Viernes 5 de octubre de 2001

 

Valcheta reafirma su empuje pionero

 

La cita es a las 11 en la plazoleta Tte. Cnel. Lino Oris de Roa.

  VALCHETA (Especial)- En un marco de austeridad esta localidad se apresta hoy a celebrar el centésimo sexagésimo octavo aniversario de su descubrimiento. La situación financiera repercute negativamente sobre la actividad ganadera, agravada con los precios deprimidos de la lana de oveja y el pelo de cabra, únicas alternativas de producción de los pequeños ganaderos del departamento.
Sin embargo, a lo largo del año se han realizado talleres de vitivinicultura, minería, cooperativismo y otros tópicos a efectos de diversificar la actividad económica y capacitar mano de obra adecuada a las nuevas demandas, prestándose también especial atención al recurso turístico participando en un proyecto integral con el Ente para el Desarrollo de la Región Sur.
En lo que se refiere a obras públicas se dio inicio a la construcción de 20 viviendas a través del IPPV que darán solución a parte de la demanda habitacional como asimismo generará mano de obra local.
Se está iniciando la primera etapa de la obra de tratamiento de líquidos cloacales que solucionará el grave problema de contaminación de las aguas del arroyo Valcheta.
Por otra parte, al nuevo edificio remodelado del ex Banco Provincia se trasladaron algunas dependencias municipales prestando al contribuyente un mejor y más eficiente servicio, recuperándose para la comunidad un edificio de excelencia.
El plan intensivo de forestación permitió también sumar nuevas especies que ya en esta primavera están distinguiendo con el verdor calles, plazas y paseos de la localidad. Se puede decir que más allá de las dificultades, los valcheteros, a 168 años de la fecha de su descubrimiento como paraje aún mantienen viva la esperanza de un futuro mejor.

Acto central

En este nuevo aniversario el acto central se realizará hoy en la Plazoleta Teniente Coronel Lino Oris de Roa a las 11 con números alusivos, un homenaje floral al comandante y cerrando el mismo las palabras del intendente Rubén Manqueo.
Valcheta es una de las localidades más antiguas de la Provincia.
La fecha de su descubrimiento por parte de la avanzada de la División Izquierda de la campaña al desierto comandada por el brigadier Juan Manuel de Rosas, ejecutada por el sargento Mayor Leandro Ibáñez se remonta al año 1833.
"Ibáñez penetró en la larga travesía que se extiende al suroeste. Después de algunos días de penosísimas marchas llegó a las ignotas regiones del río Valchetas. El 5 de octubre sorprendió a la tribu del cacique Cayupán, quien jamás pudo imaginar que llegarían allí fuerzas de la División Izquierda. Cayupán opuso tenaz resistencia pero fue detenido y hecho prisionero con los guerreros que sobrevivieron y las familias que lo acompañaban", relata el historiador Adolfo Saldías.
Cincuenta años después de ese descubrimiento se estableció en el lugar el denominado Fortín de Roa, aludiendo a su primer comandante, el Teniente Coronel Lino Oris de Roa.

El oasis de la Línea Sur rionegrina

Valcheta, murmullo de gente junto al agua, oasis de la Línea Sur, vergel para el viajero ahíto de aridez y desierto. Valcheta valle angosto de antigua historia, región privilegiada, prado deleitoso.
Junto a su arroyo, los toldos del cacique Cayupán, seis leones, y una épica gesta de hombrías y coraje. Valcheta y una fecha clave: 5 de octubre de 1933 cuando el sargento Mayor Leandro Ibáñez libra batalla contra la heroica tribu acampada en las márgenes del arroyo y el nombre de Marcelino Crespo, el destacado alférez que llevó el parte militar al cuartel de don Juan Manuel de Rosas acampado en Choele Choel por la travesía del Gualicho.Y también antes otros viajeros conocieron el lugar y dejaron testimonio de la abundancia de pastos del benigno clima del pequeño valle. Visitantes ilustres cuyos nombres se estrechan en el recuerdo: don Juan de la Piedra, Ramón Lista, George Chaworth Musters, el geólogo norteamericano Bailey Willis y no podía faltar la señera figura del perito Francisco Pascasio Moreno que reconoció el lugar.
Valcheta y los vestigios de una raza que otrora fue soberana en estas tierras patagónicas, sus picaderos de flechas, sus chenques y paraderos que testimonian un pasado glorioso y distinto. Y hoy sus tejenderas siguen dando color y vida a su ancestral estirpe en el tejido multicolor de sus matras, en esas manos hábiles que van hilando una esperanza nueva con un pasado de identidad y raíces.
Valcheta y el recuerdo de su viejo Fortín y su primer comandante, el teniente coronel Lino Oris de Roa, cuando aún ni siquiera se adivinaba en aquellos pioneros el devenir del tiempo y la pujanza de la futura población. Epocas de grandes distancias y enormes sacrificios. Las labores primarias de la agricultura y la ganadería y las primeras viviendas y casas de comercio, viejos edificios derruidos que aún hoy parecieran hablarnos de un pasado rico en esfuerzos y vivencias.
Valcheta y sus primeros pobladores que con sus mochilas de trabajo y esperanza escribieron con letras de oro un progreso sólo posible con labores tesoneras y amor a la tierra. Y los nombres de las familias que la historia recoge y atesora: los hermanos Eduardo, Federico y Cecilio Crespo, (este último dio su nombre a Aguada Cecilio), don Arturo Casas, antiguo expedicionario al desierto radicado en la región; llegan las familias Robledo, Rial, García, Blázquez, Scandroglio, Aranda, Galván, Beneded (célebre por su casa de comercio), y también los Casas, Igarzábal, Tolosa, La Rosa, entre otros que juntos comienzan a conformar una nueva población para el territorio rionegrino.
Valcheta y el cariño de sus primeros educadores, y cómo olvidar a sus primeros maestros: el señor Adolfo Alaniz y doña Clara Leyes de Alaniz que esparcieron las semillas del alfabeto cuando todo reclamaba sacrificio y abnegación.
Valcheta y su patrimonio histórico, sus riquezas naturales, su antiguo bosque de árboles petrificados cuyos vestigios son abundantes en toda la región aledaña.
Valcheta y la abundancia de sus minerales, el destello multicolor de la fluorita, las variedades de pórfido y otros más que la distinguen con copiosa reiteración.
Y las geodas, maravillosas formaciones rocosas de millones de años halladas en las serranías cercanas con su milenario enigma que se pierde en la noche de los tiempos. Y también las nidadas de titanosaurios, yacimientos fósiles que nos hablan de un tiempo pretérito y enigmático.
Valcheta curiosa con sus memoriosos pobladores, con el viejo edificio de su Museo en cuyas nutridas vitrinas se exhibe un pasado legendario, con su vieja volanta de la época colonial que ya sin caballos descansa de sus largos viajes, entre otras reliquias que admiran al visitante.
Valcheta que sorprende con sus artesanos que con manos laboriosas testimonian una tradición que se pierde. Don Rodolfo Astrada, reconocido artista rionegrino, formando con raíces y maderas hermosas tallas y esculturas. El recuerdo de don Julián Asconapé, poeta criollo y artesano del cuero que se fue trenzando lazos y tientos para que las tradiciones vivan y se continúen.
Valcheta, portal de la Línea Sur, con el milagro verde de sus chacras, donde el vino madura jubiloso y las alamedas contienen la furia de los vientos patagónicos.
Valcheta, con sus aserraderos donde la madera canta su noble entrega servicial, con sus frutales y viñedos, sus cercos de ligustros, sus plazoletas, con pérgolas y flores; con sus guitarreros y cantores, donde viene al recuerdo el más querido: Eduardo Gómez, maestro y cantor. Y también la sapiencia y experiencia de uno de sus troperos, fallecido más que centenario con el respeto de todos por su hombría de bien, don Macedonio Belizán, y don José María Casas rememorando la historia y Domingo Tello, viejo policía de los territorios que hasta sus últimos años contaba sus aventuras por escoriales y pedreros luchando con bandoleros legendarios.
Valcheta y sus personajes atípicos: el más misterioso y lleno de leyendas, casi mítico, don Berbabé Lucero y su guitarra salamanquera, perdido con su canto en algún rincón del Gualicho, con todo su magnetismo y atracción.
Valcheta y su gigante, Noel Berthe, con su magistral estatura de dos metros treinta y cinco centímetros, gigantesco caupolicán de estos tiempos.
Valcheta y sus parajes, donde la mojarrita desnuda atrae todas las miradas, especie única en el mundo, con su colonia agrícola, su laguna Curicó, su vieja estación ferroviaria donde el tiempo parece dormido esperando la magia de sus trenes aguateros y aquel famoso y raudo "los Arrayanes".
Valcheta con sus expectativas volcadas al turismo porque tiene muchas bellezas que ofrecer, hacia los productos ecológicos como su miel, sus nueces, sus cerezas, la calidad de la papa producida en Chanquín.
Valcheta con su presente ansioso de futuro, recostando sus ansias de crecer entre los rieles y la 23, con sus aspiraciones de ganar un espacio más integrado junto al resto de sus hermanas rionegrinas mirando en el devenir de las aguas de su viejo arroyo la esperanza nueva de un tiempo de promisión.

Jorge Castañeda

   
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