Domingo 7 de octubre de 2001 | ||
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El primer banco tras algunas fechorías |
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Por Francisco N. Juárez |
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Las puertas de la primera sucursal bancaria en San Carlos –la del Banco Nación Argentina- se habilitaron en la esquina de Mitre y Villegas el 9 de octubre de 1922 y resultó un acontecimiento para el futuro comercial de la región (era una necesidad arrastrada desde 1903). La piedra fundamental fue colocada el 8 de enero de 1921 en un terreno comprado al matrimonio Riveiro. Estos pioneros de la hotelería barilochense se sentían dichosos con la venta inmobiliaria récord hasta entonces: 3 pesos el metro cuadrado. Hasta ese momento abundaba el dinero y el Estado Nacional destinó anticipadamente medio millón de pesos para el terreno y el edificio pintoresco que funcionó casi un cuarto de siglo hasta fue demolido y reemplazado en 1947. Aquella inversión inicial fue aludida por Clemente Onelli en su nota "Una futura ciudad argentina" aparecida en el suplemento dominical de La Nación del 23 de noviembre de 1920. Con un fotografía del muelle junto al aserradero lacustre y otra de Primo Capraro, la nota describió con tono eufórico el crecimiento del pueblito, y más que eso, entrevió un acaramelado futuro que consolidaba la predicción del ex presidente Theodoro Roosevelt expresada allí mismo a fines de noviembre de 1913. Onelli describía un paraíso de "aire balsámico a 700 metros de elevación no apestado aún por los sanatorios" donde no sólo el gobierno invertiría en el banco oficial, sino también en "un gran colegio nacional" ya que era un paraíso elegido y donde "un acaudalado señor de Buenos Aires ya ha levantado un chalet de 100.000 pesos". Precisamente el dinero en movimiento a través de las grandes distancias era lo que implicaba gran riesgo de robos y obligaba a instalar la sucursal, a pesar de la incompresible fórmula para la remesa inaugural al banco: el primer millón de pesos lo trajeron dos empleados sin custodia en el automóvil de la Gobernación del Neuquén. Y el bienestar financiero ya había cambiado por una crisis manifiesta. La propuesta inicial En una carta del 4 de febrero de1904 datada en la estancia Epu Lafquen de la compañía inglesa y suscripta por el gerente Francisco Preston, ya planteó la necesidad de la instalación de una sucursal bancaria en Nahuel Huapi a Lincoln Howard, en esos momentos gerente de la sucursal Trelew del Banco de la Nación, pero a partir de conversaciones que ya habían mantenido en 1903. Impensadamente la carta obró como un casual anticipo a otros reclamos –más pertinentes, claro- urgidos meses después y provocados por el robo de una remesa de dinero que cruzaba la desolada Patagonia. La región permanecía carente de seguridad no sólo en los caminos sino también en sus apartadas aldeas. De ahí cierto alboroto en General Roca del 18 al 20 de abril de 1904 en que se hospedó Eduardo J. Cabral, inspector del Banco Nación. Los vecinos pudientes, los granjeros y comerciantes empeñosos además de algunos opulentos estancieros, asediaron al personaje para rogarle la instalación de una sucursal. El traslado mismo de la capital neuquina desde Chos-Malal a la Confluencia –incluidos los presos territoriales- modificación geopolítica que se preparaba para fines de ese mismo año, implicaba un movimiento con problemas de seguridad. Hacía poco había desaparecido el estanciero chileno Juan de la Cruz Astete, por entonces al frente de la estancia Corral de Piedra, no lejos de Piedra del Aguila. Después aparecería su cadáver y el de su caballo en un zanjón. Ya con la capital trasladada y cuando corría un azaroso año 5, la esposa de la víctima –Elena Greenhill Blacker, según registros nacida 25 minutos pasado el medio día del 27 de mayo de 1875 en Pellon Lane, Halifax de Yorkshire, Inglaterra y mayor de 9 hermanos- marchó presa acusada de cómplice hacia Neuquén (liberada luego del episodio inicial fuera de la ley que incrementó su notoriedad como "la bandolera inglesa"). Plan de fuga y asalto El cómodo presidio en el hotel de Mangiarotti corrió a principios de mayo de 1905 cuando la nueva capital apenas acababa de ser inaugurada con la verba precisa y engolada de Joaquín V. González, el ministro del Interior. El presidió los festejos que incluyeron un gran asado y noche de fuegos de artificio, todos nada apartados del chalet norteamericano desarmable que se había erigido el gobernador Bouquet Roldán. Se clamaba por bancos y una agencia del Banco de la Nación surgió inmediatamente en Neuquén. Pero para colmo de males, el asalto al Banco de Londres y Tarapacá de Río Gallegos del 14 de febrero de 1905 consumado por dos habilísimos norteamericanos diluía toda garantía. El 13 de diciembre de 1905 fue descubierto un intento de fuga en la precaria cárcel de la flamante capital neuquina, unos miserables galpones de zinc para 60 presidiarios pero superpoblada con 96. Además de armas, los conjurados tenían un plano con la casa donde funcionaba el banco. El gerente alarmó al directorio en Buenos Aires con el intento programado –por nota del 15 de diciembre- y el gobernador desmintió todo peligro en un oficio al Ministro del Interior del 9 de enero de 1906. Los argumentos: el banco funcionaba en una casa de familia, con verjas, pero a 250 metros de la comisaría, con pared por medio con el hogar del Jefe de Policía y lo fondos pegados al Juzgado de Paz. Pero el argumento escrito por Bouquet Roldán 22 días después del nuevo asalto bancario -esta vez en Villa Mercedes San Luis-, no estaba destinado a convencer. Pero en el Banco Nación central, su presidente Santamarina ya le había urgido –el 27 de diciembre del año 5- al Dr. José A. Terry, ministro de Hacienda, rogara la vigilancia de todas las sucursales del país. El ministro del Interior Castillo dio la orden de cumplirlo, el 12 de enero del 6. La tesis del inglés Preston El británico Francisco Preston rescató en su carta de febrero del año 1904 parte de la charla que había mantenido con el gerente bancario Horward en Trelew, es decir: amplió su convicción respecto de que se instalara una sucursal bancaria en Nahuel Huapi. Pero a la vez aceptó lo que Horward proponía y sin embargo quedo velado en la frase que señala que "el banco a que Ud. hace referencia es de reconocida seriedad y confianza". Al parecer se referencia a otro que no fuera el Nación y el que parecía querer dominar la costa chilena hasta el Perú, y también la Patagonia, era el Banco de Londres y Tarapáca, precisamente asaltado 11 días después de esta carta. Preston argumentaba que la ubicación que sugería permitía agilizar los negocios con Chile, tanto de frutos como los de hacienda vacuna y que "la transmisión de la lana siempre se paga en Nahuel Huapi meor precio" a excepción de las estaciones más norteñas del Ferrocarril Sud y de la costa. También sostenía que los valores inmobiliarios crecían aceleradamente. Decía que "los campos del lago hace 4 años nadie hubiera pagado 3 o 4 mil pesos la legua por los mejores. Ahora –continuaba- he oído decir que don Francisco (Cuello, parece decir la engorrosa caligrafía), quien tiene 11 leguas enfrentadas al mismo lago, desea vender –según el arrendatario- a razón de 5 pesos la Ha.". La carta detallaba el movimiento de embarcaciones, la inminencia de un ferrocarril y la actividad comercial acentuada "desde primavera hasta fines del otoño". Se tardaba hasta 5 meses para conocer la liquidación de un giro en letras sobre Buenos Aires y el dinero acumulado no sólo corre riesgo "sino que no devenga intereses" y lo afirmaba con seis años en esas cordilleras desde que llegó en 1898. Inaugurada finalmente la sucursal de Bariloche, José María Fernandez se hizo cargo de la gerencia, Jaime Carbonell de la contaduría y Enrique Arce fue el primer tesorero. Con el tiempo hubo una oficina del Banco en el hotel Llao-Llao a cargo de Cándido José Macchi. Cuando el edificio se consideró desbordado por necesidades mayores, entró la piqueta para reemplazar el edificio alpino y el banco se mudó en un local alquilado hasta las 16 horas del viernes 16 de agosto de 1947. En ese momento comenzó en el edificio a estrenarse el acto inaugural. Las autoridades arribadas desde Buenos Aires y hasta el último ordenanza accedieron esa noche al banquete servio en el Hotel Italia. Pocos de los comensales recordaban a Federico Alvarez de Toledo, el presidente del directorio del banco que en 1921 decidió la instalación de la primera sucursal bancaria de Bariloche. Menos aún sabían que un tal Francisco Prestón, era el gringo que movió la primera pieza en ese tablero del historial del lago. Por Francisco N. Juárez El Parque Nacional Nahuel del Sud creado en 1922 adquiere el nuevo carácter oficial por la ley 12.103 del 9 de octubre de 1934, creadora de los Parques Nacionales que le da el nombre de Nahuel Huapi y fija sus límites definitivos. |
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