Domingo 25 de noviembre de 2001
 

Violín y piano, para los clásicos del Llao Llao

 
 
La Semana Musical se aproximaba al epílogo. Ya había hecho una cumbre en Stampone y otra en el prodigio de Horacio Lavandera. Había pasado el tumulto, la tensión, la euforia. Y llegó, por fortuna, el remanso necesario para oir el estremecedor violín del maestro Rafael Gintoli.
El concierto, acompañado con precisión y energía por la pianista Paula Peluso, demandaba esa distensión, para llevar al público del Llao Llao a visitar a Beethoven, Dvorak y Brahms a una suerte de epílogo y resumen de todo. Aún en el ojo de una tormenta estomacal como la que sufría el violinista en la noche del viernes, la música tuvo su necesaria celebración.
El principio del final tuvo la Sonata Nº 5, opus 24, de Ludwing Van Beethoven como protagonista. "La primavera", considerada una de las sonatas cimeras en la historia del clasisismo, desplegó sus cuatro movimientos con absoluta claridad. El violín y el piano en simbiosis perfecta fue del ágil Allegro inicial al dulce Adagio, para pasar del Scherzo a la briosa acometida del Rondó terminal. Fue impecable ese segmento, un regalo que los espectadores supieron agradecer admirados ante el esfuerzo de Gintoli en lucha contra su malestar.
Debe haber sido el momento más difícil de la noche del músico, porque después del entreacto regresó mejor.
Así, en la Sonatina opus 100 de Antonin Dvorak, el violinista sacó a relucir toda su expresividad. Gintoli no expresa sólo a través del arco y el violín. Todo su cuerpo actúa la música y su rostro pone los acentos. Cierra y abre los ojos acomodando los compases. Arquea las cejas, mece su torso y con una sonrisa gigante ilumina la partitura, el sonido y todo el salón. Ese es Gintoli, un virtuoso que va mucho más allá de lo que imaginaron quienes tramaron la magia del violín.
Llegó el final del final, con la Sonata Nº 3 en Re menor de Brahms y los instrumentos mantenían los cordiales diálogos de los temas románticos del compositor alemán.
No era una de las mejores noches de Gintoli. Pero igual entregó un bis y dejó en el Llao Llao otro de sus clásicos conciertos memorables de todas las ediciones -menos una- de la Semana Musical. (AB)
   
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