Miércoles 10 de octubre de 2001

 

El deseo después del terror

 

El "TS", terror y sexo, es una reacción natural en situaciones extremas

  En el pasado Betsy hubiera hablado de eso sólo con su mejor amiga, pero jamás con un desconocido en un bar. Un día después de que se derrumbaran las Torres Gemelas en Nueva York y que las imágenes del terror se repitieran constantemente "comencé a llamar a hombres con los cuales alguna vez había salido a comer y les pregunté de manera muy directa: ¿Quieres tener sexo?" Lo que la joven de 26 años relata en la barra de la cervecería "McFaddens" es un fenómeno para el cual los psicólogos ya tienen un nombre, e incluso una abreviatura. "TS" es la más común y significa "terror y sexo".
También se habla "EOWS" (end of the world sex) o el sexo del fin del mundo. El siquiatra neoyorquino Howard Brown lo llama "PDS" (post desaster sex). El sexo pos desastre es una reacción absolutamente natural, señala Brown.
Tony, un desarrollador de software de 32 años, descargó su confusión durante una sesión de chat. "Me alejé corriendo de las Torres Gemelas como todos los demás. Tenía muchísimo miedo. Pero mientras corría comencé a observar a mujeres y en ese momento pensé cómo sería hacerlo con ellas", relató. Esto no es "para nada vergonzoso", afirmó la sexóloga Pepper Schwartz. Después de los ataques terroristas "todo tipo de personas me relataron situaciones parecidas", dijo la docente de la Universidad de Washington.
Según Pepper, el deseo sexual se acrecienta en situaciones extremas como por ejemplo en las guerras o después de terremotos. Esta es una reacción largamente conocida en ambos sexos, agrega. "Cuando a la gente se le pregunta cómo le gustaría morir se escucha a menudo "durante el acto sexual". Esto significa simplemente: Quiero vivir lo más intensamente posible cuando la muerte se acerca". En situaciones extremas y aún cuando no se encuentren directamente involucradas, el ser humano toma conciencia que "la vida es muy valiosa y no es infinita", dijo el director del departamento de psicología de la Universidad de Yale, Peter Salovey. "Pero algo así no lo viví nunca", señaló el profesor a "Salon.com".
La investigadora Helen Fischer de la Universidad de Rutgers, Nueva Jersey, fundamenta el fenómeno con una reacción hormonal desencadenada por un profundo miedo a la supervivencia.
No solamente la testosterona sino un "gran cóctel de hormonas" se desplaza en situaciones semejantes en una gran cantidad de representantes de la especie humana. (DPA)
   
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