Jueves 15 de noviembre de 2001 | ||
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El "Toto" Lorenzo fue símbolo de un estilo que sigue rigiendo al fútbol |
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Impuso un modelo que tuvo adeptos y detractores, pero sin dejar de reconocerse su eficacia. Murió a los 79 años. |
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Juan Carlos "Toto" Lorenzo, quien murió ayer a los 79 años, fue un entrenador adelantado a su tiempo, que trascendió como tal y vivió su época de gloria en el fútbol argentino durante la década del "70, pregonando entonces conceptos más emparentados con la exaltación física que con el buen juego, algo que hoy vuelve a tener la vigencia de entonces. Lorenzo, un típico porteño de hablar "canyengue" y característico andar chueco, había nacido en Buenos Aires el 27 de octubre de 1922. A su pedido, su cuerpo será cremado y las cenizas esparcidas por un templo del fútbol, el campo de la "Bombonera". El "Toto" sobresalió más por su trayectoria de técnico que como jugador. Como futbolista (1940-1958) estuvo en Chacarita, Boca, Nancy (Francia) y Atlético de Madrid. Como entrenador dirigió en España al Mallorca, Atlético de Madrid, a Independiente Santa Fe (Colombia); Atlante (México); Lazio y Roma, San Lorenzo, Atlanta, Ríver, Unión, Vélez, Rácing, Boca y la selección nacional en los mundiales de 1962 en Chile y 1966 en Inglaterra. Hecho a imagen y semejanza de Helenio Herrera, a quien consideró su maestro en Italia durante la década del "60, el "Toto" fue un fiel cultor del por entonces muy de moda "catenaccio", estilo que priorizaba la marca por encima de cualquier otro precepto futbolístico. Sus pergaminos le valieron el máximo ofrecimiento a que puede aspirar un entrenador por estas latitudes: el seleccionado argentino. Y tras haber fracasado en Chile 1962, Lorenzo dio el primer gran salto de calidad de su trayectoria al realizar una gran performance en Inglaterra 1966. En el mítico Wembley, el equipo local (luego sería campeón) lo dejó fuera de competencia en cuartos de final al vencerlo por 1 a 0 al cabo de un polémico partido en el que fue expulsado Rattín, quien al retirarse de la cancha se sentó sobre la alfombra roja de la reina de Inglaterra. Pocos años después, ya en los albores de la década del "70, Lorenzo se vistió de "santo" y llevó al equipo de Boedo (ya había sido subcampeón allí en 1961) al bicampeonato de 1972 (Metropolitano y Nacional, éste ya en carácter de invicto). Su partida de San Lorenzo le hizo perder identificación con esa institución, y máxime cuando cuatro años después repetiría un doble título dirigiendo a Boca, un club que le "calzaba justo" a su forma de ver el fútbol. Con los "xeneizes" vivió sus momentos de mayor esplendor, ya que después de esas conquistas locales se adjudicó las Libertadores de 1977 y 1978. Ese año logró también la primera Intercontinental para la entidad de la Ribera al vencer al Borussia por 3-0 en Alemania, tras empatar 2-2 en el partido de ida en la Bombonera. Vaya paradoja del destino para este "Toto" pícaro, exigente, "bravo como pocos" según sus dirigidos: morirse ahora, pocos días antes que Boca juegue otra vez una definición intercontinental ante otro equipo alemán, en este caso el Bayern Munich. El "Toto" dejó grabado su nombre entre adeptos y detractores. Muchos que después del Mundial de España 1982 pidieron la llegada de Carlos Bilardo (un digno émulo suyo) al seleccionado en lugar de César Menotti, también clamaron por Lorenzo en 1977, cuando dudaban del "fútbol que le gusta a la gente" tan pregonado por el "Flaco" de cara a Argentina "78. Verborrágico, crítico a ultranza de quienes no compartían sus criterios, resultadista y ganador. Así era el "Toto". Para él, "ganar era lo único". Un personaje con mil anécdotas, como la de hacer regar una cancha para dificultar a los rivales o de supuestas "brujerías" que se encontraban en los vestuarios, como la sal derramada en el piso. Quién sabe si para bien del juego en sí, su concepto de fútbol se revalorizó con el paso del tiempo. Y aunque Italia se modernizó y dejó atrás el "catenaccio", los valores que el "Toto" defendió están hoy más vigentes que nunca. En ese aspecto, pudo morir en paz, y nadie se olvidará de él. (Télam y AR). Trayectoria Como jugador, se inició en 1940 en Chacarita Juniors, club en el que jugó 79 partidos, hasta 1944, y convirtió 20 goles. Luego pasó a Boca, donde disputó 25 encuentros y señaló 8 tantos. Después viajó a Europa, donde militó en el equipo francés del Nancy y en el español del Atlético de Madrid y se retiró en 1958. "¡Que viva España...!" |
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