Viernes 12 de octubre de 2001

 

El aula de Ceferino Namuncurá está en venta

 

Está en venta la propiedad que alberga el aula donde estudió el "indiecito santo" en su paso por Viedma. Hay inquietud por la posible pérdida de otra parte del patrimonio histórico local.

  VIEDMA (AV)- El histórico lugar de la manzana salesiana, donde estudió Ceferino Namuncurá, está en venta. El privado que posee la propiedad optó por desprenderse del edificio ubicado en pleno centro de esta capital.
El cartel sobre la propiedad de 2.200 metros cuadrados fue colocado días atrás y el precio ronda los 600.000 pesos, según confirmó a "Río Negro" el agente inmobiliario Saeed Shahriar.
A su criterio, la cotización refleja fielmente los valores del mercado inmobiliario capitalino en virtud de que una propiedad céntrica cercana a los 600 metros cubiertos tiene un precio de 150.000 pesos.
El empresario reconoció cierto deterioro pero no obstante resaltó que puede reciclarse sin problemas, así como se rescataron propiedades jesuitas en Córdoba u otras de esta capital que también posee notoria antigüedad.
Cuando Viedma es elegida para fijar el asiento de la gobernación de la Patagonia, según lo establecido por la Ley 954 del 11 de octubre de 1878, los salesianos decidieron acompañar ese importante poder político montando en una manzana el complejo que dejó su impronta en la educación y la cultura. Hoy es todo desierto, soledad y yuyos.
El sector de la manzana ofrecida al mejor postor quedó a merced de las manos privadas cuando en los "70, la institución salesiana optó por desprenderse de propiedades aduciendo falta de fondos para mantenerlas.
La denominada Comisión del Bicentenario conformada en 1979 para celebrar los 200 años de la ciudad inició gestiones para lograr en comodato la totalidad del predio, pero los salesianos prefirieron la tónica privatista, con lo cual quedaron seccionadas varias históricas construcciones. Por fortuna, la comisión consiguió rescatar parte del ala de Colón y Rivadavia -conservando el reloj- en cuyas dos plantas funcionan los museos Cardenal Cagliero, el de Carlos Gardel y del Agua y del Suelo, y la biblioteca Mitre. Los nostalgiosos le llaman a esa intersección, la esquina de Gardel y Ceferino, dado que el destino también los unió como alumnos en el colegio Pio IX de Buenos Aires a fines del siglo XIX.
Fue así que en la manzana salesiana cayó bajo la piqueta el entonces colegio de Hermanas, ubicado a la altura del 60 de la avenida Rivadavia, donde se levantó un tinglado.
Junto al tinglado, quedó semidestruida una capilla por acción de la piqueta municipal ante la denuncia de filtraciones de humedad de parte del dueño de un edificio lindero. En la actualidad está en manos de la Sociedad de Arquitectos que intenta reciclarla. Al parecer la preservación no desvela a la congregación puesto que cuando el presidente de la Obra de Don Bosco a nivel mundial, el viedmense Juan Vecchi, volvió a su ciudad natal, no mostró demasiada preocupación por el valor histórico.

"Ojalá estuviera el dinero"

El Obispado y la Comisión del Bicentenario no pueden hacer mucho para que esa porción del edificio donde se ubica el aula que estudio el "Lirio de la Patagonia" pueda pasar a manos de la comunidad. "Ojalá tuviéramos el dinero" para adquirirlo, se le escucho decir al obispo Marcelo Melani, aunque justificó la venta en su momento porque "la congregación no podía mantenerlo".
Por su parte, Osvaldo Casamiquela, miembro de la comisión, recordó que aún queda la placa que deja para la memoria el paso de Ceferino por Viedma.
Indicó que todavía no se pudo retirar porque debe hacerse con mucho cuidado pero "vamos a hacer gestiones y pedir permiso (al propietario, el abogado Tomás Rébora) para precipitar la operación" ante el anuncio de venta. (AV)

El "Lirio de la Patagonia" añoraba Viedma

VIEDMA (AV) - Poco antes de expirar el 11 de mayo de 1905, Ceferino escribió a su padre el cacique Manuel Namuncurá que una vez restablecida su salud volvería a Viedma.
Cuando contaba apenas 17 años -en 1903- se traslada a esta capital por motivos de salud, luego de permanecer por unos años en el mencionado colegio porteño. Aquí continuó sus estudios en el entonces colegio San Francisco de Sales -que hoy está a la venta-.
En su breve estada en Viedma, fue reconocido por el coadjutor José Caranta, nombrándolo sacristán. Un determinado día, Caranta se disculpó por hacerlo trabajar tanto. El inquieto Ceferino le respondió desde el patio: "no importa, prefiero esto con tal que no vayamos al infierno".

   
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