Viernes 12 de octubre de 2001

 

Gladys vende cuadros y regala dignidad

 

Ofrece artesanías para llegar a su pierna ortopédica

  VIEDMA (AV) - Gladys tiene 42 años, el cuerpo y el alma mutilados, pero una inmensa fe que la sostiene más que sus muletas.
Hace cinco años, bastaron segundos para que su vida y la de su familia diera un vuelco en todo sentido. "Tenía todo y de repente me quedé sin nada", recordó Gladys Ocampo, a quien el dolor la golpeó sin piedad. La pérdida de sus dos hijos de cuatro y seis años, y de su marido en aquel fatal accidente de hace cinco años no tienen comparación con nada. A partir de ese momento no la afectaron la amputación de su pierna izquierda, las operaciones, la pérdida de su casa, ni de las máquinas agrícolas que su marido arreglaba, ni el campo próspero que tenían. En un minuto todo fue nada. Sólo se quedó con una infinita tristeza que alivia refugiada en la fe y en la esperanza de reencontrarse para siempre con los suyos "cuando me llegue el momento".
Pero hasta esa instancia lucha por una vida digna. Se niega a la compasión de los demás y no quiere ser una carga para sus suegros mayores de 80 años con quienes vive en una chacra de San Javier mirándole la cara a la necesidad todos los días. La pensión a la vejez de su suegro de apenas 147 pesos no alcanza para más.
Desde hace un año Gladys dejó de trabajar en casas de familia porque el uso de la pierna ortopédica afectó una fractura de fémur que sufrió en el accidente y debieron amputarle unos centímetros mas arriba de la rodilla. Allí comenzó un nuevo y penoso peregrinar por una segunda ortopedia. La ayuda de la gente, sus artesanías con flores, el lavado y planchado de ropa de un hotel colaboraron durante un año para llegar a la mitad del costo. El resto fue un aporte de la ortopedia que le provee la pierna. Pero faltaban cubrir los 60 días de adaptación de la ortopedia nueva en Buenos Aires. Sin una pensión por invalidez a la que podría acceder si tuviera más del 80% de incapacidad, ni subsidio alguno no es fácil pero tampoco imposible. Volver a caminar para poder trabajar y vivir dignamente movilizó las fuerzas de Gladys que hoy parte a Buenos Aires llena de esperanzas de poder valerse por sí misma.
"Nunca ejercí como maestra porque nuestra posición siempre fue buena y me dediqué a mis hijos. Y ahora que lo necesito tampoco podría porque el Estatuto del Docente no permite el ejercicio de la docencia a una persona con discapacidad física, según me explicaron en Educación", dijo la mujer que ayer permaneció sentada en un banco de la plaza Alsina desde las ocho hasta las 17, como tantos otros días para ofrecer sus artesanías. Para Gladys "es tan digno lavar y planchar como ser docente". Agradeció el aporte de muchos, incluido un concejal viedmense que le envió con un tercero 100 pesos para reservar su identidad "cuando pudo aprovechar este momento preelectoral pero se nota que lo hizo de corazón".
   
    ® Copyright Río Negro Online - All rights reserved    
     
Tapa || Economía | Políticas | Regionales | Sociedad | Deportes | Cultura || Todos los títulos | Breves ||
Ediciones anteriores | Editorial | Artículos | Cartas de lectores || El tiempo | Clasificados | Turismo | Mapa del sitio
Escríbanos || Patagonia Jurásica | Cocina | Guía del ocio | Informática | El Económico | Educación