Lunes 22 de octubre de 2001

 

Critican la concentración de recursos del Iadep

 

Son los primeros productores de San Patricio del Chañar. Afirman que la Tercera Etapa es el “único desarrollo agroindustrial de Neuquén”, pero cuestionan la falta de apoyo a los pequeños fruticultores.

  NEUQUEN (AN).- A ellos no les llegaron los fondos que recibieron las empresas incluidas en el “programa de reconversión frutícola de los grandes valles de la Patagonia” del Instituto Autárquico de Desarrollo Productivo, Iadep. Sin embargo, no critican el desarrollo agroindustrial que suponen esos créditos “sino la concentración de los recursos” en unas pocas empresas.
Hace veintiocho años comenzaron a colonizar -aunque a algunos no les gusta el término- San Patricio del Chañar, en su primera y su segunda etapa. Actualmente son unos 90 pequeños y medianos productores, propietarios de menos de 25 hectáreas cada uno y que ocupan la mitad de las 5.400 hectáreas de ambas zonas productivas. El resto está en manos de las grandes empresas -algunas quebradas, como Gasparri, que ahora pertenece a Expofrut-.
Desde el viejo Fondep -Fondo de Desarrollo Provincial-, esa franja de fruticultores no volvió a recibir ayuda financiera: “nos quedan deudas por unos 400 mil pesos, que no podemos pagar y que el Iadep puede refinanciarnos”, dijo Jorge Wingord, propietario del establecimiento El Sol, dedicado a la producción de fruta -peras y manzanas-.
Las 2.600 hectáreas que explotan los 90 productores de estas etapas 1 y 2 -y que ocupan a unos 650 trabajadores rurales en promedio durante la temporada-, cuentan con un “30 o 35% de su superficie vieja podada”. Los autodenominados “productores históricos” vieron llegar, sin entrar en el reparto posterior, los nuevos proyectos para la Tercera Etapa “hoy beneficiada con los créditos del Iadep”, trabados por la nueva ley 2369.
Aseguraron que no están en desacuerdo con la industrialización y la tecnificación de la producción, pero apuntaron contra “la sobrevaluación” de las tierras. Según los créditos -que fueron transferidos por el BPN al Iadep porque el Banco Central consideraba insuficientes las garantías ofrecidas (ver aparte)- la valuación superaba los 25 mil dólares por hectárea.
Aunque reconocieron la inversión en canales y electrificación, “esos terrenos no valen más de 15 mil dólares la hectárea”, dijo Wingord.
Héctor Werro, cunicultor radicado en la localidad en 1972, mencionó el fantasma de Gasparri, que “le debía 15 millones de pesos al banco provincia en la quiebra y se le entregó a Expofrut por menos de un millón”. Entre los préstamos a Gasparri y a La Inversora, dijo, “son 35 millones de dólares que se otorgan a sólo dos beneficiarios, mientras hay 90 pequeños productores que sólo recibieron las dos cuotas del programa de competitividad”.
Wingord y Werro criticaron la modificación estructural del Iadep -ley 2369- porque la distribución porcentual “no nos favorece: solamente nos tocan unos 400 mil pesos por año y la mayor parte se la lleva Neuquén capital” por la concentración demográfica.
Aunque reconoció que “en todo Neuquén no existe otro proyecto de desarrollo productivo como El Chañar III Etapa”, la sobrevaluación y la concentración de recursos “dejaron a pata a los productores más antiguos”, dijo Wingord, y, para ejemplificar la gravedad de la crisis añadió que “se debe un ejercicio y medio de canon al consorcio de riego”, alrededor de 270 mil pesos.
Esta situación perjudica “la radicación de población porque la única manera de detener el éxodo de los jóvenes es con proyectos de parcelamiento y créditos blandos”. La financiación resulta clave porque en la actualidad “ningún negocio productivo cierra” sin ese requisito.
A la falta de acceso al crédito, señalaron que la zona, donde se producen unas 30 mil toneladas anuales de fruta “no tiene ninguna planta de empaque ni de frío”. Los únicos proyectos en marcha en ese sentido son los de la municipalidad de San Patricio -Productos Patagónicos SA- y de Ernesto Marti Reta -Neuquén Produce- por un millón y cuatro millones de pesos, de los cuales el Iadep financiaría, respectivamente, 250 mil y 870 mil pesos.
Ambos emprendimientos están paralizados por la nueva legislación y, en el caso de Marti Reta, “ya perdió las frutas de carozo” porque la obra de la planta no pasó de las bases.
Por esa cuestión el empresario efectuó un pedido de amparo a la justicia a comienzos de octubre.

Mayores garantías antes de entregar los préstamos

NEUQUEN (AN)- Los préstamos que otorgó el Instituto Autárquico de Desarrollo Productivo, Iadep, a los emprendimientos del Chañar III Etapa pasaron por al menos dos filtros: el de la evaluación técnica, que hizo la fundación ArgenINTA -para las líneas de fomento frutícola y ganadero- y el de calificación de riesgo crediticio, que estuvo a cargo de Evaluadora Latinoamericana SA, también para esos dos renglones.
El denominador común para los créditos del programa de reconversión frutícola de los grandes valles de la Patagonia, donde además de La Inversora, desarrollan proyectos otras empresas -Viñedos de la Patagonia; Las Mutisias; SAP Hidráulica; Pincén; Frutas Patagónicas Argentinas, Frutos del Neuquén, Lazcano sociedad de hecho-, fue el pedido, por parte de las consultoras intervinientes, del incremento de las garantías ofrecidas. Las críticas surgieron porque la mayoría de los beneficiarios tiene vinculación con el poder político de la provincia y, en virtud del desfase entre el monto solicitado y el respaldo ofrecido, el paquete -un total de 21 millones de pesos- fue transferido de la cartera del Banco Provincia al Iadep. La posición oficial -ofrecida por el titular del BPN a los legisladores- argumenta que la versión sociedad anónima del BPN no le permite dedicarse al fomento y por el contrario debe ceñirse a lo estrictamente comercial.
Sin embargo, los antiguos chacareros -al igual que la oposición política que modificó la ley del Iadep y la asignación de fondos- teme que se produzca un nuevo “caso Gasparri” que termine “congelando” 21 millones de pesos del instituto de fomento.
Los consultores, según un informe distribuido en la Legislatura semanas atrás, determinaron que los montos del endeudamiento, por lo general entre el tercero y el quinto año posteriores a la inversión inicial, superan con altos porcentajes el valor de la garantía ofrecida y los socios no disponen de activos suficientes para afrontar el requerimiento.
Por ejemplo, Frutas Patagónicas, de la familia Ferracioli, según el estudio de mayo de 1999, no informó sobre la situación económica financiera y disponibilidad de bienes para la constitución de garantías del proyecto por parte de los socios, que debían “demostrar capacidad para realizar aportes por 3,7 millones de pesos” en cinco años. La consultora pidió “condicionar el tercer y cuarto tramo de financiamiento a la existencia de ingresos en dichos años”.
En los créditos por emergencia rural -para minifundistas afectados por contingencias climáticas- por tratarse de cifras pequeñas, intervinieron respectivamente la dirección de Agricultura de la provincia y el BPN, y para industria y turismo el riesgo lo evaluó la misma consultora -Evaluadora Latinoamericana- que los dos primeros mientras que el aspecto técnico fue analizado por tres empresas: BDO y Central de Riesgo Crediticio y Grupo Evaluador de Proyectos Turísticos.

Foto: Los chacareros de El Chañar están disgustados porque el dinero de los préstamos quedó concentrado en muy pocas manos.

   
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