Domingo 25 de noviembre de 2001 | ||
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Ana María Tarenzi, veinticinco años multiplicando la danza |
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ROCA (AR).- Está un poco nerviosa con la entrevista, pero la sensación no es nada ante lo que le puede esperar hoy. Ana María Tarenzi no le pidió muchas más cosas a la vida, en los últimos 25 años. Sólo que sus alumnas difundan todo lo que ella les pudo enseñar: el placer de disfrutar del movimiento de sus cuerpos que acompañan a los ritmos de la música clásica, española o moderna.
Está de frente a la barra, posando para buscar la mejor foto, la que de alguna manera ve todos los días cada vez que entrena en el salón de paredes espejadas. El evento de hoy a las 19.30 en la sede de la Asociación Española de Roca, es un recital en conmemoración de las Bodas de Plata que la bailarina cumplió en la formación de artistas de la danza con su escuela. Un espectáculo que le recordará anécdotas con sus colegas, que antes fueron sus alumnas. La noche en la que los padres podrán ver a sus hijas bailar con el mejor vestido que les prepararon. Habrá un programa variado entre danzas clásicas, españolas y modernas. "Carmen" de Bizet, y el "Gran vals brillante" de Chopin. Después habrá pasadas de zapateo cordobés, rumba, tango y tanguillos. "Estoy muy agradecida a la gente que me ha acompañado, los padres y el grupo de profesoras egresadas que son fieles amigas, una gran familia", dice Tarenzi a "Río Negro" en un instante de emoción. La historia de Tarenzi es de aquellas que hoy están en extinción. Historia de simples sueños y costumbres de inmigrantes que conformaron este crisol de raras razas en el Alto Valle. La tarantela es una música alegre "y no es difícil de bailar", comenta. Quizá desde muy pequeña dio uno de sus primeros pasos sin darse cuenta después de aquel viaje en barco. A los cuatro años zarpó por primera vez a Piacenza, Italia para conocer a la familia de su padre, que nunca había conocido. En los 15 días atravesando el Atlántico recuerda que con su hermano bailaban para no aburrirse. Tiempo después esa anécdota marcaría el principio de su carrera a los 10 años en Mainqué y a los 18 como profesora. -¿Se siente una pionera en enseñar danza en en la zona? -Creo que sí. Lo que pasa... hace 25 años en el Valle había dos profesoras de las cuales yo surgí de una de ellas. Mi profesora fue Susana Arnaiz. Puede ser que la mayor afluencia de alumnos fue en la década del "80, en realidad porque había menos profesores de danza y además que era otra la situación económica... - ¿Cree usted que hoy chicas son más independientes de la familia? -Yo creo que antes se hacía con más ganas todo eso. Pero, ¡qué se yo!, ahora la vida es más así. Las chicas no buscan tanto lo clásico sino que están influenciadas por la "música de onda". Les doy la libertad de que hagan lo que quieran pero son muy pocas las que entrenan en la barra todos los días, la disciplina. - Veinticinco años no son pocos. ¿Falta algún sueño por cumplir? -¡Uffff! Me encantaría tener un cine teatro donde todo lo que se pueda mostrar de Roca tenga un lugar para que lo podamos hacer. |
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