar en ese momento podía aprovechar a la muchedumbre como aliada para ocultarse. Pero claro, no contaba con el centinela de grueso tronco y amplio follaje que acechaba, dispuesto a hacer justicia desde su cantero. Un individuo que luego fue identificado como Luis Enrique Villegas y dijo ser artesano oriundo del Gran Buenos Aires, ingresó al banco al parecer para cumplir un trámite rutinario. Según informó la Policía, el joven de 24 años recorrió algunos mostradores preguntando por un cheque. Pero en determinado momento observó que uno de los cajeros, quien aparentemente sufrió una indisposición, dejaba su lugar para ir al baño. Por aquello de que la ocasión hace al ladrón, o porque es su actividad alternativa a las artesanías, Villegas se movió con rapidez: pasó al otro lado del mostrador, manoteó todos los billetes que pudo y los guardó en una bolsa. El cajero, en tanto, sintió una especie de cosquilla en la nuca. Como si un sexto sentido le advirtiera que algo no andaba bien. Por eso, cuando estaba a punto de ingresar al baño giró la vista hacia la caja que había dejado y descubrió al ladrón. La descompostura se le pasó de inmediato y empezó a los gritos. Otros clientes que se percataron de lo que estaba sucediendo hicieron lo mismo, y el joven artesano entendió que había llegado la hora de desaparecer. Esquivando gente y también al policía que custodia el interior del banco, ganó la calle. La multitud pasaba por la vereda, de modo que tenía una oportunidad de perderse en el gentío con la bolsa llena de dinero. Pero tendría que correr rápido, porque el grupo policial que patrulla las calles dedicado a Seguridad Bancaria ya estaba sobre sus pasos. Con los efectivos de negro pisándole los talones, Villegas empezó a correr. A toda velocidad, giró un instante la cabeza para saber si lograba alejarse de sus perseguidores, y esa distracción lo perdió: allí estaba, frente a él, dispuesto a detener su huida, el viejo árbol. El joven ladrón impactó de lleno contra el tronco y quedó al borde del nocaut. La bolsa se desprendió de su mano, y con ella cayeron sus planes de escapar. Antes de que pudiera reaccionar ya lo habían tomado de los hombros y le habían colocado las esposas. Foto: Algunos sugirieron nombrarlo sargento. Lo cierto es que el viejo árbol permitió la detención de un delincuente. |
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