Lunes 8 de octubre de 2001

 

La droga sigue siendo un tabú en Neuquén

 

Todos reconocen que es grave y preocupa, pero sin nombres.No se dice cómo lo hizo, pero se ve que "el porro llegó a las aulas".Alcohol y pegamento se suman con riesgo a la marihuana.

  NEUQUEN (AN)- El consumo de drogas dentro de las escuelas de Neuquén es "grave" y "preocupante", según reconocen docentes, funcionarios y especialistas en rehabilitación. Sin embargo, una investigación policial realizada el año pasado a partir de un informe de "Río Negro" murió a poco de nacer sin haber encontrado ninguna prueba. Oficialmente, la droga no existe. Pero en los hechos, es un serio problema cotidiano.
Si el abordaje desde lo policial falló, el tratamiento de las adicciones de los alumnos desde otros ángulos tampoco parece haber arrojado muchos resultados. No hay estadísticas que indiquen niveles de consumo, tipos de drogas que circulan y mucho menos se conoce la cadena de comercialización. El "porro" está en el aula, y si alguien sabe cómo llegó hasta allí, todavía no lo dijo.
Muchos y complejos factores contribuyen a esta realidad. Cuando "Río Negro" realizó su investigación, publicada en noviembre del año pasado, consultó a una decena de fuentes pero todas pidieron que se mantuviera en reserva su nombre. Solamente la por entonces presidenta del Consejo Provincial de Educación, Graciela Carrión de Chrestia, admitió con nombre y apellido que el problema existía y era grave.
El temor a la estigmatización del adicto o de la escuela a la que concurre fue el argumento más esgrimido para eludir el tratamiento del tema en forma directa. Los docentes conviven a diario con una realidad de la que prefieren no hablar, lo cual no es sinónimo de mirar para otro lado pero tampoco contribuye a combatirla.
Algo similar se advirtió durante el desarrollo de la investigación publicada ayer por este diario, en la que se revela la existencia de una red de comercialización en escuelas del Alto Valle. La situación llegó a la luz luego de que un joven de 18 años confesara formar parte de una banda y pidiera ayudar para escapar porque un amigo suyo fue asesinado.
Policías especialistas en drogas explicaron a este diario que reunir información les resulta difícil porque nadie colabora, y terminaron intentando que los periodistas que hicieron la investigación les aportaran información en vez de ir a buscarla. Con esa confusión de roles, en la que se reclama que los encargados de informar asuman el papel de fiscales, el fenómeno encuentra campo liberado para seguir creciendo casi sin obstáculos.
La vinculación de los alumnos con las drogas empieza muy temprano en Neuquén. Se han detectado casos de "bolseo" (aspiración de pegamentos o sustancias similares) en chicos de diez u once años. También hay problemas de alcoholismo. El consumo no suele ser dentro del establecimiento, pero los docentes ven llegar a los alumnos a clase con los síntomas típicos. La puerta comenzó a abrirse para estos niños.
"Alcohol y pegamentos se ven en el nivel primario. No son casos que ocurran dentro de la escuela. Los alumnos que tienen este tipo de problemas lo traen de afuera y el conflicto explota en el aula porque tarde o temprano se muestra", dijo un docente.
En el nivel secundario, hacia los 14 años, empieza el consumo de marihuana. Si estas adicciones no son detectadas y tratadas a tiempo, el chico puede comenzar a consumir con el tiempo drogas más duras.
Algunas fuentes explicaron a "Río Negro" que hay casos de alumnos que inician una precaria comercialización dentro de las escuelas. Tienen acceso a "proveedores" y se convierten a su vez en vendedores de otros compañeros.
El fenómeno se da en establecimientos del centro y de la periferia, porque la droga no discrimina domicilios. Investigaciones más recientes indican, para ensombrecer más el panorama, que el precio de estupefacientes como la marihuana está en descenso.
Sin respuestas penales ni desde el Estado adecuadas a la magnitud del problema, la droga sigue presente en las escuelas neuquinas.
Deslizándose en silencio dentro de las aulas. El mismo silencio que mantienen los que tienen la palabra.

El aumento en el consumo plantea otro debate: ¿judicializar o no?

El debate sobre el aumento del consumo de drogas en las escuelas se dispara en varios sentidos. Uno de ellos tiene que ver con la judicialización o no del conflicto para una posible solución.
Mientras que algunos docentes opinan que la respuesta para controlar las adicciones entre los jóvenes no debe ser una condena dictaminada por magistrados, dentro del ámbito judicial hay quienes consideran que la intervención del Estado en la ayuda y control de los tratamientos de rehabilitación es fundamental para el "rescate" de los chicos adictos.
"El castigo y el control no es la única forma de mantener sano el sistema", asegura el director de un nocturno roquense, un escenario en el que además de las drogas no legales advierten un importante incremento en las adicciones al alcohol y el tabaco.
"Si la única respuesta es la judicial estamos ante una situación preocupante", insiste. Acto seguido advierte que más allá de la inevitable contención que debe dar la escuela como actor fundamental de la sociedad, "es lógico que la institución escolar no sepa qué hacer ante la droga, porque no fue creada para cumplir con ese rol".
Desde otra óptica, la fiscal Alicia Ferrando está convencida que la drogadicción en los chicos en edad escolar es tan grave que la obligación de "salvar" a los chicos no debiera quedar solamente en manos de los padres o docentes.
En este sentido, la egresada de la UBA con actuación en Roca es crítica con el Estado rionegrino, de quien sostiene que no tiene capacidad de trabajo ni de planificación al respecto. "Hay muchos recursos humanos pero poca organización y casi nada de decisiones políticas para actuar en la cuestión", asegura.
"Sí, todo el mundo reconoce que se consume drogas en las escuelas y que este fenómeno va en aumento, pero nadie hace nada; excepto los maestros que desesperados buscan ayuda para afrontar el tema", acota.
La Justicia remite el consumo de pequeñas cantidades a la esfera privada y todo queda ahí, piensa. "Qué pueden hacer los padres, solos, si no tienen suficiente autoridad ante los chicos para proponer un tratamiento. Es ahí donde el Estado debe estar, para actuar y acompañar".
La fiscal resalta que el escolar que consume lo hace en grupo y que llegar a romper ese código y costumbre es difícil. "Entonces, saber que esto ocurre y no hacer nada es inmoral. No entiendo cómo Educación no hace algo formal y continuo con los docentes".
Ferrando se opone a la postura de la Cámara Federal de Roca, que en los últimos meses adoptó la decisión de no condenar los casos en los que se hallan pequeñas cantidades de droga (hasta dos gramos) y los detenidos aducen la tenencia para consumo personal. "Es posible que estemos avalando la tarea de las "mulas", porque llevan para la venta y si los meten presos dicen que es para consumo", agrega. Es aquí donde advierte la falla del Estado rionegrino, que contando con una estructura de rehabilitación sólida posibilitaría penas con internaciones o programas de recuperación.
Además, la fiscal considera que esta actitud de los jueces deterioró el accionar policial, "que recibe pistas de los vendedores pero hay veces que no profundiza la investigación porque conoce los resultados una vez que los mete presos".

   
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