Lunes 19 de noviembre de 2001

 

El gustito amargo de las comedias

 

"Mi espacio privado", un raro tipo de comedia. Con John Cusack.

 
Hay comedias que a uno lo dejan llorando y tipos trágicos que son capaces de hacernos reír, sin carcajadas, pero reír al fin para luego abandonarnos con una extraña nostalgia existencial en el cuerpo. "Mi espacio privado" es ese tipo de películas y John Cusack ese tipo de actor. Tal vez él elija estos papeles imposibles o su agente le haga ese favor, lo cierto es que Cusack es un hombre que ha logrado perfilar una carrera como intérprete alternativo, no muy cerca de las luces de la fama pero tampoco demasiado lejos.
Tuvo un arranque fuerte con el protagónico compartido junto a Anjelica Huston en "Ambiciones prohibidas" de Stephen Frears, esa fascinante novela de Jim Thompson, uno de los mejores escritores del policial negro que escupía personajes igual que un chico lanza piedras contra una pared. Cusack asumió el papel de un joven con rostro ingenuo pero que en el fondo vive como un consagrado de las calles. En "Mi mundo privado", de Mike Newell, resulta mucho más inocente aunque también comete algún pecado -termina enredado con la perturbadora esposa de un compañero de trabajo, por ejemplo- a la vez que se desempeña en un oficio nada sencillo. Cusack es un operador aéreo, una rara clase de ave capaz de lidiar con los nervios que implica guiar desde una torre de control Jumbos con 200 o más personas adentro.
Sus días están marcados por su habilidad y cierto cinismo frente a todo, hasta que llega su competidor, encarnado por Billy Bob Thornton, otro cowboy que no ha dudado en experimentar la sensación de ingravidez en plena pista cuando un avión gigante aterriza. En ese infierno se genera una fuerza tal que cualquier persona que quiera vivir la anécdota terminará volando por los aires. Eso le habría ocurrido a U2 si su video "Hermoso día" hubiera sido real.
Una noche de copas Cusack termina cara a cara con la esposa de su colega. Una puerta abierta invita y a la mañana algo se ha dado vuelta. De pronto la comedia se transforma en una tragedia. Los actos cínicos caen dentro del saco de la culpa. Lo que antes se despreciaba con el gesto ahora llega con la fuerza del deseo concretado.
Cusack saca partido de su figura, de su mirada de chico fiel pero perverso. De tipo hastiado de estar hastiado. John Cusack es el auténtico sobreviviente de la Generación X de actores, si tal cosa existió y Winona Ryder pudo ser parte.
Tal vez la mejor comedia que haya protagonizado sea "Alta fidelidad", también de Frears, donde otra vez las apariencias engañan. Un texto lleno de guiños generacionales que desnudan una enorme decepción. Un ser humano realizado que ha perdido ganando. Y lo último que pierde es la chica que le descubre esta situación. "Mi mundo privado" habla también de esas resignificaciones. Un grupo de gente que ama y se tienta, que envidia y que rompe con los moldes para lanzar su proyecto por la ventana. Suele pasar. (C. A.)
   
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