Domingo 21 de octubre de 2001 | ||
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Salvan material genético de frutales cordilleranos |
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El fuego y las avalanchas ponen en peligro la información genética de estas plantas. Técnicos del INTA los relevaron e injertarán varillas en diciembre para elaborar nuevas variedades. |
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Son únicos, de más de 100 años y corren el riesgo de desaparecer por el fuego y las avalanchas. En la cordillera neuquina se levantan, decrépitos por el paso del tiempo, manzanos y perales silvestres con una riqueza genética invalorable, que fue necesario preservar por su adaptación al clima y la geografía en que se desarrollaron. Hoy, tras un planificado rescate, el legado de estas plantas está asegurado en el Banco de Germoplasma que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) tiene Guerrico. (Ver aparte) La urgencia por preservar estas variedades, ubicadas entre San Martín y Aluminé, hizo que técnicos del INTA recorrieran la zona y relevaran los frutales y perales existentes. Esto se realizó el año pasado. En esa ocasión se midió el vigor de cada planta, las dimensiones de la copa y se hicieron cortes en las ramas para que se produjeran nuevos brotes. En abril y mayo de este año, los ingenieros volvieron a la cordillera y cortaron pequeñas "varitas" de cada planta y las trasladaron a la estación experimental, en donde están almacenadas a la temperatura y humedad necesarias como para que no avance su proceso biológico. En diciembre próximo, estas varillas serán injertadas en otras plantas para conservar el material genético y utilizarlo para producir nuevas variedades. Por haberse desarrollado en lugares con nieve y viento, estos frutales tienen características únicas. A la hora de crear nuevas variedades, es vital tener un abanico lo más amplio posible de alternativas de información genética. Por este motivo era tan importante que estos árboles no se perdieran por contingencias climáticas. La vida de los frutales de la cordillera está signada por la falta de reproducción natural. La ingeniera del INTA, Paula Calvo, explica que las ovejas son las principales enemigas de la multiplicación de manzanos y perales de estos lugares ya que consumen las frutas que las plantas producen y no permiten que se complete el ciclo. Según la técnica, los árboles son enormes, pero presentan los rasgos inequívocos de que su fin puede producirse en cualquier momento. La presencia de los frutales y perales en la zona cordillerana tan adversas para su desarrollo tiene varias explicaciones. Sobresale la que señala que fue el cacique Sayhueque el que trasladó las plantas hasta las montañas y las cultivó en lugares estratégicos para sus hombres. (Ver aparte) Calvo señaló que en los próximos años se seguirá con el relevamiento de los frutales que crecen en la cordillera de los Andes para seguir ampliando el Banco de Germoplasma con que cuenta el organismo nacional. Queda pendiente el comienzo de los experimentos para cruzar las distintas variedades y lograr nuevas especies que se adapten mejor a las características climáticas del Valle de Río Negro y Neuquén. Cómo llegaron las plantas la región andina Las hipótesis de cómo llegaron los frutales a la zona cordillerana de Neuquén y Río Negro son básicamente tres. Un banco de germoplasma único en el país En prolijas hileras y con un número que las identifica, 244 clases de manzanos y 50 de peras son preservadas para el futuro en el Banco de Germoplasma del INTA en Guerrico. |
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