Lunes 8 de octubre de 2001

 

Monumental expresión de fe en Luján

 

Monseñor Lozano rogó por las "desgarradoras" heridas sociales y criticó a los "rostros inmorales"

  BUENOS AIRES (DyN) - Miles y miles de jóvenes peregrinaron a la basílica de Nuestra Señora de Luján, para pedirle a la Virgen que acaricie las "heridas" de los argentinos y los haga cada día más solidarios frente a quienes sufren la desocupación, la pobreza y la miseria.
Ante esa monumental expresión de fe popular que le hizo frente al cansancio y a las cambiantes condiciones climáticas, para recorrer los 65 kilómetros que hacen falta para llegar hasta el santuario de la patrona de la Argentina, el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Jorge Lozano, enumeró los sufrimientos que "desgarran y lastiman" al pueblo.
El religioso también se quejó de las actitudes diversas de quienes gobiernan ante estos pecados sociales que "hieren profundamente".
En la homilía de la misa central, el prelado porteño criticó a "los rostros inmorales" que hacen que los planes sociales "se vayan podando en el camino de la burocracia, la coima, el acomodo, la clientela política, para llegar raquíticos a los que más sufren".
Tras asegurar que "hay muchos que tienen los pies cansados y lastimados de andar buscando trabajo", el vicario episcopal de la Pastoral de Juventud rogó por aquellos que "reciben sueldos miserables que no alcanzan para comer, los chicos explotados para mendigar, y los jóvenes sin horizontes que caen en la droga, el alcohol, la depresión o la prostitución".
"Ancianos dejados de lado y recortado el esfuerzo de años de trabajo, metiéndoles la mano en el bolsillo. Una nueva forma de expropiarles lo que les pertenece", advirtió monseñor Lozano en su reflexión ante una multitud que repetía el lema de la vigésimo séptima peregrinación a Luján ante cada una de sus consigna: "Madre, acaricia nuestras heridas, queremos seguir caminando".
Recordó, asimismo, que frente al "sufrimiento y el pecado" son muy variadas las actitudes de los dirigentes. "Hay quienes los condenan, otros que buscan acomodarse frente a la situación o se lavan las manos, otros que miran a otro lado o dicen "aquí no pasa nada, está todo bien", y otros que quieren sacar tajada".
El obispo también dedicó un párrafo al "desolador" panorama mundial que a "la injusticia y la opresión de pueblos enteros sumergidos en el hambre, las enfermedades de la pobreza, los conflictos raciales y los cientos de miles que mueren cada año, ahora le suma las guerras y el terrorismo". "Todas formas de aniquilación que van dando lugar a una cultura de la muerte", sentenció.
Ni la pesadez del ambiente que amenazó constantemente con lluvia, el descenso repentino de la temperatura o el viento que se desató al promediar la noche amilanó a los caminantes, porque a pesar del cansancio, las lipotimias y las ampollas los caminantes reconocen que la "Madre, nunca abandona".
Si bien no se suministraron cifras oficiales de la cantidad de peregrinos que participó de la gesta mariana, autoridades eclesiásticas señalaron que "se superó con creces el número del año pasado", cuando hubo -según fuentes policiales- cerca de un millón de personas.
La misa de clausura en la Plaza Belgrano frente a la basílica de la patrona de la Argentina, fue el corolario de casi 20 horas de sacrificado camino donde no faltó el gesto solidario de entregar un alimento perecedero para los comedores que atiende Cáritas Buenos Aires.
   
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